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Vitoria: tiendas y bares fantasmas, órdenes de encierro personal y un hospital al límite
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LA POLICÍA DESMIENTE EL CIERRE DE LA CIUDAD

Vitoria: tiendas y bares fantasmas, órdenes de encierro personal y un hospital al límite

En una ciudad donde los bulos y las noticias fake se expanden a más velocidad que el coronavirus, las calles se llenan de silencio mientras los ciudadanos asumen un próximo confinamiento

Foto: Una céntrica calle de Vitoria sin apenas movimiento este viernes. (EFE)
Una céntrica calle de Vitoria sin apenas movimiento este viernes. (EFE)

Es primera hora en el mayor centro comercial de Vitoria, el Boulevard. Jesús acelera el ritmo a pie porque va con el culo prieto en el trabajo. A la búsqueda de un anhelado recambio que le permita seguir activo en el tajo, se topa con las persianas bajadas del establecimiento. “Esto no me había pasado nunca. Algo va a pasar”, vaticina. Fastidiado, habla con tono bajo, de resignación, pero bien podía mostrar su desesperación a gritos sin que nadie reparara en él o le llamara la atención. La ciudad en sí misma que es el Boulevard cualquier día de la semana es el 13 de marzo una zona fantasma con los pasillos comerciales sin apenas vida, con contados tránsitos de personas.

Y “ese algo va a pasar” que Jesús augura llega poco después, con el anuncio del lehendakari, Iñigo Urkullu, de declarar la emergencia sanitaria en el País Vasco ante la expansión del coronavirus, lo que le faculta a partir de ahora a ordenar el confinamiento de la población, limitar el movimiento y el acceso a determinadas zonas o condicionar el uso de servicios públicos o privados y el consumo de bienes. Se trata de la primera comunidad española que da un paso de este calibre, si bien este movimiento sísmico institucional apenas provoca terremotos en el Boulevard.

Foto: Íñigo Urkullu. (EFE)

Porque aquí poco o nada cambia tras la alerta sanitaria decretada por el Gobierno vasco. Las tiendas que han abierto sus puertas es como si no lo hubieran hecho. “No llevo ni una venta en toda la mañana”, confirma la dependienta de una tienda de ropa bien entrada la mañana. A su lado, otro establecimiento tiene más suerte –si es que se puede hablar de suerte– al sumar dos compras. “Lo lógico es cerrar”, se queja ante una decisión que no está en su mano.

Tampoco han cerrado a la hora de comer los bares de la Cuchillería, una de las principales arterias de chiquiteo en la capital alavesa, en pleno Casco Viejo, pero la estampida de clientes deja una fotografía que “da pena”. Un cliente apura un vino en la más absoluta soledad en un local nada habituado a que la música de fondo se escuche de forma nítida. Otro bar acostumbrado al trajín ha pasado de rechazar a clientes en el pequeño comedor a dar salida a apenas tres menús del día. Y gracias, porque los comensales son amigos que han ocupado la mesa como una especie de favor personal. “Esto es una ruina”, afirma el responsable del local.

La totalidad de los bares de la Chuchillería, una de las principales arterias de poteo, ha decidido bajar la persiana por motu propio: "Por responsabilidad"

No hace falta que la sombra del cierre obligado que se proyecta por cada rincón de Vitoria y del País Vasco –Madrid ya ha ordenado el cierre de todos los comercios y lugares de ocio desde este sábado dentro de una medida que libera a establecimientos de alimentación y farmacias– sobrevuele por esta zona que ha dejado su tradicional bullicio de un viernes a última hora de la mañana por el ambiente de funeral que se respira. La totalidad de los bares de esta zona ha decidido bajar la persiana ya desde primera hora de la tarde de este viernes hasta al menos el lunes por motu propio. “Por responsabilidad”, se coincide en argumentar, anteponiendo los criterios de salud a los económicos. También los propios clientes les aconsejan bajar las persianas sin esperar a los mandatos públicos. Y esto, tratándose del País Vasco, constituye un sacrilegio, es poco más que droga dura. “A alguien le va a dar un mal por estar varios días sin potear”, habla ‘la Cuchi’.

placeholder La plaza de la Virgen Blanca, prácticamente desértica. (EFE)
La plaza de la Virgen Blanca, prácticamente desértica. (EFE)

No son los únicos bares de Vitoria que bajan la persiana por decisión personal dentro de la cascada de cierres, suspensiones, aplazamientos y prohibiciones que se da a todos los niveles ante el avance del coronavirus en el que es uno de los focos principales de contagio de la epidemia en España se suceden con las horas. La lista de clausuras de espacios y actividades es interminable, a la espera de que llegue un posible confinamiento general que la población da por hecho: “Información confirmada desde el parque de bomberos de Vitoria. A partir de hoy 13 de marzo a las 23 horas, entradas y salidas de Vitoria restringidas”, se propaga con mayor velocidad que el virus este mensaje por WhatsApp. De hecho, la Policía Local de Vitoria se ve obligada a desmentir que “a día de hoy” se haya decretado el cierre de accesos y salidas a la capital alavesa.

La Policía de Vitoria desmiente que "a día de hoy" se haya ordenado el cierre de accesos y salidas a la capital a raíz de un mensaje viral por WhatsApp

Es igual que sea o no uno de los muchos muchos bulos o fakes que circulan estos días por las redes sociales sobre la situación que se vive en Vitoria a cuenta del avance del Covid-19. Se asume entre los cerca de 250.000 habitantes de la capital alavesa que, más pronto que tarde, los movimientos van a estar limitados y, en última instancia, se va a decretar la cuarentena de la ciudad en consonancia con lo que ocurre en Italia a la vista del imparable avance de la pandemia. La declaración del estado de alarma en España no hace sino ratificar sus presagios sobre una medida que, con el paso de las horas, ya está empezando a ser una realidad en algunos puntos de la península, como en Murcia, donde el Gobierno ha decretado el confinamiento del litoral de la comunidad en una medida que afecta a más de 375.000 personas, que no tendrán “libertad de movimiento” salvo para acudir a los comercios de alimentación y farmacias, los únicos negocios que podrán abrir.

De momento, en Vitoria agentes de la Ertzaintza perpetrados con trajes especiales para evitar ser contagiados han entregado este viernes órdenes judiciales de confinamiento personal en algún domicilio del barrio de Zabalgana ante el incumplimiento de sus moradores de la obligación de permanecer en cuarentena en sus hogares ante el riesgo de propagación del coronavirus. “La gente es muy irresponsable y está poniendo en riesgo a toda la población. Ayer, por ejemplo, estaban todas las terrazas y parques públicos llenos”, lamenta una joven, que limita sus movimientos por la capital alavesa del “curro a casa y de casa al curro”.

Agentes de la Ertzaintza con trajes especiales entregan órdenes judiciales de confinamiento en casa a personas que no cumplen la cuarentena

Pero esta fotografía de ritmo en la ciudad se ha convertido en el pasado en tan solo un día. Ahora apenas hay movimiento social en el centro de la ciudad, donde la presencia de menores se puede contar con los dedos de la mano. Todo ha cambiado en unas pocas horas. El mensaje de Urkullu de que “la situación es grave” y “aún no hemos pasado lo peor” parece haber calado entre la población. El movimiento sí continúa en torno a los supermercados, donde las estanterías vacías forman parte de la estampa de Vitoria de estos últimos días. Para unos, es cuestión de ser previsores. Para otros, se trata de una histeria injustificada. Pero en la calle ya empieza a propagarse con rapidez (es igual que sea bulo o no) de que se van a racionalizar los alimentos en los comercios.

En la estación de autobuses apenas hay movimiento. Hay autobuses que llegan de otros puntos del País Vasco con apenas un puñado de pasajeros. El movimiento de universitarios alaveses en dirección a los campus de Guipúzcoa o Vizcaya se ha cortado de raíz desde este viernes al entrar en vigor la paralización de la actividad docente presencial en todos los niveles educativos en el conjunto del País Vasco, medida que desde el martes afectaba a los centros educativos de Álava.

En las calles de Vitoria ya empieza a propagarse con rapidez (es igual que sea bulo o no) de que se van a racionalizar los alimentos en los comercios

Álava concentra a día de hoy el 74% de los positivos con coronavirus en Euskadi, con 310 de los 417 contagios registrados en el conjunto del País Vasco. Son 51 casos más que el jueves. Además, 9 de los 14 fallecimientos de personas con esta patología se han dado en este territorio. A la vista de esta situación, la Diputación de Álava ha decretado el cierre de todos los centros de día para mayores y dependientes y la suspensión de forma temporal de todas las visitas a las residencias de personas mayores o con discapacidad. Es una de las muchas medidas que ha obligado a adoptar el coronavirus, que también ha forzado al Parlamento Vasco a cerrar todas sus dependencias y servicios en Vitoria desde el lunes como medida de prevención ante la pandemia.

placeholder Una parroquia de Vitoria anuncia la suspensión de su actividad este viernes. (EFE)
Una parroquia de Vitoria anuncia la suspensión de su actividad este viernes. (EFE)

El avance de la epidemia va en sintonía con el de los bulos y las noticias fake, que están en boca de la población. El más sonado es el audio protagonizado por una supuesta profesional sanitaria del hospital de Txagorritxu que dibuja una situación casi apocalíptica en el que es el centro de referencia para el tratamiento de la epidemia, paradójicamente convertido en uno de los principales focos de contagio del Covid-19 en España tras el positivo de varios profesionales sanitarios que obligó a poner en cuarentena a más de un centenar de profesionales. La Consejería vasca de Salud ha tenido esta semana que salir a desmentir públicamente este panorama crítico para llamar a la calma. "El mensaje trasladado en este audio está manipulado y lleno de falsedades, y supone un acto vergonzoso por parte de la persona que lo ha difundido", protestó ante la acción de "una supuesta profesional" que "únicamente genera miedo, odio, desconfianza y estigmatización".

Foto: (Foto: EFE)

Pero lo cierto, al margen de valoraciones personales, es que la situación en el hospital de Txagorritxu se está complicando mucho con el paso de las horas ante el notable incremento de hospitalizados con coronavirus. La última información del Gobierno vasco habla de 131 ingresados por este motivo en el complejo sanitario, que ha tenido que habilitar nuevas zonas para atender a los casos de Covid-19. El hospital, según apuntan algunas fuentes sanitarias, está “desbordado, al límite”, y ha sido necesario habilitar una nueva planta para albergar a los infectados. Además, se están preparando otras dos UCIs en los quirófanos y existe la necesidad de contar con más respiradores. “La situación se está poniendo muy fea”, resume una profesional sanitaria.

Ante la posibilidad de que se produzca un "colapso" en los recintos sanitarios vascos, Urkullu asegura que "estamos en condiciones de poder decir que estamos dispuestos a poder afrontar esta situación con una capacidad operativa garantizada". El lehendakari ha cerrado su intervención este viernes en el que ha decretado la alerta sanitaria en el País Vasco con un significativo llamamiento a la población concentrado en una única palabra: “Cuidarse”. En un territorio habituado a la disputa política y ciudadana, se trata de un mensaje que no concita ninguna discusión. “Está en nuestra mano ofrecer la mejor respuesta colectiva. Tenemos que ser conscientes de que aún no hemos pasado lo peor y debemos intensificar este compromiso colectivo con la salud pública. Todo el compromiso es necesario”, alza la voz Urkullu en unos de sus pocos discursos que no encuentra fisuras políticas y sociales.

Foto: Dos mujeres, una de ellas con máscara, en las urgencias de Txagorritxu de Vitoria. (EFE)

Es cuestión de concienciación ciudadana. De momento, más allá de las palabras, la realidad determinada que hasta la fecha se han curado nueve personas en Euskadi, cinco hombres y cuatro mujeres, según informa el Departamento vasco de Salud. Dos de estas personas tienen una edad comprendida entre 21 y 40 años, cinco entre 41 y 65, una entre 65 y 70 y otra entre 76 y 80 años.

Es primera hora en el mayor centro comercial de Vitoria, el Boulevard. Jesús acelera el ritmo a pie porque va con el culo prieto en el trabajo. A la búsqueda de un anhelado recambio que le permita seguir activo en el tajo, se topa con las persianas bajadas del establecimiento. “Esto no me había pasado nunca. Algo va a pasar”, vaticina. Fastidiado, habla con tono bajo, de resignación, pero bien podía mostrar su desesperación a gritos sin que nadie reparara en él o le llamara la atención. La ciudad en sí misma que es el Boulevard cualquier día de la semana es el 13 de marzo una zona fantasma con los pasillos comerciales sin apenas vida, con contados tránsitos de personas.

Vitoria Ertzaintza Iñigo Urkullu