Es noticia
Las esteladas toman las calles de Hernani, la 'patria' de Aramburu
  1. España
  2. País Vasco
la ciudad sigue llena de pancartas de etarras

Las esteladas toman las calles de Hernani, la 'patria' de Aramburu

Si la 'patria' del municipio que inspiró la premiada novela era hace años el apoyo a los amigos terroristas, ahora lo es su respaldo a los amigos secesionistas en este otro desafío al Estado

Foto: Una calle de Hernani, con esteladas e ikurriñas en los balcones y banderines de ambas comunidades. Al fondo, una pancarta con los rostros de 20 etarras. (E. C.)
Una calle de Hernani, con esteladas e ikurriñas en los balcones y banderines de ambas comunidades. Al fondo, una pancarta con los rostros de 20 etarras. (E. C.)

Una pancarta junto al 'euskaltegi' municipal de Hernani con la firma del sindicato ‘abertzale’ LAB clama en euskera ‘Viva la lucha ayer, hoy y mañana’. La localidad guipuzcoana, símbolo del apoyo social e institucional del que han gozado los terroristas en el País Vasco, sigue aireando proclamas de combate que no son vestigios del pasado. Sus calles siguen siendo un terreno abonado a pancartas, si bien cualquier comparación con los años de plomo, con ETA empuñando las armas, resulta ridícula. “Esto ya no es lo que era hace unos años”, expone un vecino.

Lo dice tanto por el número (de pancartas) como por la combatividad (del mensaje). La lucha de las palabras, de las proclamas pintadas, sigue vigente pero, como coincide la calle, “todo se ha relajado mucho”. El sentir es unánime: "La situación ha cambiado de forma radical". La fotografía del apoyo gráfico a los terroristas ha cambiado, pero Hernani sigue impregnada de ese aire de fanatismo que inspiró al escritor donostiarra Fernando Aramburu a alumbrar su galardonada novela ‘Patria’, el relato sobre cuatro largas décadas de terrorismo en el País Vasco, el testimonio “global sobre unos años convulsos en el País Vasco”, como ha valorado el jurado del Premio Nacional de Narrativa, su último logro.

Foto: Fernando Aramburu. (EFE)

El ‘forastero’ se siente de algún modo en la piel de Bittori, la protagonista de la novela, que tras el anuncio de ETA del fin de su actividad armada regresa a ese pueblo que abandonó tras el asesinato de su marido el Txato, un empresario del sector del transporte al que sus vecinos pusieron en la diana de la banda terrorista por no pagar el mal llamado ‘impuesto revolucionario’, y que le sigue dando la espalda años después con las armas silenciadas. Las miradas a los que no son de casa siguen impregnadas de esa desconfianza, de esa sospecha que en las páginas del libro cae a plomo sobre los hombros de Bittori.

La ‘patria’ de Hernani ha sido la patria del apoyo a los amigos terroristas. Ahora, seis años después de que ETA dejara las armas, este municipio tiene una nueva patria: la de Cataluña, la del respaldo a los amigos secesionistas en este otro desafío al Estado. Donde antes había mayoritariamente carteles de apoyo a los presos y a favor de la lucha terrorista hoy hay, en esencia, esteladas y pancartas que demandan la independencia de Cataluña y animan al Govern a seguir adelante con su guerra a España. Las enseñas independentistas catalanas pueblan el casco viejo, el centro neurálgico del municipio, engalanado con filas de banderines estelados como si de las fiestas de un pueblo se tratara.

placeholder Una pancarta de apoyo de Hernani a Cataluña, frente a la antigua sede de Herrira, clausurada en 2013 por la Audiencia Nacional. (E. C.)
Una pancarta de apoyo de Hernani a Cataluña, frente a la antigua sede de Herrira, clausurada en 2013 por la Audiencia Nacional. (E. C.)

Hay esteladas en los balcones, en las paredes, en el mobiliario urbano… La bandera independentista preside el ayuntamiento, gobernado por EH Bildu con mayoría absoluta. La estelada cuelga desde una ventana en el centro de la fachada mientras las banderas oficiales —la ikurriña, la española y la europea— ocupan un segundo plano, casi imperceptibles, a un lado del balcón. 'Hernani también con Cataluña', grita una pancarta situada a las puertas de la que fue la sede central de la red de apoyo a los presos de ETA Herrira, clausurada en 2013 por orden del juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco dentro de una operación en el País Vasco y Navarra contra esta asociación, por ser sucesora de las ilegalizadas Askatasuna y Gestoras pro Amnistía en el objetivo de trasladar al colectivo de presos las directrices de ETA.

La estelada preside el ayuntamiento desde una céntrica ventana: en un segundo plano, están las banderas oficiales (la ikurriña, española y europea)

A su lado sobresale una especie de mural a color con esteladas, ikurriñas y 'castellers' que tiene la firma de la plataforma soberanista Gure Esku Dago (Está en nuestras manos), una especie de Asamblea Nacional Catalana (ANC) a la vasca. A pocos metros, dos manos surgen de una ikurriña y una estelada y se dan un apretón para reclamar “democracia” con la celebración de un referéndum por el derecho a decidir. No faltan tampoco los carteles de apoyo a ‘los Jordis’, los líderes de ANC y Ómnium Cultural, las dos principales entidades movilizadoras del independentismo catalán, encarcelados por orden de la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela acusados de un delito de sedición.

De no ser porque perviven los testimonios gráficos del pasado de apoyo a los terroristas (hay pancartas con los rostros de 20 etarras “presos y huidos” vecinos del municipio que reclaman su “vuelta a casa”, banderas que reclaman la amnistía o el acercamiento de los presos a cárceles del País Vasco y pintadas en contra de la tortura), Hernani bien podría pasar por un municipio independentista catalán. “Desde Euskadi, tenemos que apoyar como podamos a Cataluña porque lo que pase allí puede servir para impulsar nuestra independencia”, señala un vecino.

placeholder Pancarta con los rostros de 20 etarras naturales del municipio en el quiosco central de Hernani. (E. C.)
Pancarta con los rostros de 20 etarras naturales del municipio en el quiosco central de Hernani. (E. C.)

Afirma Aramburu estos días con motivo del galardón que cierra el año triunfal de ‘Patria’ (Tusquets) que la situación catalana le recuerda, salvando las distancias, lo vivido en el País Vasco durante largos años por el odio que existe, por la crispación reinante, por la violencia ligada a las banderas… Según advierte, la sangre, en sentido metafórico (que no físico), puede volver a derramarse cuando todavía están abiertas las heridas provocadas por el terrorismo de ETA. “Lo que está haciendo España con Cataluña sí es terrorismo”, viene a responder al escritor donostiarra afincado desde hace largos años en Hannover un malhumorado vecino. “¡Ese qué sabrá del País Vasco y Cataluña!”, protesta.

"¡Qué sabrá Fernando Aramburu del País Vasco y Cataluña!", protesta un vecino: "Lo que está haciendo España con Cataluña sí es terrorismo"

Pues Aramburu, originario de la colindante San Sebastián (1959), sabe, y bien, del fanatismo que ha estado instalado durante muchos años en esta localidad, de la animadversión de sus ciudadanos hacia las víctimas del terrorismo, del apoyo del que han gozado los terroristas desde diferentes ámbitos, entre ellos la Iglesia vasca, y del exilio forzado al que se vieron sometidos quienes alzaban la voz de forma pública contra ETA. Puede que Hernani haya cambiado la imagen (exterior) pero conserva el mismo alma (interior) por mucho que pasen los años. No hay que olvidar que hace unos meses medio centenar de alumnos de un instituto de esta localidad homenajearon en las instalaciones del centro a 22 miembros de ETA, 'aurresku' incluido. Los estudiantes celebraron el Gudari Eguna (Día del soldado) portando fotos de los etarras, entre ellos Juan Oyarbide Aranburu, implicado en 13 asesinatos, con total impunidad, lo que motivó la denuncia de Covite ante la Audiencia Nacional por un delito de enaltecimiento del terrorismo y de humillación a las víctimas.

Un poste con la estelada y la ikurriña junto a la palabra 'solidaridad' en euskera en una céntrica plaza en Hernani. (E. C.)El único alcalde que ha tenido Hernani sin la marca de Herri Batasuna fue Joxan Redondo, de EA (formación ahora integrada en la coalición ‘abertzale’ EH Bildu), que tuvo que suportar el acoso y la persecución de los violentos durante las tres legislaturas que estuvo al frente de este municipio de 19.000 habitantes. Su puesto fue ocupado en 2007 por Marian Beitialarrangoitia, hoy diputada por EH Bildu en el Congreso, que sorteó la ilegalización de la antigua Batasuna derivada de la Ley de Partidos con la marca de ANV. Al poco de acceder al poder, durante un mitin en Pamplona, Beitialarrangoitia pidió un aplauso para los presuntos autores del atentado en la T-4 de Barajas que rompió la tregua trampa de ETA, por lo que fue condenada por la Audiencia Nacional a un año de cárcel y siete de inhabilitación por un delito de exaltación del terrorismo, si bien posteriormente fue absuelta por el Tribunal Supremo.

‘Patria’ acumula más de 550.000 ejemplares vendidos, pero es un fenómeno ajeno a Hernani. No es logro suficiente para tener un hueco preponderante en las librerías de este municipio. En los escaparates no hay ni rastro de la novela de Aramburu. El libro tampoco está entre los títulos destacados de forma estratégica para entrar por los ojos a los lectores. Javier Marías, Paul Auster, Dan Brown, Ken Follet, Dolores Redondo, Almudena Grandes… Aquí, Fernando Aramburu no tiene patria, ya que su libro está relegado a un segundo plano. Un cliente busca un libro para 'autorregalarse', pero 'Patria' no está en su lista de objetivos. Y menos al comprobar que el prólogo de la 20 edición está escrito por Mario Vargas Llosa, quien durante años se significó por su apoyo a las víctimas del terrorismo y ahora acaba de liderar la marcha de Barcelona a favor de la unidad de España. “Si no me apetecía nada leerlo, ahora mucho menos”, espeta.

El fenómeno 'Patria’ es ajeno a Hernani. Acumula más de 550.000 ejemplares vendidos, pero no es logro suficiente para tener un hueco en las librerias

Si se pregunta en la calle, casi nadie ha leído el libro. Al menos eso se dice de puertas para afuera. “Pocos te van a decir que han leído el libro aunque lo hayan hecho”, afirma una devoradora de libros que no comulga con ‘Patria’ por estar repleto de “tópicos” y su relato “parcial” de los hechos. En el País Vasco, el libro de Aramburu acumula múltiples elogios, pero también apila reproches y críticas. Es “mediocre” desde el punto de vista literario, han opinado lectores en las redes sociales. Pero la crítica, en este caso, contando lo que cuenta, trasciende de la mera valoración literaria.

Mural de apoyo a Cataluña en las calles de Hernani. (E. C.)Porque a la izquierda ‘abertzale’ no le gusta nada el relato que hace sobre la violencia en el País Vasco Aramburu, quien además lleva el perdón a la cabeza del etarra hijo de quien era la mejor amiga de Bittori (y quién sabe si asesino del Txato). Demasiado para quien sigue sin condenar el pasado de ETA. Además, la derrota de ETA en la literatura va en contra de su pretensión de blanquear el relato en la vida real. Tampoco, hay que recordar, gustó al que fue el brazo político de ETA la película ‘Ocho apellidos vascos’, por los estereotipos de los vascos y por reírse de ese supuesto ‘conflicto vasco’ al que se agarran la antigua Batasuna y sus bases.

El huracán 'Patria' no moja en Hernani, pero sus gotas seguirán calando a futuro en el municipio porque, más allá de las páginas, la historia saltará a la televisión con una serie de la mano de la todopoderosa HBO, que asegura la financiación y distribución de un proyecto que tendrá al frente al guionista y productor Aitor Gabilondo (San Sebastián, 1974). Aramburu y Hernani, cada uno en el papel que les toca, van a estar fuera de la adaptación televisiva de la novela. Y en ambos casos por decisión propia. El escritor porque no quiere entrometerse en las labores de adaptación de la historia, y el municipio porque no quiere dar bola al relato de lo que sucedió en sus calles durante largas décadas y que, para su disgusto, ya ha llegado a muchos hogares desde la literatura. Esa es hoy en día su gran derrota.

Una pancarta junto al 'euskaltegi' municipal de Hernani con la firma del sindicato ‘abertzale’ LAB clama en euskera ‘Viva la lucha ayer, hoy y mañana’. La localidad guipuzcoana, símbolo del apoyo social e institucional del que han gozado los terroristas en el País Vasco, sigue aireando proclamas de combate que no son vestigios del pasado. Sus calles siguen siendo un terreno abonado a pancartas, si bien cualquier comparación con los años de plomo, con ETA empuñando las armas, resulta ridícula. “Esto ya no es lo que era hace unos años”, expone un vecino.

Terrorismo Novela
El redactor recomienda