PP-C's: condenados a entenderse en Madrid, obligados a distanciarse en Euskadi
El escenario de las elecciones se presenta complicado para los dos partidos, que se enfrentan a la amenaza de quedarse en tierra de nadie por la división del voto del centro derecha
La apelación al voto útil que acompaña a los partidos en cada periodo electoral cobrará más fuerza si cabe en el mensaje del PP vasco de cara a los comicios autonómicos del próximo 25 de septiembre. La razón se llama Ciudadanos. Los populares son conscientes de que gran parte de sus aspiraciones de mantener su peso político en Euskadi, y de jugar un papel clave en la próxima legislatura en un Parlamento 'a priori' dividido en dos bloques enfrentados (PNV-PSE y Podemos-EH Bildu), pasa por atraer al electorado del partido de Albert Rivera.
Porque si PP y Ciudadanos están condenados a entenderse en Madrid (Rivera ya ha admitido por primera vez que no descarta el sí a la investidura de Mariano Rajoy para evitar unas terceras generales), en Euskadi ambas formaciones están obligadas a distanciarse. En unas elecciones que se antojan muy reñidas, cada voto es trascendental. Y el escenario se presenta tremendamente complicado para los dos partidos, que se enfrentan a la amenaza real de quedarse en tierra de nadie por la división del voto del centro derecha. Unos ven peligrar sus actuales cotas de poder y los otros tienen muy complicado entrar en el Parlamento vasco, donde aspiran a ejercer el papel de azote de la oposición que en esta pasada legislatura ha ejercido UPYD con su único representante en la Cámara de Vitoria, Gorka Maneiro.
El PP se juega mucho después de dos elecciones generales en que el apoyo logrado en Euskadi apenas alcanzó el 4,1% del electorado el 20-D y el 3,5% el 26-J
El voto constitucional de derecha que se marchó a Ciudadanos ya frustró en las dos pasadas elecciones generales la pretensión del PP vasco de conservar los tres escaños logrados en los comicios de 2011, uno por cada territorio. El gran damnificado fue su portavoz en el Parlamento vasco y presidente del partido en Gipuzkoa, Borja Sémper, que se quedó fuera del Congreso al no lograr atraer al votante de Ciudadanos. El 26-J logró arañar algunos votos, pero los 11.683 sufragios logrados por la formación naranja en este territorio dejaron al dirigente popular muy lejos del objetivo de tener asiento en las Cortes, a pesar de ser la fuerza que más creció con respecto al 20-D, al sumar 35.312 votos frente a los 33.884 anteriores.
El PP se juega mucho en las autonómicas del 25 de septiembre, no tanto Ciudadanos, que no tiene la presión que sienten los populares después de dos elecciones generales en que el apoyo logrado en Euskadi apenas alcanzó el 4,1% del electorado el 20-D y el 3,5% el 26-J. Por el contrario, las urnas miden la capacidad de recuperación del PP, que en los pasados comicios logró romper la peligrosa tendencia a la baja en que estaba instalado y que le había llevado a perder gran parte de su representación institucional. La caída de votos ha sido importante en los últimos años. En las generales de 2011, el PP vasco obtuvo 210.797 sufragios, y en la pasada cita con las urnas recabó 148.553.
Primer examen para Alfonso Alonso
Además, las elecciones vascas constituyen un auténtico examen para el presidente del PP de Euskadi y candidato a lendakari, Alfonso Alonso, que se expone a su primera gran prueba de fuego como líder del partido tras reemplazar a Arantza Quiroga, que se vio obligada a dimitir en octubre de 2015 tras su intento de acercamiento a EH Bildu en el Parlamento vasco con una propuesta sobre libertad y convivencia que no exigía a la izquierda 'abertzale' la condena explícita a ETA, como siempre había demandado el PP. Esta maniobra fue censurada por Alonso, muy crítico con la gestión de Quiroga al frente del PP vasco en los dos años y medio que duró su mandato. Ahora, unos malos resultados supondrían un duro golpe para el todavía ministro de Sanidad, que ha tenido que aparcar su carrera en Madrid para ponerse al frente de la candidatura popular, para la cual también se había barajado el nombre del exalcalde de Vitoria y actual vicesecretario sectorial del PP, Javier Maroto, quien está llamado a ser uno de los grandes referentes del partido a nivel nacional en los próximos años.
Tenemos que recuperar ese voto de centro derecha que se ha ido perdiendo. Se trata de aunar el voto de ese sector ideológico
La estrategia de Alonso de cara al 25 de septiembre es clara. Recuperar el voto de Ciudadanos, consciente de que gran parte de las aspiraciones de crecimiento pasa por los 40.740 apoyos obtenidos por la formación de Albert Rivera el 26-J. "Tenemos que recuperar ese voto de centro derecha que se ha ido perdiendo. Se trata de aunar el voto de ese sector ideológico", apuntan fuentes del PP vasco. Para ello, la estrategia será apelar al "voto útil, de la moderación y la estabilidad", así como poner en valor la recuperación económica de España como un activo frente a las aventuras "radicales" del nacionalismo y Podemos. En su mensaje, los populares llamarán a no disgregar este voto de derecha que defiende la unidad de España y alertarán de que el voto a Ciudadanos "no ha servido para nada" hasta la fecha en Euskadi.
A nivel interno, el PP vasco admite que va a ser muy difícil conservar los actuales 10 escaños en el Parlamento vasco, dividido en 75 asientos, por la fuerte irrupción de Podemos y la fuga de votos a Ciudadanos. Estas dos formaciones concurren por primera vez a unos comicios vascos, y este hecho afectará a todos los partidos, que tendrán que pelear duro por cada uno de los 75 escaños del Parlamento. Por ello, el PP espera no ser el más perjudicado en este nuevo escenario político.
El País Vasco, la peor plaza para C's
Las pretensiones de Ciudadanos, en cambio, son bien diferentes a las del PP. En esencia, aspira a crecer en votos para ir introduciendo el proyecto de Rivera, que apenas tiene presencia institucional en Euskadi. En las elecciones municipales y forales de mayo de 2015, la formación naranja apenas consiguió un representante en las Juntas Generales de Álava. El País Vasco es la peor plaza para C’s, por su pretensión de eliminar el concierto económico, una figura que une en su apoyo al resto de partidos en Euskadi, incluido el PP, que hace una defensa a ultranza de este 'derecho'. Hasta la fecha, su techo está en los algo más de 50.000 votos logrados en las elecciones del 20-D. Ahora está por ver cómo sienta en su electorado vasco el viraje de Rivera en relación a la investidura de Mariano Rajoy.
Tener presencia en la Cámara de Vitoria sería un éxito inesperado para Ciudadanos, que se presenta a las elecciones autonómicas con la candidatura a lendakari de Nicolás de Miguel, quien con anterioridad había sido el líder de UPYD en Gipuzkoa después de pasar por varios partidos en su trayectoria política. Su estrategia será, igualmente, tratar de desacreditar al PP y atraer a estos votantes desencantados con la actitud del presidente del Gobierno en los últimos meses.
Las diferentes encuestas dejan a C’s sin asiento en el Parlamento vasco tras las elecciones. Estas, 'a priori', no modificarán el número de fuerzas en la Cámara de Vitoria, cinco, ya que la entrada del partido de Pablo Iglesias, que en Euskadi reeditará la fórmula de la coalición con IU que fracasó en España el 26-J, vendrá acompañada de la salida de UPYD, que perderá así el único gran altavoz mediático que le queda en el Estado.
La apelación al voto útil que acompaña a los partidos en cada periodo electoral cobrará más fuerza si cabe en el mensaje del PP vasco de cara a los comicios autonómicos del próximo 25 de septiembre. La razón se llama Ciudadanos. Los populares son conscientes de que gran parte de sus aspiraciones de mantener su peso político en Euskadi, y de jugar un papel clave en la próxima legislatura en un Parlamento 'a priori' dividido en dos bloques enfrentados (PNV-PSE y Podemos-EH Bildu), pasa por atraer al electorado del partido de Albert Rivera.