Este retroceso coincide con el leve ascenso de Unidas Podemos, que experimenta una progresión con paso lento pero firme desde que Yolanda Díaz se convirtió en el rostro visible del sector morado en el Ejecutivo de coalición. El partido sacaría en este momento poco más del 12% de los votos, con un total de 32 escaños, la cifra más alta de la serie de encuestas de IMOP-Insights. Aunque la formación todavía no iguala los 35 asientos de 2019, sí atisba la recuperación apoyada en la fidelidad de su electorado, que ya está por encima del 70%. Así, la ministra de Trabajo, aunque no sea miembro de UP, ha logrado invertir las pérdidas que el partido tuvo con Pablo Iglesias al frente, que provocó un éxodo de sus votantes a la abstención.
Que la izquierda recorte distancias tiene poco que ver con una mejoría sustancial del PSOE, lejos de su marca de hace más de dos años e instalado en esa especie de monotonía sin sobresaltos, lineal, siempre entre el 25 y el 27% del electorado. Aunque Pedro Sánchez repetiría como el candidato más apoyado, se habría dejado por el camino 440.000 electores y 16 diputados. Casi tantos como necesita para su investidura.
Nada apunta a un escenario gobernable, tampoco en la izquierda. La mayoría de los Presupuestos Generales de 2022 sería insuficiente según este sondeo (siempre con una participación equivalente a la de 2019 como referencia) y Sánchez únicamente dispondría de 167 votos. Necesitaría los 15 escaños que quedan en el aire de Junts (8), CUP (3) y BNG (4). Un encaje de piezas improbable en este momento.
Quienes no paran de crecer son precisamente esas fuerzas nacionalistas radicales, las más escoradas del tablero. La CUP está ya en el 7% en Cataluña y ha ampliado su presencia más allá de Barcelona, con peso también en Girona. Bildu, que sí forma parte de la suma para las cuentas de este año, ha pasado del 17 al 21% en Navarra y del 18 al 23% en País Vasco, mientras que el BNG crece del 8 al 18% en Galicia, ya por encima del PSOE en este territorio. Respecto a los gallegos, Ignacio Varela detalla que se mueven entre los 2 y los 4 diputados. Tienen seguros dos representantes, uno por A Coruña y otro por Pontevedra, y podrían conseguir otro más en la primera provincia. El cuarto, que sería en Lugo, está en el aire por una diferencia mínima de votos con el PP. "Es razonable pensar que perdería este último y obtendrían 3", apunta Varela.
Caída continuada del PP
En la derecha, la caída afecta sobre todo al PP. El problema de Casado, con el 24,4% del electorado y 102 escaños, es que todo indica que el efecto de las elecciones del 4-M se ha diluido y la inyección que supuso la victoria de Isabel Díaz Ayuso ya no es tal. Su línea descendente es continua desde el pasado mes de octubre, cuando llegó a estar en el 28% y 120 diputados, y de momento no ha tocado fin. De esta encuesta se desprende que en los últimos tres meses habría perdido en torno a 875.000 votantes y 18 representantes en el Congreso, alcanzando su estimación más baja desde que comenzó el Observatorio Electoral de El Confidencial. "Pablo Casado no está siendo capaz de levantar las expectativas de su partido", añade Varela.
Sus cifras, no obstante, mejoran notablemente el resultado de los comicios de noviembre de 2019, con 900.000 apoyos y 13 escaños más que entonces. De celebrarse hoy las elecciones, sin embargo, estos datos serían inútiles para los populares. La suma con Vox (63), Ciudadanos (1) y Navarra Suma (2) sería insuficiente para investir a Casado como presidente. Aunque se registra una pequeña subida de Ciudadanos, que crece un 0,5% respecto al último sondeo, no es suficiente para compensar la bajada del bloque. Los de Inés Arrimadas sobreviven y alcanzan su mejor dato de la serie, con el 3,1% y un escaño por Madrid.
En Vox el escenario es peor que hace un mes, pero no alarmante. Aunque ha bajado dos puntos (del 19 al 17%) desde la encuesta anterior a Navidad, Santiago Abascal ganaría hoy medio millón de votos y aumentaría notablemente su representación en el Congreso, pasando de los 52 diputados actuales a 63. Pese a la merma, sigue en una posición privilegiada y a nivel nacional está por encima del 20% en 25 provincias, entre ellas las ocho de Andalucía. La última barrera son las llamadas nacionalidades históricas, Galicia, País Vasco y Cataluña.