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El PSE matiza las alusiones a la nación vasca y borra el fin "incondicional" de la dispersión
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EN SU PROGRAMA ELECTORAL EN RELACIÓN A 2016

El PSE matiza las alusiones a la nación vasca y borra el fin "incondicional" de la dispersión

Aboga ahora por identificar la sociedad vasca como "nacionalidad/nación constituida por mujeres y hombres en pie de igualdad" y plantea la reinserción para propiciar "la asunción del daño y reparación"

Foto: Idoia Mendia (segunda por la izquierda), junto a Gloria Sánchez, Eneko Andueza (segundo por la derecha) y Alfredo Retortillo, en la presentación del programa electoral socialista. (EC)
Idoia Mendia (segunda por la izquierda), junto a Gloria Sánchez, Eneko Andueza (segundo por la derecha) y Alfredo Retortillo, en la presentación del programa electoral socialista. (EC)

El PSE-EE ha matizado sus referencias al reconocimiento de la nación vasca en el Estatuto en su programa electoral para las elecciones autonómicas del 5 de abril en relación con el presentado hace cuatro años, al no ser ahora tan explícito a la hora de apostar por la “asunción de la singularidad del País Vasco en términos de ‘nacionalidad” y mostrarse abierto a incorporar “el concepto de nación” como tal en el futuro texto estatutario. Además, ha eliminado el planteamiento del “acercamiento incondicional de todos los presos de ETA” a cárceles próximas al País Vasco para limitarse a reclamar “la reinserción de los presos en los términos orientados por la Constitución y la legalidad penitenciaria, de forma que se propicien las actitudes de la población reclusa de asunción del daño causado y la voluntad de reparación”.

Existen reseñables diferencias en torno a estas dos cuestiones entre el programa electoral con el que los socialistas concurrieron a las elecciones vascas de 2016 y el que se presentan para los próximos comicios autonómicos. Comenzando por el propio encaje que se les da en ambos textos, ya que ahora estos dos temas tienen un menor peso en términos generales: si hace cuatro años los socialistas reservaban dos capítulos específicos sobre “más y mejor autogobierno” y “memoria y convivencia”, el programa para el 5 de abril aborda los planteamientos de "un Estatuto para el siglo XXI" y “memoria: nunca más, nunca antes” dentro del apartado general ‘Paz, justicia e instituciones sólidas’ junto a las cuestiones de “un nuevo empleo público”, “la tecnología en la Administración”, “un sector público eficiente”, “transparencia y participación” o “la reforma de EiTB”.

Foto: Aitor Esteban valora este martes el preacuerdo de gobierno entre el PSOE y Podemos. (EFE)

La cuestión de la nación vasca ha sufrido modificaciones en su redacción, que rebaja en cierto modo el tono empleado. En ambos programas, se recoge que el preámbulo o exposición de motivos de la reforma del Estatuto de Gernika de 1979 debería realizar un “reconocimiento de la pluralidad de identidades y sentimientos que existen en la sociedad vasca”, si bien en 2016 se daba un paso más al añadir que estas diferentes identidades “tienen como nexo común la asunción de la singularidad del País Vasco en términos de ‘nacionalidad”, así como que este reconocimiento debe ir “más allá de su actual plasmación en los artículos 1 del texto de Gernika y de la Constitución, y de los signos más diferenciales de nuestro autogobierno”.

Además, por entonces, los socialistas vascos reflejaban que “no sacralizamos el concepto de ‘nación’, que en los últimos tiempos está sufriendo una profunda modernización y reformulación de su significado original en el mundo occidental, ni tampoco lo consideramos un tabú”. Por ello, determinaban que “estaríamos dispuestos a estudiar su incorporación en el futuro texto estatutario si queda claro que no se fundamenta en una supuesta soberanía diferenciada”.

Foto: Mikel Legarda, junto a Aitor Esteban. (EFE)

Cuatro años después, sin embargo, más allá del reconocimiento de la pluralidad de sentimientos e identidades, esta cuestión se reduce a apostar en un único párrafo por la identificación de la sociedad vasca “como nacionalidad/nación constituida por mujeres y hombres en pie de igualdad, el valor del acuerdo político del Estatuto en vigor que ha sobrevivido incluso al embate terrorista, y el señalamiento de las singularidades ya admitidas y desarrolladas legalmente (derechos históricos, concierto económico, euskera o el derecho civil)”.

La cuestión de la memoria relacionada con el terrorismo se reduce a apenas algo más de una página, en la que los socialistas vascos proponen como novedad un “pacto social sobre la convivencia” sustentado en seis principios, entre ellos, la “memoria, reconocimiento, justicia y reparación de todas las víctimas, las provocadas por ETA, por el GAL y por otros grupos y las de abusos policiales, sin equiparaciones ni exclusiones, sin establecer paralelismos ni apelar a ninguna otra consideración que abone la teoría del conflicto político”.

"El proceso de reinserción tendrá en cuenta las experiencias pasadas que han favorecido una reinserción efectiva, como talleres de convivencia"

Entre estos pilares sobre los que debe pivotar el pacto, está “la reinserción de los presos de ETA”. En este sentido, el PSE-EE —socio del Ejecutivo de Iñigo Urkullu en el Gobierno vasco— ha suprimido la propuesta que recogía en su programa electoral de 2016 del “acercamiento incondicional” de todos los reclusos de la banda terrorista a cárceles próximas a Euskadi, “manteniendo una política de dispersión ligada precisamente a la reinserción”. En su lugar, plantea una serie de condicionantes para favorecer la reinserción dentro de un proceso que "tendrá en cuenta las experiencias pasadas que han favorecido una reinserción efectiva, como los talleres de convivencia y los encuentros restaurativos, con el objetivo de difundir los valores básicos de convivencia en toda la sociedad democrática". Lo hace después de abogar en el documento por la reinserción de los presos “en los términos orientados por la Constitución y la legalidad penitenciaria, de forma que se propicien las actitudes de la población reclusa de asunción del daño causado y la voluntad de reparación”.

También desaparece la referencia que hacían en 2016 los socialistas de que “el hecho de que el Estado de derecho haya sido capaz de terminar con el terrorismo no debe auspiciar una dinámica de vencedores ni vencidos”. A este respecto, el programa de cara al 5 de abril pone de relieve que el respeto al Estado de derecho “significa asumir expresamente el significado político de las víctimas de ETA, que lo fueron por la decisión de la banda de imponer un proyecto político mediante el asesinato”.

También desaparece la referencia que hacía el PSE en 2016 de que el fin del terrorismo "no debe auspiciar una dinámica de vencedores ni vencidos"

La legislatura se ha cerrado sin que haya culminado la reforma del Estatuto de Gernika por las sustanciales diferencias que separan a los grupos del Parlamento vasco. La actualización del texto normativo de 1979 —es el único régimen autonómico que todavía no se ha actualizado— ha encallado por las discrepancias de fondo en torno a las cuestiones nucleares de corte soberanista del texto base, y que hicieron que el jurista designado por el PSE-EE planteara 23 votos particulares al articulado consensuado en términos generales con los expertos nombrados por el PNV y Podemos. Aunque existía consenso generalizado a tres bandas en el resto de cuestiones, los insalvables disensos en relación con los controvertidos aspectos del reconocimiento del derecho a decidir, la consulta ciudadana previa al recorrido del futuro Estatuto en las Cortes, la relación con España, las competencias que corresponden al País Vaso, la definición de ciudadanía vasca o la distinción entre ciudadanos y nacionalizados, han abocado al fracaso la reforma y auguran un complicado recorrido de la misma durante la próxima legislatura, donde los grupos volverán a abordar la mejora del autogobierno.

Con relación a esta cuestión, el PSE-EE recoge en su programa electoral —presentado este martes por su líder y candidata a lendakari, Idoia Mendia— que una de las bases de la reforma debería ser “garantizar el derecho de los ciudadanos vascos a intervenir en todas las decisiones políticas que afectan a sus derechos e intereses, de acuerdo con las reglas y en los términos que la legalidad constitucional y estatutaria establece”. Y entre los planteamientos concretos, junto a la citada cuestión de recoger la identificación de la sociedad vasca como "nacionalidad/nación constituida por hombres y mujeres en pie de igualdad", vuelve a plantear al igual que en 2016 que el preámbulo “debería incluir una referencia obligada a la violencia de motivación política sufrida en nuestra historia reciente”.

El PSE aboga por un Estatuto que permita a los vascos intervenir en sus decisiones políticas, pero "dentro de la legalidad constitucional y estatutaria"

Asimismo, los socialistas plantean acordar en el título preliminar “una definición semántica más precisa de la comunidad vasca como proyecto de convivencia basado en la voluntad de su ciudadanía dentro de un marco español y europeo”. Por su parte, en lo que atañe a la “definición competencial”, apuesta por “incluir las competencias referidas a Hacienda y Patrimonio, y la especificidad de su regulación a través del concierto”, estudiar “un nuevo capítulo referido a las relaciones con la UE” e “incluir un apartado específico dedicado a los mecanismos de relación con el Estado". También plantean los socialistas una “nueva organización institucional” interna con “criterios sociales y de eficacia, aclarando competencias de cada ámbito institucional”, dentro de una reforma del Estatuto que defienden para "mejorar la vida de la ciudadanía y reforzar la cohesión social".

Esto es, en esencia, la actualización del autogobierno debe tener como objetivo "adaptar las competencias a la realidad social", "atribuir las competencias normativas tributarias al Parlamento vasco", adaptar las competencias "a la realidad social" y su distribución "entre los poderes públicos vascos en sus distintos niveles institucionales", y "conseguir un nuevo pacto de convivencia en una sociedad de hombres y mujeres libres e iguales con pluralidad de sentimientos e identidades". Y todo, según remarcan para dejar claro su criterio de cara a los más que posibles desvaríos soberanistas que se puedan producir durante el debate en el Parlamento vasco en la próxima legislatura, dentro de un texto articulado que “sea viable, útil, de consensos más amplios que el Estatuto en vigor y que respete el ordenamiento jurídico”.

El PSE-EE ha matizado sus referencias al reconocimiento de la nación vasca en el Estatuto en su programa electoral para las elecciones autonómicas del 5 de abril en relación con el presentado hace cuatro años, al no ser ahora tan explícito a la hora de apostar por la “asunción de la singularidad del País Vasco en términos de ‘nacionalidad” y mostrarse abierto a incorporar “el concepto de nación” como tal en el futuro texto estatutario. Además, ha eliminado el planteamiento del “acercamiento incondicional de todos los presos de ETA” a cárceles próximas al País Vasco para limitarse a reclamar “la reinserción de los presos en los términos orientados por la Constitución y la legalidad penitenciaria, de forma que se propicien las actitudes de la población reclusa de asunción del daño causado y la voluntad de reparación”.

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