Es noticia
La izquierda abertzale pide tomar la calle y medidas sociales para frenar a Podemos
  1. España
  2. País Vasco
en un documento de 50 páginas de sortu y lab

La izquierda abertzale pide tomar la calle y medidas sociales para frenar a Podemos

La izquierda abertzale hace autocrítica y remarca sus debilidades respecto a Podemos para reaccionar contra el ascenso de una fuerza que amenaza su espacio electoral

Foto: Íñigo Errejón, junto a Eduardo Maura y Nagua Alba, que encabezan la candidatura oficialista a la secretaría autonómica en el País Vasco. (EFE)
Íñigo Errejón, junto a Eduardo Maura y Nagua Alba, que encabezan la candidatura oficialista a la secretaría autonómica en el País Vasco. (EFE)

Podemos ha golpeado el constreñido tablero de la política vasca. Una fuerza estatal, con apenas dos años de vida, que amenaza la hegemonía no solo de la izquierda abertzale, sino también del PNV, como demostraron los resultados del 20-D en los que se situó como primera fuerza en votos. Más de 316.000 electores (26%) dieron su apoyo a la formación emergente, multiplicando por seis los cosechados en las europeas. EH Bildu, relegada como cuarta fuerza, ha sido la principal damnificada, viéndose forzada a abrir un proceso de debate para diseñar una nueva estrategia política.

El documento que da base teórica al denominado proceso Abian, reconoce con autocrítica que “no hemos sabido gestionar lo que nosotras y nosotros mismo hemos creado. Entre otras cuestiones, así se puede entender el éxito de Podemos en las últimas elecciones, que en Euskal Herria ha sido mucho mayor que en el Estado; es un campo sembrado por las aspiraciones de cambio”.

Manteniendo el foco sobre la formación liderada por Pablo Iglesias, el texto de 50 páginas presentado por dirigentes de la organización Sortu y el sindicado abertzale LAB, plantea que “el ambiente generado en el Estado por la crisis del sistema político, el insuficiente desarrollo del proceso en Euskal Herria y la escasa atención prestada a esas necesidades sociales y a esas nuevas formas de movilización son factores que han jugado a favor de Podemos, al menos últimamente”.

placeholder Eduardo Maura, candidato oficialista a la secretaria autonómica de Podemos. (EFE)
Eduardo Maura, candidato oficialista a la secretaria autonómica de Podemos. (EFE)

El proceso de debate abierto con el tiempo suficiente para buscar una reacción de cara a las elecciones al Parlamento Vasco pretende, entre otras cuestiones, frenar el ascenso electoral de una formación erróneamente subestimada por la mayoría de los sectores políticos vascos. Para ello apuesta, en resumen, por recuperar su conexión con los movimiento sociales (“ha habido una gran desconexión con la militancia de la Izquierda Abertzale que trabaja con el movimiento popular”), fomentar la participación y la transparencia, y profundizar en un mismo plano la construcción nacional y la transformación social. La Izquierda Abertzale pasa a la ofensiva para recuperar el terreno perdido en favor de Podemos.

Los cabeza de lista de Podemos Euskadi explicaban tras los comicios que los resultados del 20-D no podían extrapolarse a las autonómicas, pero subrayaban al mismo tiempo que la formación se había convertido en un actor capaz de tutear a PNV y EH Bildu, así como de obligar al resto de fuerzas a reposicionarse. Desde la Secretaria Política del partido afirmaban en este sentido que habían recibido mucho “voto prestado”. Con todo, estas mismas fuentes recalcaban que el reto pasaba por “fidelizar” este voto prestado, lo cual se antojaba más fácil de fijar una vez recibido.

“Hoy más que nunca la lucha social es una prioridad, la lucha por la justicia social es una prioridad para la izquierda”, exhorta el documento de los abertzales. Una reflexión que pone sobre la mesa un cambio de paradigma. Podemos ha forzado este último salto cualitativo en un cambio de estrategia que se remonta, como indica el propio texto, al documento Zutik Euskal Herria (2010), en el que las bases de Batasuna descartaron el uso de la violencia como forma de hacer política.

Volver a hacer “atractiva” la independencia, con una “nueva oferta” de la que sean símbolos la igualdad, la democracia y la justicia social son otras de las cuestiones subrayadas en el documento. Mientras tanto, Podemos saca músculo, no solo en lo electoral, sino también en lo organizativo. En estos momentos la formación afronta un proceso de primarias para el que se han presentado cinco candidaturas, y ganado cerca de medio millar de militantes desde el pasado mes de diciembre, pasando de los 13.627 a los 14.111 registrados.

"El hecho de que Podemos ha nacido después de la declaración de cese de violencia hace que pueda convertirse en un agente de convivencia fundamental"

El diputado por Vizcaya y miembro del equipo de la candidatura oficialista para la secretaria general autonómica de Podemos, Eduardo Maura, analizaba en un análisis político tras las elecciones que “con el PSE en crisis y relegado a muleta del PNV, y con Ezker Anitza anclada en una lectura ideológica del ciclo político, las mayorías vascas no terminaban de percibir a la izquierda abertzale como referente, a pesar de sus excelentes resultados hasta las municipales y forales de 2015”.

Desde la Secretaría de Organización de Podemos destacan el “ambiente” y las “ganas de participación” que están caracterizando el proceso de primarias autonómicas para elegir a la secretaría general y la dirección de Podemos Euskadi. Al incremento de militantes se suma la multiplicación de candidaturas, un contexto que contrasta con el proceso de primarias en La Rioja, que se desarrolla de forma paralela con mucho menos “ambiente”. La comunidad vasca, con elecciones a la vuelta de la esquina, promete convertirse en uno de los feudos de la formación liderada por Pablo Iglesias.

El músculo electoral de Podemos proviene principalmente de las generaciones más jóvenes, un caladero que, como refleja el documento, teme perder la izquierda abertzale: “Debemos tener en cuenta que vendrán generaciones que solamente conocerán la nueva época, y la oferta que les hagamos no puede ser una oferta que mire al pasado. Esas generaciones comenzarán a elaborar un nuevo relato, y el independentismo tiene que ser el eje de ese relato”. El diputado de Podemos por Vizcaya, número dos de la candidatura oficialista que encabeza Nagua Alba, profundizaba en un análisis político tras el 20-D las fortalezas de su formación en Euskadi, coincidentes con las debilidades remarcadas por la izquierda abertzale. Respecto al tema generacional, su lectura era que Podemos es “una fuerza muy capaz de arraigar en la sociedad vasca contemporánea, pese a ser muy joven… o precisamente por serlo”.

En el mismo documento, titulado 'Devolver el tablero vasco a su gente. Notas sobre la posibilidad de cambio político en Euskadi', Maura argumentaba que “el hecho de que Podemos ha nacido después de la declaración de cese de violencia de 2011 hace que pueda (y deba) convertirse en un agente de convivencia fundamental, a la altura de una sociedad vasca que mientras tanto ya se ha puesto a convivir. A esto ayuda que se trata una fuerza compuesta por personas que vienen de votar diferente y de experiencias muy diferentes del conflicto”.

Para los autores del documento Abian, que se encargaron de hacer público Marije Fullaondo, dirigente de Sortu, e Igor Arroyo, del sindicato LAB, “el proceso independentista necesita un activismo social fuerte, el trabajo de hormiga de todos los días. Además de revisar y regenerar las experiencias desarrolladas hasta ahora, tenemos que prepararnos para experimentar en prácticas emancipadoras actualizadas. Junto con ello, habrá que profundizar en nuevos modelos de movilización, protesta y desobediencia que alimenten la dinámica política soberanista”.

La formación emergente en el País Vasco, por su parte, gana terreno en diferentes direcciones, poniéndole difícil la confrontación directa de la izquierda abertzale al abrazar el derecho a decidir, el modelo territorial plurinacional o el reconocimiento al papel de Otegi, que incluso generó un enfrentamiento en Pablo Iglesias y Pedro Sánchez durante la sesión de investidura. Precisamente Otegi protagonizaba este fin de semana un acto en Anoeta donde pedía a la formación morada que se sumara a los independentistas en "las naciones del Estado".

El cabeza de lista de Podemos en Vizcaya, lo resumía así: “El hecho de que Podemos ha nacido después de la declaración de cese de violencia de 2011 hace que pueda (y deba) convertirse en un agente de convivencia fundamental, a la altura de una sociedad vasca que mientras tanto ya se ha puesto a convivir. A esto ayuda que se trata una fuerza compuesta por personas que vienen de votar diferente y de experiencias muy diferentes del conflicto”.

Eduardo Maura concluía en esta línea que se está abriendo “un mapa novedoso en el que los ejes nacional, social e institucional tradicionales de la política vasca”, y a pesar de que conservan su importancia para muchísimas personas, “se articulan, conectan y recombinan de manera diferente”. El cambio del sistema de partidos llama a la puerta, también en Euskadi.

Podemos ha golpeado el constreñido tablero de la política vasca. Una fuerza estatal, con apenas dos años de vida, que amenaza la hegemonía no solo de la izquierda abertzale, sino también del PNV, como demostraron los resultados del 20-D en los que se situó como primera fuerza en votos. Más de 316.000 electores (26%) dieron su apoyo a la formación emergente, multiplicando por seis los cosechados en las europeas. EH Bildu, relegada como cuarta fuerza, ha sido la principal damnificada, viéndose forzada a abrir un proceso de debate para diseñar una nueva estrategia política.

PNV Resultados empresariales Vizcaya
El redactor recomienda