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Los 'radicales' siguen hoy callados en Ermua: "Desde entonces, es territorio hostil"
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20 años del asesinato de miguel ángel blanco

Los 'radicales' siguen hoy callados en Ermua: "Desde entonces, es territorio hostil"

El municipio continúa siendo terreno vedado para la escenografía radical debido a la “determinación” del alcalde para erradicar cualquier propaganda etarra en las calles y al "fuerte rechazo social"

Foto: Varias personas muestran un cartel con el rostro de Blanco con motivo del 20 aniversario de su asesinato este lunes en Valladolid en un homenaje organizado por el PP. (EFE)
Varias personas muestran un cartel con el rostro de Blanco con motivo del 20 aniversario de su asesinato este lunes en Valladolid en un homenaje organizado por el PP. (EFE)

Durante su corta etapa como concejal, hasta que ETA segó su vida en 48 horas dramáticas, Miguel Ángel Blanco había recibido “algún insulto” de fascista, españolista o txakurra (perro en euskera). “Lo anormalmente normal dentro de una sociedad en la que se convive con algunos fanáticos ‘abertzales”, indica la fundación que lleva el nombre del edil del PP secuestrado y asesinado por la banda terrorista hace ahora 20 años. Los encontronazos con simpatizantes de ETA fueron más bien “anecdóticos”. En todo caso, estos radicales nunca amedrentaron a ese joven que apenas contaba con 27 años recién cumplidos cuando accedió al ayuntamiento tras las municipales de 1995 como número tres en las listas de los populares, y cuya labor consistía en supervisar el cumplimiento de los presupuestos municipales. “Nunca se calló, no sentía miedo, no se sentía blanco de ETA y nunca ocultó que pertenecía al PP”, rememora la entonces portavoz del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Ermua, Ana Crespo.

Estos fanáticos 'abertzales' eran “pocos” en Ermua, una ciudad de 16.000 habitantes con una inmensa mayoría inmigrante (más de un 70% de la población). Eran los mismos que permanecieron ocultos durante esas 48 horas que acabaron con la vida del concejal pero que alumbraron la rebelión ciudadana contra ETA bautizada como el ‘espíritu de Ermua’ y que marcó un antes y después en la lucha contra el terrorismo. Por primera vez, esos pocos pasaron de ser ‘cazadores’ a ‘presas’. La ciudadanía, llena de rabia, se lanzó a atacar las sedes de Herri Batasuna y las 'herriko tabernas' al grito de “asesinos” mientras la Ertzaintza protegía a los simpatizantes ‘abertzales’, que pasaron a experimentar el miedo que hasta entonces siempre habían administrado en primera persona. Algunos agentes de la policía vasca, víctimas también de ETA, se sumaron a este pulso a la banda terrorista despojándose del casco y del verduguillo que ocultaba su identidad entre los aplausos y emotivos abrazos de los ciudadanos. Fue un momento histórico lleno de emotividad. Lamentablemente, poco después los radicales volvieron a tomar las calles del País Vasco y los pasamontañas volvieron a cubrir los rostros de los 'ertzainas'.

Foto: Totorika señala una fotografía con una multitud exhibiendo manos blancas durante el secuestro de Miguel Ángel Blanco. (A.G.)

El asesinato de Blanco saneó a Ermua de iconografía radical y hoy, dos décadas después, este municipio sigue siendo terreno vedado para la escenografía etarra. A diferencia de la inmensa mayoría de poblaciones vascas, Ermua es un pueblo limpio de pancartas a favor de los presos de ETA o de carteles con las tradicionales reivindicaciones del mundo etarra. Esta imagen se debe, según se coincide en señalar, a la “determinación” del alcalde, Carlos Totorika (PSE), de erradicar cualquier propaganda etarra en las calles. El histórico regidor ha ordenado borrar con rapidez toda expresión y mensaje terrorista. “Siempre ha mostrado una especial preocupación por las pintadas”, habla la calle.

"Yo creo que siguen todavía escarmentados de la reacción ciudadana de aquellos momentos", sostiene el portavoz del PP en el ayuntamiento

Pesa mucho la determinación del alcalde, pero también la historia del municipio. “Ermua es Ermua”, señala de forma gráfica un vecino para explicar esta ausencia de pancartas. Este sentir domina la calle. “Ermua sigue siendo un territorio hostil para ellos. No se atreven a dar guerra como en otros municipios de Euskadi”, señala otro vecino. También se impone esta visión en el ayuntamiento. “Sigue habiendo un fuerte rechazo social a este tipo de prácticas”, admiten fuentes del Gobierno municipal. “Yo creo que siguen todavía escarmentados de la reacción ciudadana de aquellos momentos”, constata el portavoz del PP, Fernando Lecumberri.

No hay pancartas y las calles no dan cobijo a las tradicionales manifestaciones por los presos que celebran muchos municipios vascos. Tampoco hay una 'herriko taberna' como tal. El local que fue arrasado por una enfurecida masa social tras el asesinato de Blanco se quedó en cenizas. “En otros pueblos, los que siguen apoyando a ETA están más cómodos”, apunta un vecino, quien, para dejar constancia de que “Ermua es diferente”, pone el ejemplo de lo sucedido en 2008, cuando el municipio vivió la final de la Eurocopa entre España y Alemania en una pantalla gigante colocada al aire libre en una plaza. “Esto es impensable para muchos pueblos vascos”, remarca. En este sentido, también influye la ausencia de un fuerte sentimiento nacionalista que se deriva de una población mayoritariamente inmigrante.

El féretro de Blanco fue llevado en 2007 a Galicia, al pueblo de su madre, después de que su tumba en Ermua fuera atacada en numerosas ocasiones

Pero este importante rechazo social contra el entorno de ETA no ha impedido que los radicales hayan dejado su huella, ya que durante largos años han pisoteado la memoria de Miguel Ángel Blanco. Sus familiares decidieron llevar en 2007 el féretro del concejal del PP a Faramontaos de A Merca (Ourense), el pueblo de su madre, Consuelo, después de que su tumba en Ermua fuera atacada en numerosas ocasiones. Los fanáticos rompían los cristales y tiraban las flores que había depositadas en su memoria. Sus padres, que siempre se habían negado a informar de estos ultrajes para no dar publicidad a los radicales, ya no pudieron más y decidieron que su hijo descansara en otro lugar para no tener que estar expuesto a más condenas.

Foto: Imagen de la manifestación en Madrid en repulsa del asesinato de Blanco. (Fundación Miguel Ángel Blanco)

En Ermua, como en el resto del País Vasco, queda pendiente la tarea de la convivencia. Totorika asegura que se ha “avanzado muchísimo”, pero admite que "el odio todavía existe en muchas personas”. Al igual que hizo hace 20 años, el regidor no ha modificado su exigencia democrática a la izquierda ‘abertzale’ y al entorno de ETA. Lo dice quien con 18 años estaba en la cárcel de Basauri por participar en una manifestación ilegal contra el régimen de Franco. “Viví el ansia de libertad en la Transición. Siempre he creído en el cambio social y pelearnos contra ETA tenía todo el sentido. El silencio, la parálisis y la frustración que producía el terrorismo eran absolutamente insoportables para los que queremos libertad”, defiende.

Totorika asegura que se ha "avanzado muchísimo" en materia de convivencia en Ermua, pero admite que "el odio todavía existe en muchas personas"

Herri Batasuna apenas contaba con un concejal en el momento del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Hoy, con ETA fuera de juego, la izquierda ‘abertzale’, integrada en la coalición EH Bildu, es la segunda fuerza en este histórico feudo socialista con tres concejales. El análisis de los números puede dar a entender que goza de una fuerte base social en el municipio, pero existe división a la hora de interpretar estas cifras. “Es indudable que tienen respaldo social”, agregan algunos. “Son solo tres concejales de 17 y en un ayuntamiento en el que hay seis partidos diferentes”, replican quienes rechazan fortaleza ‘abertzale’ en la localidad.

EH Bildu es hoy la segunda fuerza política en Ermua con tres concejales: "Es indudable que el rechazo a la violencia les ha venido bien"

El dato que no deja lugar a equívocos es que la antigua Batasuna ha obtenido sus mejores resultados en Ermua cuando cejaron los asesinatos de ETA. El techo lo logró en las municipales de 2011, apenas unos meses antes de que la banda terrorista decretara el cese definitivo de la violencia e impulsada por el efecto de la legalización ‘abertzale’ tras años en la sombra, cuando obtuvieron el 18,5% de los votos y tres concejales. En los últimos comicios, su apoyo cayó ligeramente hasta el 15,5% (estaba la marca de Podemos ya en las urnas), si bien pasó de tercera a segunda fuerza. “Es indudable que el rechazo a la violencia les ha venido bien”, se coincide en señalar en el ayuntamiento. Hasta 2011, el mejor resultado 'abertzale' en las urnas había tenido lugar en las elecciones municipales de 1987 y 1991, con dos concejales. El ascenso de Bildu contrasta con el descenso de los populares. El PP tenía cuatro concejales en 1997, el doble que su actual representación. De ser segunda fuerza hace 20 años a ser quinta en la actualidad tras desplomarse en las últimas elecciones municipales, cuando perdió prácticamente la mitad de su respaldo social dentro del descalabro generalizado del PP en el País Vasco.

Foto: Mural dedicado al edil del PP asesinado por ETA en 1997. (Fundación Miguel Ángel Blanco)

El apoyo social de EH Bildu descansa en parte en el respaldo de los jóvenes, muchos de ellos hijos de inmigrantes (Ermua era el segundo mayor centro gallego después de Barakaldo). La crisis y el hartazgo hacia la política han hecho que una parte de la juventud encuentre acomodo en la antigua Batasuna una vez ETA ya no marca la agenda. En la calle, numerosos vecinos se muestran convencidos de que estos jóvenes votantes de EH Bildu, donde confluyen diferentes fuerzas, no comparten los postulados tradicionales de la izquierda ‘abertzale’. “Yo creo que no”, se coincide en señalar.

Este martes, el Ayuntamiento de Ermua celebrará un especial homenaje a Blanco con motivo del 20 aniversario de su asesinato, al que ha llamado a acudir a la población con bandos colocados en portales del municipio. Se espera una importante presencia política e institucional. Por segundo año consecutivo, una delegación de EH Bildu acudirá al acto encabezada nuevamente por el secretario general de EA, Pello Urizar. También acudirán concejales y varios parlamentarios vascos de la coalición, entre ellos su portavoz, Maddalen Iriarte. Es un paso “importante”, pero ahora falta que la izquierda ‘abertzale’ dé el paso definitivo de la condena a ETA. “Es la tarea pendiente”, expone Totorika.

El único edil de HB en Ermua hace 20 años dimitió tras el crimen pero regresó al ayuntamiento: hace un año abandonó el cargo por motivos personales

Porque a día de hoy la actitud ambigua de EH Bildu ante determinados episodios violentos y su negativa a condenar a la banda terrorista siguen generando encontronazos en el ayuntamiento. En el grupo municipal ‘abertzale’ comenzó la legislatura Jon Cano López, que era el único concejal de Herri Batasuna durante el secuestro y asesinato de Blanco. El concejal, que llegó a remitir un comunicado al consistorio para exigir a ETA la liberación del edil del PP, abandonó el consistorio tras estos hechos, aunque posteriormente regresó para defender los intereses ‘abertzales’ en el municipio. El 31 de mayo del pasado año renunció al cargo por motivos personales. Su presencia en esta legislatura ha sido “testimonial”, pero en sus escasas intervenciones dejó muestras de su “actitud beligerante”, indican fuentes municipales. El grupo municipal estará este martes en el homenaje a Blanco. El jueves deberá posicionarse en la Junta de Portavoces ante la moción que ha presentado el PP para condenar el asesinato del concejal popular. “Deben reconocer de una vez que ETA no debió matar. Hasta que no condenen a ETA no estaremos en la foto junto a ellos”, señala Lecumberri.

Durante su corta etapa como concejal, hasta que ETA segó su vida en 48 horas dramáticas, Miguel Ángel Blanco había recibido “algún insulto” de fascista, españolista o txakurra (perro en euskera). “Lo anormalmente normal dentro de una sociedad en la que se convive con algunos fanáticos ‘abertzales”, indica la fundación que lleva el nombre del edil del PP secuestrado y asesinado por la banda terrorista hace ahora 20 años. Los encontronazos con simpatizantes de ETA fueron más bien “anecdóticos”. En todo caso, estos radicales nunca amedrentaron a ese joven que apenas contaba con 27 años recién cumplidos cuando accedió al ayuntamiento tras las municipales de 1995 como número tres en las listas de los populares, y cuya labor consistía en supervisar el cumplimiento de los presupuestos municipales. “Nunca se calló, no sentía miedo, no se sentía blanco de ETA y nunca ocultó que pertenecía al PP”, rememora la entonces portavoz del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Ermua, Ana Crespo.

Miguel Ángel Blanco
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