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'El fin de ETA': elogio de cine al PSOE (y ZP) en vísperas de las elecciones vascas
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El filme, vehículo para lucimiento de Rubalcaba.

'El fin de ETA': elogio de cine al PSOE (y ZP) en vísperas de las elecciones vascas

El Zinemaldia estrena el documental de Justin Webster que reivindica la “valentía” del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero al negociar con la banda terrorista

Foto: Fotograma de la película 'El fin de ETA'.
Fotograma de la película 'El fin de ETA'.

El anuncio de ETA del 'cese de su actividad armada' en octubre de 2011 ha permitido airear con cierta ‘normalidad’ los entresijos de la negociación que mantuvo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero con la banda terrorista para llegar a un proceso de paz. Son varios los proyectos que han contribuido, en cierto modo, a esta especie de desclasificación de los asuntos secretos. ‘El fin de ETA’ es el (pen)último relato de las conversaciones que se mantuvieron en Ginebra y Oslo. En el apartado estrictamente de la historia, el documental de Justin Webster apenas aporta novedades sobre la crónica. Lo novedoso está en el fin, en su pretensión de reivindicar con mayúsculas la negociación, la 'valentía' del Ejecutivo socialista por emprender una vía que suscitó el rechazo social, con tensas movilizaciones en la calle a impulso del PP y del entonces jefe de la oposición, Mariano Rajoy, y de las víctimas del terrorismo. Y novedoso en el espacio temporal, porque se convierte en un elogio al camino que emprendió el PSOE a las puertas de las elecciones vascas de este domingo.

Por ello, la gran novedad radica más en el cuándo y el porqué que en el qué. Dice el experiodista de 'The Independent' afincado en Barcelona que no es algo buscado sino más bien con lo que se ha topado. “Es casualidad total”, argumenta ante esta coincidencia temporal tras la decisión del lendakari y candidato a la reelección del PNV, Iñigo Urkullu, de adelantar las elecciones de finales de octubre al 25-S. Lo único cierto, que no deja lugar a la interpretación, es que el estreno del documental, este lunes en el Festival de Cine de San Sebastián, se produce a escasos días de la cita con las urnas, y con el PSOE a punto de estrellarse como vaticinan todos los sondeos.

El director admite que el estreno de la película a las puertas de las elecciones y su reivindicación del papel del PSOE pueden condicionar la mirada hacia la cinta

Webster no esconde que todas estas circunstancias van a condicionar la mirada al filme. Y las interpretaciones. “Claro”, admite con contundencia. Tampoco oculta la influencia que se deriva de la presencia de Luis Aizpeolea, experiodista de 'El País', detrás de la película. “Habrá probablemente gente que piense que está hecha con una actitud partidista” apunta. Pero lo niega. Y se explica. “Este no es el propósito, sino contar lo que pasó de la manera más honesta posible. Soy británico de Barcelona y no tengo partido. Soy un apasionado de contar historias con rigor periodístico y habilidad cinematográfica. Me interesa más la ética y lo que pasó. Mi intención es ser honesto y no caer en el partidismo. Puede que no guste, pero está hecha con fundamento”, expone para volver a la realista sinceridad: “Aunque queda evidente que, bien contado, es una reivindicación de lo que hicieron [los dirigentes del PSOE]”, señala, muy consciente de que el filme puede ser visto como un intento de ayuda a los socialistas de cara a las elecciones. “¿Qué efecto tendrá? No tengo ni idea, pero fueron valientes”, remarca para despejar dudas.

La cinta se nutre de diferentes testimonios, aunque pivota en torno al relato de tres protagonistas de estos acontecimientos: Alfredo Pérez Rubalcaba, el hombre fuerte de Zapatero y ministro de Interior durante las negociaciones, el entonces presidente del PSE, Jesús Eguiguren, que actuaba en representación del Gobierno, y el líder de la izquierda 'abertzale', Arnaldo Otegi. Los encuentros que mantuvieron durante años estos dos últimos en el caserío Txillarre, en Elgoibar (Guipúzcoa), y que dieron lugar a la posterior negociación con ETA, dan pie al documental, que vuelve a reunir a los dos protagonistas bajo este mismo techo con la salida del líder batasuno de la cárcel.

Reivindicación de Rubalcaba

En todo caso, el peso del filme lo lleva Rubalcaba. La cinta es un vehículo para su lucimiento personal, a pesar de que al principio opuso resistencia a participar en el mismo, según apunta Webster. “Es el mejor final, que ETA reconociera el final”, se felicita el exdirigente socialista como testamento fílmico para avalar todo el proceso. El contrapeso lo ejercen en pantalla el exministro del Interior Jaime Mayor Oreja y el presidente de la AVT, Alfonso Sánchez. “Yo no me atreví”, asevera Oreja, quien formaba parte del Gobierno de Aznar en el periodo de las conversaciones que se mantuvieron con la banda terrorista. “Se negó a ciertas cosas, como al acercamiento de los presos de ETA”, señala el director del filme. “Nadie ha derrotado a ETA todavía a día de hoy. Hay que medir su fuerza por su proyecto rupturista”, proclama Oreja en el documental. “¿Cómo podemos decir que hemos derrotado su proyecto de ruptura?”, se pregunta a modo de lamento.

El filme pivota en torno al testimonio de Rubalcaba, Eguiguren y Otegi. El expresidente del PSE defiende al líder de Batasuna y este se niega a condenar a ETA

Webster, que ha desgranado las figuras de Aznar o Gabriel García Márquez en anteriores documentales, toma como inspiración el libro ‘Las claves de la paz’, en el que Eguiguren relató los entresijos de la negociación vivida en primera persona con ETA y que en su momento, con la banda terrorista activa, no pudo airear por el veto impuesto por Zapatero y Rubalcaba. “Me juego la vida con el libro”, llegó a afirmar entonces el expresidente de los socialistas vascos sobre una obra que se publicó al poco tiempo del cese de la violencia de ETA. Poco después, Eguiguren prolongó el testimonio con el documental ‘Memorias de un conspirador’, dirigido por Ángel Amigo.

Eguiguren defiende a Otegi

Ahora, el antiguo líder del PSE insiste en su planteamiento de que la detención de Otegi por el caso Bateragune, que le mantuvo seis años y medio en prisión por tratar de reconstruir la ilegalizada Batasuna a instancias de ETA, buscaba paralizar el proceso de paz abierto en Euskadi. “No entendí nada porque estaba trabajando para la paz”, expone. Defiende así la labor de quien en el documental se niega a condenar a la banda terrorista. El líder batasuno lo rechaza por “posición política” (alude a que ni Gerry Adams ni Nelson Mandela lo hicieron en sus casos) y porque su conducta práctica es más relevante que pronunciar una palabra que califica de fetiche. “Hemos hecho algo mucho más importante que la condena, resolver una parte del problema, sacar de la vida política la ecuación de la lucha armada”, llega a afirmar sin ningún pudor.

El director británico recibió el encargo de ponerse al frente del proyecto hace dos años. Asegura que al principio no le interesaba, pero accedió al saber que tendría acceso a las fuentes importantes para contarlo desde dentro. “El tema es fascinante cuando empiezas a profundizar en ello”, señala. El OK lo recibió en febrero de este año, ya cerrada la financiación, y ha llegado “con la lengua fuera” para su estreno en San Sebastián. Pero ¿qué aporta de nuevo este filme? “Muchas cosas. El hecho de contar la historia no separada, junta. Intenta llegar a la esencia de lo que pasó. Creo que esto no se ha hecho de ninguna manera”, resalta, convencido de que las iniciales conversaciones de Otegi y Eguiguren en Txillarre posibilitaron el fin de ETA. “Es un factor. Es cierto que las conversaciones con ETA fracasaron en 2007, pero este fracaso contribuyó, y mucho, al final de ETA. No fue la única cosa, también están las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, que fueron muy eficaces, pero todo esto de intentar las negociaciones tuvo su valor en acelerar el fin de ETA”, defiende.

‘El fin de ETA’ mezcla testimonios con imágenes reales de los sucesos que se fueron desarrollando durante la negociación con ETA (se dio por terminada el 21 de mayo de 2007) y los posteriores años, como la tregua y posterior ruptura de la misma con la bomba en la T-4, la detención del jefe etarra Thierry, los últimos atentados mortales de la banda terrorista o la presentación de la nueva sigla de Batasuna, Sortu, en febrero de 2011. Entre las voces, el documental da la palabra al teniente general de la Guardia Civil Pablo Martín, al comisario general de información de la Policía Nacional Miguel Valverde, al exjuez de la Audiencia Nacional encargado de la investigación judicial de ETA Baltasar Garzón, a la exministra de Interior de Francia Michele Alliot-Marie, al expreso de ETA y portavoz de ATA, Fermín Sánchez, al exetarra arrepentido Joseba Urrusolo Sistiaga, al director de la Fundación Henry Dunant, Martin Griffith, que hizo de intermediario en la negociación, al dirigente del Sin Fein Gerry Kelly, o al abogado sudafricano y mediador al servicio de la izquierda 'abertzale' Brian Currin, entre otros. La pantalla también junta a la exdirectora de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco y viuda de Juan Mari Jáuregui, Maixabel Lasa, con el etarra integrante del comando que asesinó a su marido, Ibon Etxezarreta, “Lo más importante es el respeto entre diferentes personas. Si hay respeto, hay convivencia y hay futuro”, asevera Lasa como cierre del documental.

La película supone en cierto modo una prolongación de la película de Julio Médem ‘La pelota vasca’ (incluso copia su estética en algunos momentos) sobre el ‘conflicto político’ vasco, que provocó una fuerte polémica con su proyección en el Zinemaldia al estar escorada hacia la interpretación de la izquierda 'abertzale'. Webster la defiende a capa y espada, pese a sus “imperfecciones”. “Fue un intento muy valioso en su momento [se estrenó en 2003]. No es perfecta porque se criticó mucho que no participara el PP, pero, aunque sea imperfecto, no se logra nada si no se intenta avanzar”, sostiene. En su caso, no hay voces del PP actuales. Y es buscado, porque cree que la presencia de Mayor Oreja ya tiene mucho peso.

El anuncio de ETA del 'cese de su actividad armada' en octubre de 2011 ha permitido airear con cierta ‘normalidad’ los entresijos de la negociación que mantuvo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero con la banda terrorista para llegar a un proceso de paz. Son varios los proyectos que han contribuido, en cierto modo, a esta especie de desclasificación de los asuntos secretos. ‘El fin de ETA’ es el (pen)último relato de las conversaciones que se mantuvieron en Ginebra y Oslo. En el apartado estrictamente de la historia, el documental de Justin Webster apenas aporta novedades sobre la crónica. Lo novedoso está en el fin, en su pretensión de reivindicar con mayúsculas la negociación, la 'valentía' del Ejecutivo socialista por emprender una vía que suscitó el rechazo social, con tensas movilizaciones en la calle a impulso del PP y del entonces jefe de la oposición, Mariano Rajoy, y de las víctimas del terrorismo. Y novedoso en el espacio temporal, porque se convierte en un elogio al camino que emprendió el PSOE a las puertas de las elecciones vascas de este domingo.

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