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La izquierda abertzale asume que el ‘efecto Otegi’ se queda sin fuerza
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LA LLEGADA DE PILI ZABALA LES HIZO "MUCHO DAÑO"

La izquierda abertzale asume que el ‘efecto Otegi’ se queda sin fuerza

EH Bildu interioriza que la figura del ex líder de Batasuna no va a tener el efecto previsto en las elecciones vascas del 25 de septiembre

Foto: El secretario general de Sortu, Arnaldo Otegi. (EFE)
El secretario general de Sortu, Arnaldo Otegi. (EFE)

En unas elecciones, crecer y ganar votos no siempre es sinónimo de triunfo. Hay derrotas que pueden ser más dolorosas que la pérdida de sufragios en las urnas. Y este duro escenario es el que comienza a asumir EH Bildu, que está interiorizando a nivel interno que las expectativas de crecimiento que tenía hace apenas unos meses con la salida de prisión del histórico líder batasuno Arnaldo Otegi no va a producir, ni mucho menos, el efecto deseado en las elecciones autonómicas vascas.

Se puede decir que el globo Otegi ha pinchado nada más comenzar a volar. Las grandes expectativas que se abrían para la izquierda abertzale en marzo a las puertas de la prisión de Logroño, con la excarcelación de Otegi tras más de seis años a la sombra por intentar reconstruir la ilegalizada Batasuna a instancias de ETA, han tornado en desesperanza y preocupación en apenas cinco meses.

A las puertas de las elecciones vascas del 25 de septiembre, la previsión interna, según ha podido conocer El Confidencial de fuentes de la izquierda abertzale, es crecer en votos con respecto a las dos últimas elecciones generales, donde EH Bildu sufrió dos varapalos consecutivos, pero muy por debajo de las estimaciones previstas ya desde que se oteaba la salida de prisión de Otegi.

Foto: La cabeza de lista de Unidos Podemos por Guipúzcoa, Nagua Alba (c), celebra con el resto de candidatos en Bilbao los resultados del escrutinio de las elecciones generales. (EFE)

Nadie a nivel interno preveía la debacle de las generales del 26-J, cuando la izquierda abertzale estaba convencida de que, ya con su histórico líder como reclamo -participó de forma activa en la campaña electoral a pesar de no ser candidato-, iba a remontar el vuelo tras perder apenas medio año antes cinco de los siete diputados en el Congreso logrados bajo las siglas de Amaiur. Era la primera vez que las urnas medían el efecto Otegi y ni siquiera su presencia salvó a EH Bildu de otro severo varapalo. La coalición abertzale perdió en Euskadi 32.000 votos con respecto al 20-D, situándose como cuarta fuerza a apenas 5.000 sufragios de distancia del PP, que se encuentra en sus horas más bajas en el País Vasco. "Estábamos seguros de que íbamos a crecer y los resultados fueron difíciles de asumir", sostienen desde la izquierda abertzale.

Ni siquiera el cambio de candidatos, con unos nuevos rostros con un perfil más social -se optó en Bizkaia por el líder de Alternatiba, Oskar Matute, y por un activista antifracking en Álava, Mikel Otero- tuvo su efecto. El experimento de situar al frente de las listas a unos candidatos más podemizados para recuperar parte de los votos idos a la formación de Pablo Iglesias fue un fracaso.

Las elecciones menos atractivas

La izquierda abertzale se agarra al discurso de que han sido las elecciones menos atractivas para su electorado pero no existe el optimismo que se presupone ante unos comicios autonómicos. La clave para las elecciones vascas va a radicar en la capacidad de EH Bildu para atraer de nuevo al votante que ha encontrado acomodo en Podemos, que además amplió la brecha que separaba a ambas formaciones el 26-J al doblarle en votos (333.730 frente a 152.782). Y en esta lucha, la izquierda abertzale acaba de recibir un duro golpe con el fichaje por la formación morada de Pili Zabala, la hermana de uno de los dos jóvenes miembros de ETA que fueron secuestrados, asesinados y enterrados en cal viva por el GAL. "Nos ha hecho mucho daño", admiten sin tapujos tras el nombramiento de Zabala como candidata a lehendakari por el partido de Iglesias, y que ha sido ratificado este mismo lunes aunque con sólo un apoyo del 52% de las bases de Podemos en Euskadi, fruto de la división interna.

Foto: Pilar Zabala, hermana de José Ignacio Zabala, asesinado por los GAL. (EFE)

Con su nombramiento, la formación morada se ha garantizado el golpe de efecto deseado para neutralizar las posibles fugas de votos del entorno abertzale. Además, pone en jaque al PNV, ya que el Gobierno vasco ha recurrido esta legislatura a Zabala para llevar a cabo su plan de Paz y Convivencia, con su presencia en diferentes iniciativas, entre ellas encuentros entre víctimas del terrorismo.

La izquierda abertzale siempre ha instrumentalizado a Zabala para lograr sus fines, por lo que su marcha a su gran competidor en votos deja muy tocada a EH Bildu, que, además, está teniendo que hacer frente al hecho de que Otegi no está despertando el interés que se presuponía. La izquierda abertzale está siendo consciente de que el reclamo de Otegi no ha generado el tirón deseado. El exportavoz de Batasuna está manteniendo hasta la fecha en sus intervenciones un perfil bajo que no está atrayendo a la ciudadanía, en especial a los jóvenes, que, ya cerrado el terrorismo de ETA, se ven reflejados en el discurso de Podemos. "Se les están yendo muchos votos en las últimas elecciones que no son de retorno tan claro", corrobora el doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco, José Antonio Pérez.

Foto: La candidata a lehendakari por Podemos en el País Vasco, Pili Zabala (EFE)

A nivel interno, hay voces que apuestan por una aproximación más al centro-izquierda y no escorarse en esa izquierda más radical en la que se está instalado de forma inamovible. Aluden a que la resolución al denominado conflicto político, la cuestión de los presos de ETA y las aspiraciones independentistas, las armas históricas del abertzalismo, no están en las principales preocupaciones de la población vasca, según reflejan los diferentes sociómetros que elabora el Gobierno vasco.

Hora de modificar el discurso

La irrupción de Podemos, que tiene en Euskadi y Cataluña sus dos grandes bastiones a nivel estatal, lo ha cambiado todo y está obligando a la izquierda abertzale a readecuar su discurso. EA, una de las cuatro patas de las coalición junto a Sortu, Aralar y Alternatiba, ya ha celebrado un congreso para replantear la línea política en este nuevo escenario aunque aún no ha concluido la ponencia que debe marcar la hoja de ruta para el futuro. La antigua Batasuna, por su parte, no acometerá su congreso de renovación hasta diciembre, tras las elecciones vascas, pero ha dejado en manos de Otegi el proceso de "refundación", el cual, en todo caso, estará liderado por algunos de los viejos nombres de la izquierda abertzale, también condenados por el 'caso Bateragune', y que no hace muchos años jaleaban el terrorismo. Para este proceso, Sortu parte de la reflexión interna completada a lo largo de este año y que se plasma en el documento Abian, que demanda una renovación en el discurso con las armas de ETA silenciadas para conectar de nuevo con la sociedad.

Además, de cara a la cita del 25 de septiembre, la izquierda abertzale tiene que hacer frente a la pesada losa que supone la gestión que ha hecho al frente de las instituciones vascas. El inesperado éxito electoral en 2011 le reportó grandes dosis de poder en Gipuzkoa, con el liderazgo de las dos principales instituciones de este territorio (la Diputación y el Ayuntamiento de San Sebastián) que no supo administrar al realizar una gestión dictatorial e impositiva. Su negativa a atender al clamor social en contra del sistema de gestión de residuos puerta a puerta ha llevado a EH Bildu a bajar hasta la tercera fuerza en el que es su feudo, su caladero de votos, algo impensable para la izquierda abertzale.

También era inaudito hace unos meses para la izquierda abertzale tener que concurrir a las elecciones vascas con su líder Otegi como candidato a lehendakari sin opciones reales de llegar a Ajuria Enea. Las autonómicas se presentan como un duro mano a mano entre el PNV y Podemos, que ha sido la fuerza más votada en Euskadi en las dos elecciones generales. En este escenario, EH Bildu confía en que la correlación de fuerzas en el Parlamento le permita jugar un papel clave en la próxima legislatura tanto para llegar a acuerdos con el PNV como con Podemos. Llegado el caso, la coalición no descarta prestar sus votos a la formación morada para expulsar al partido de Iñigo Urkullu del poder, ya que la opción de un gobierno en coalición está prácticamente descartada.

En unas elecciones, crecer y ganar votos no siempre es sinónimo de triunfo. Hay derrotas que pueden ser más dolorosas que la pérdida de sufragios en las urnas. Y este duro escenario es el que comienza a asumir EH Bildu, que está interiorizando a nivel interno que las expectativas de crecimiento que tenía hace apenas unos meses con la salida de prisión del histórico líder batasuno Arnaldo Otegi no va a producir, ni mucho menos, el efecto deseado en las elecciones autonómicas vascas.

Arnaldo Otegi Bildu
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