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Snorkel 'tuneado' y ropa reutilizable: el plan de emergencia de un médico en la UCI vasca
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"NOS DARÍA LA VICTORIA EN POCO TIEMPO", DICE

Snorkel 'tuneado' y ropa reutilizable: el plan de emergencia de un médico en la UCI vasca

Norbert Kovács, con un máster europeo en Medicina de Desastres, idea una solución de seguridad reutilizable ante el escaso material desechable y plantea un modelo similar al de accidente biológico

Foto: Norbert Kovács con la máscara de buceo con snorkel ideada para aportar seguridad al personal sanitario. (EC)
Norbert Kovács con la máscara de buceo con snorkel ideada para aportar seguridad al personal sanitario. (EC)

Un estremecedor escalofrío arreció en el cuerpo de Norbert Kovács, un médico húngaro afincado en España desde hace 20 años, cuando hace dos meses escuchó que China declaraba el confinamiento de su población y cerraba sus fábricas para hacer frente a la incontrolada expansión del coronavirus. "¡Dios mio!", exclamó este especialista en Medicina Intensiva y de Anestesia y Reanimación, consciente de que esta ola epidémica en el país asiático iba a generar un 'tsunami' a nivel mundial, no solo entre la población por los contagios masivos, sino también entre el personal sanitario por la desprotección a la que se iban a enfrentar al atender a los enfermos. "La cadena logística se ha roto", alzó la voz para sus adentros sobresaltado por la que se avecinaba.

China es el mayor productor mundial de recursos sanitarios desechables y de su producción depende "la inmensa mayoría" de hospitales, que apenas conservan en sus almacenes "pequeñas cantidades" de mascarillas, batas, guantes y otro tipo de productos de un solo uso para afrontar situaciones de esta envergadura. "Ningún hospital está preparado para una pandemia. En las últimas décadas han estado acostumbrados a que el repuesto siempre llegaba en esta cadena logística –producción, transporte, almacenamiento...– dependiente de China. No nos dimos cuenta de que en algún momento iba a llegar el último lote", expone quien en la actualidad ejerce en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Quirón Salud Vizcaya.

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El tiempo ha acabado por propagar la alarma que se contagió en el interior de Kovács hace dos meses. Con un sistema sanitario "muy vulnerable" a cualquier cambio, tanto en la carga asistencial como en la falta de material desechable, era cuestión de tiempo que, ante una pandemia de estas características, se propagara con gran rapidez la falta de seguridad para el personal sanitario ante el desabastecimiento y la ausencia de material básico de protección para atender a los enfermos .

Con el sistema sanitario "en jaque" por la falta de material de protección –"no se tuvo en cuenta que los elementos de protección vital desechables son producidos en su gran mayoría en China"– y por el "sobreuso extendido inicial de los elementos desechables" entre los profesionales, Kovács comenzó hace unos días a darle vueltas a la cabeza para encontrar una solución de cara a resolver en el más corto periodo de tiempo "el problema de seguridad y de la inminente falta de personal" derivadas del avance del Covid-19. La idea consiste en sustituir los desechables por máscaras de buceo con snorkel 'tuneadas' con un filtro y por ropa impermeable, entre otros elementos "lavables, duraderos y disponibles de forma inmediata", y establecer "un sistema de descontaminación" básico dentro o en las entradas de los hospitales.

placeholder Kovács con la máscara de buceo con snorkel acoplada con un filtro disponible en los hospitales. (EC)
Kovács con la máscara de buceo con snorkel acoplada con un filtro disponible en los hospitales. (EC)

De cara a salvaguardar a aquellos que se encuentran en primera línea de combate de una pandemia que no deja de engordar a pasos agigantados su lista de contagiados y fallecidos, la clave radica en sustituir los elementos desechables por "lavables, reciclables y reutilizables para garantizar su uso de larga duración" ¿Y cómo se logra y de dónde sale este material? Kovács ha ideado un sistema para sustituir cada elemento de las EPIs, sobre todo las máscarillas y gafas, a partir de una máscara de buceo con snorkel que "proporciona una perfecta solución para las salpicalduras", a la que se le aplica un filtro de "altísima eficacia habitual" que está "disponible en todos los hospitales", caso de los de los respiradores que se utilizan para proteger de infecciones a los pacientes que están intubados.

El filtro es la única parte desechable del equipo, pero es de "larga duración". Según sus cálculos, Kovács asegura que el filtro dura más de 24 horas en "uso continuo" y la utilidad puede superar la semana en caso de utilización "intermitente". Al respecto, deja constancia de que la mayoría de los hospitales cuentan en sus almacenes con decenas de filtros de respiradores más allá de los que se encuentran en los propios quirófanos. "Si se tienen, por ejemplo, 50 filtros se pueden obtener medio centenar de protecciones reutilizables", asevera, siendo consciente de que la UCI necesita estos filtros para pacientes intubados, si bien se trata de contar con un "reabastecimiento adecuado" de estos elementos.

Él, por lo pronto, asegura que ha adquirido ya "unas cuantas" máscaras de snorkel por internet para poder ser convertidas en elementos de protección sanitaria en caso de necesidad. Asimismo, ha empezado a pedir a conocidos y contactos la donación de máscaras y de tubos de natación por contener la pieza para conectar el elemento central con el filtro, al tiempo que está en contacto con un grupo de jóvenes con impresoras 3D para fabricar este material.

Kovács adquiere por internet "unas cuantas" máscaras para adaptarlas y contacta con un grupo que tiene impresoras 3D para fabricar este material

Se trata de un mecanismo que concibió a partir de "sus apuntes" y que ahora, al indagar por internet, ha visto que soluciones similares se están planteando en otras partes del mundo. "Cuando me di cuenta de esta solución no había conocido nada similar en el mundo, pero no me extraña que se le haya ocurrido a la gente al mismo tiempo dada la urgencia de contar con elementos que sustituyan a los desechables", refleja. Él ya le ha planteado esta opción a instancias sanitarias y a compañeros, algunos de los cuales le ha confesado que utiliza más de 25 máscaras desechables en un día con un paciente. ¿Cuál es su respuesta? ¡Pero qué lógico es todo!", resalta, amparado en el "porcentaje altísimo de funcionalidad" de este invento.

placeholder La máscara y el filtro con los apuntes a mano de Kovács en un folio para idear la solución. (EC)
La máscara y el filtro con los apuntes a mano de Kovács en un folio para idear la solución. (EC)

La máscara de buceo con snorkel 'tuneada' se complementa con otros elementos como guantes de cocina para sustituir los desechables –no para procedimientos que requieran esterilidad– y ropa y botas de lluvia, impermeable, para sustituir delantales y calzas de un solo uso. Se trata este último de material de "fácil acceso" y permite a los sanitarios dotarse de elementos a los utilizados por efectivos de Bomberos o Protección Civil en caso de emergencia biológica o química. "El material impermeable es lavable, duradero y no es personal. Además, la materia se puede reutilizar y no dependes de los elementos desechables que se pueden acabar".

Todo este material de cabeza a los pies, asevera Kovács, contribuye "a dar absoluta protección a los trabajadores" sin tener que estar expuestos al problema de desabastecimiento. Este "cambio de paradigma" a nivel de material también contempla la utilización de agua con lejía en sustitución de geles desinfectantes y para proporcionar una solución para la descontaminación de EPIs lavables. "La primera necesidad es la seguridad y todo esto da seguridad porque protege y no se acaba", remarca.

Pero este profesional sanitario no se limita a disponer de este material físico de protección. "Que nadie piense que con solo adquirir material es suficiente [para combatir al coronavirus]", esgrime. También es preciso actuar a nivel conceptual y llevar a cabo la "reorganización de las instituciones sanitarias en todos los niveles". Y, a este respecto, plantea cambiar la forma organizativa sanitaria actual a la alternativa utilizada por todas las organizaciones de defensa en situaciones no convencionales –guerras o accidentes químicos, biológicos, nucleares o radiactivos– adaptada a la actual situación de pandemia provocada por la expansión de un agente vírico. "Se trata de afrontar este problema como una situación de contaminación por un agente químico con la diferencia de que en este caso el virus solo entra por la nariz, los ojos y la boca y no por la piel", expone.

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La propuesta se sustenta en la experiencia adquirida sobre el terreno para obtener en el año 2008 el Máster Europeo en Medicina de Desastres y que le llevó a participar –y liderar en un caso– en varios simulacros para escenarios de diversas catástrofes junto a una amplia nómina de expertos mundiales en medicina. "Cometimos muchos errores, pero aprendimos mucho, adquirimos un gran conocimiento", asevera quien por aquel entonces trabajaba como adjunto intensivista para el NHS de Londres.

"Se trata de afrontar este problema como una situación de contaminación por un agente químico con la diferencia de que el virus no entra por la piel"

El planteamiento se basa en la organización de una cadena de descontaminación a modo de "noria", con la delimitación de tres zonas –la contaminada, la de descontaminación y la de libre de contaminación– con sus elementos "básicos", como, por ejemplo, dos duchas o bidones de agua con lejía. Se trata de un concepto de "fácil implementación" por su "sencillez". Tan solo es preciso el "asesoramiento" de expertos. "Con un mínimo esfuerzo se puede establecer estas tres zonas dentro de cada hospital o, en caso de necesidad, en las entradas a los mismos".

placeholder Kovács con el equipo lavable, duradero y disponible de forma inmediata que plantea para los sanitarios. (EC)
Kovács con el equipo lavable, duradero y disponible de forma inmediata que plantea para los sanitarios. (EC)

Igualmente, a la cadena de descontaminación se suma la organización de la atención a múltiples pacientes con la separación y agrupación de todos los enfermos en áreas declaradas como 'contaminadas'. En caso de necesidad, se puede dividir la zona pero "siempre manteniendo la misma forma organizativa tipo 'muñeca rusa' -–planta con fiebre o sin fiebre, por ejemplo–", como han hecho en China con grandes resultados para frenar el avance del coronavirus. "Si se agrupa a los enfermos y se les separa de las personas sanas, incluso en hospitales enteros contaminados, independientemente de su gravedad, se puede atender a todos con relativamente poco personal muy bien protegido y organizado con una 'noria' de escape: entran, salen, se duchan de forma especial y descansan", detalla dentro de una propuesta que, según sostiene, acabaría con las maratonianas jornadas de los profesionales sanitarios.

Todos estos mismos conceptos para una situación no convencional de guerra o accidentes químicos o biológicos son –enfatiza– "perfectamente utilizables" durante la pandemia del Covid-19 "con una mínima modificación en las instituciones sanitarias", ya que en este caso la amenaza no es un agente contaminante a través de la piel.

La sustitución de elementos desechables por lavables y el establecimiento de un sistema de descontaminación permitiría que "el problema de seguridad personal y la inminente falta de profesional sanitario se resuelva de forma inmediata". De este modo, el personal sanitario dejaría atrás su actual "miedo" por el avance de la pandemia, pero "no tanto a morir, porque lo asumes en estos momentos, sino más por el riesgo de llevar la infección a casa y contagiar a los familiares o las personas mayores, que son las más vulnerables". Este es, en su caso, el temor que le invade ante la pandemia.

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"Debido a la jerarquización de la política sanitaria, tanto las buenas como las malas prácticas se extienden con igual rapidez. Como experto en el manejo de desastres, estoy convencido de que con los cambios propuestos nuestra lucha en esta guerra no declarada contra el Covid-19 nos daría la victoria en muy poco tiempo", asevera Kovács, que ya ha hecho llegar sus propuestas 'salvadoras' sobre el material y la organización a instancias médicas superiores. Pero asume que su planteamiento tiene más visos de caer en el congelador médico y político. Pero advierte: el incremento de pacientes y el desabastecimiento ha provocado que los sanitarios que trabajan en primera línea hayan "cambiado sus hábitos", lo que ha dado lugar a "situaciones de riesgo en las que se exponen al contagio". Los datos así lo indican: el 12% de los contagiados en España son profesionales sanitarios, según los datos facilitados el pasado domingo por el Ministerio de Sanidad. ¿Consecuencia? "La situación va empeorando aún más: falta personal en su puesto y, a la vez, se convierten en otras víctimas de la epidemia", alerta.

Un estremecedor escalofrío arreció en el cuerpo de Norbert Kovács, un médico húngaro afincado en España desde hace 20 años, cuando hace dos meses escuchó que China declaraba el confinamiento de su población y cerraba sus fábricas para hacer frente a la incontrolada expansión del coronavirus. "¡Dios mio!", exclamó este especialista en Medicina Intensiva y de Anestesia y Reanimación, consciente de que esta ola epidémica en el país asiático iba a generar un 'tsunami' a nivel mundial, no solo entre la población por los contagios masivos, sino también entre el personal sanitario por la desprotección a la que se iban a enfrentar al atender a los enfermos. "La cadena logística se ha roto", alzó la voz para sus adentros sobresaltado por la que se avecinaba.

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