Sánchez goza en este momento de una fidelidad en estimación de voto del 71%, una cifra inalcanzable para la mayoría y solo superada por Vox, que está un punto por encima en esta clasificación. En la comparativa con el resto de partidos del mismo espectro ideológico, el presidente del Gobierno también tiene motivos para presumir: Unidas Podemos está en el 66% y Más País apenas pasa del 20%. El PP, por su parte, sigue lastrado por esta cuestión y en solo unas semanas ha pasado del 77 al 67%. Lo que antes era una papeleta segura en la derecha ahora solo es probable, con cada vez más indecisos.
Sánchez goza de una fidelidad de voto del 71% y el intercambio de apoyos con Unidas Podemos ya no es favorable a los morados
Las últimas encuestas publicadas por El Confidencial apuntaban a un fenómeno incipiente en la izquierda, con el efecto Yolanda Díaz como una nueva variable a tener en cuenta. Este sondeo, realizado entre el 3 y el 14 de enero, ha revertido momentáneamente esta tendencia y el intercambio de votos en la coalición del PSOE y Unidas Podemos ya no es favorable a los morados. El agujero parece tapado, aunque no es concluyente que sea una tendencia.
PP debilitado
Sin grandes novedades o vuelcos, otra de las grandes noticias para el PSOE es que el PP sigue lejos de su mejor momento. Es cierto que mejora sus resultados de noviembre de 2019, casi seis puntos por encima y con 14 diputados más, pero no lo es menos que se ha desinflado. La evolución de los populares refleja un descenso constante desde la publicación del 27 de octubre, su mayor pico, cuando alcanzó el 28% de los votos y 120 escaños. El analista y director del Observatorio Electoral, Ignacio Varela, achaca esta regresión a dos situaciones complementarias que tienen mucho que ver con la falta de liderazgo de Casado: el posible pinchazo definitivo del 'efecto Ayuso' y la guerra interna en el partido.
La panorámica general de esta encuesta ubica el escenario actual muy cerca de los meses previos al 4-M, antes de la victoria de Isabel Díaz Ayuso. A medida que avanza la serie, el PP pierde su ventaja, lo que refleja que el impacto de la presidenta de la Comunidad de Madrid se diluye progresivamente y devuelve el partido a una situación de debilidad y cierto desamparo. Así, el liderazgo nacional de Casado está supeditado a los estímulos e inyecciones que le llegan de sus barones territoriales, de Madrid a Castilla y León, completamente condicionado a arreones transitorios y artificiales. "De ahí el dominó de elecciones, necesita de esos chutes de energía", reflexiona el analista, que augura un más que probable crecimiento popular tras los comicios del 13-F. "El PP vive de eso", concluye Varela.
El liderazgo nacional de Casado está supeditado a los estímulos e inyecciones que le llegan de sus barones territoriales, de Madrid a Castilla y León
Esta, no obstante, no es la única explicación. El desplome del PP coincide con la crisis interna por el control del partido en Madrid y el mejor momento de Casado fue justamente antes de que Díaz Ayuso plantease adelantar el congreso regional en la junta directiva de finales de octubre. Desde entonces, la presidenta autonómica y Génova se han enredado en una lucha fratricida que más allá de dividir a las agrupaciones madrileñas ha puesto en cuestión el avance del líder de los populares.
Sin mayorías
La consecuencia de todo este embrollo es que, con este resultado, España sería ingobernable una vez más. Ninguno de los bloques avista una mayoría clara, aunque respecto a la última encuesta las diferencias entre izquierda y derecha son más estrechas y el margen se ha reducido en casi dos puntos, del 7,2% al 5,5%, todavía favorable al PP, Vox y Ciudadanos. La suma de los presupuestos generales de 2022 es inviable en este momento y Sánchez solo lograría la investidura si incluye también a los diputados de Junts per Catalunya, la CUP y el BNG (que se ha dejado dos escaños en las últimas dos semanas).
El único consuelo para el presidente del Gobierno es que sus rivales tampoco alcanzarían la absoluta, con 171 apoyos en el Congreso. Santiago Abascal se mantiene firme con 66 representantes e Inés Arrimadas sobrevive con uno en Madrid.