Cómo una fábrica lechera de los sesenta se convertirá en un centro de innovación científica
Esta semana han comenzado las obras para transformar la vieja fábrica de Clesa. El edificio contará con espacios para la celebración de congresos, un centro de biomedicina y otro cultural
Rodeado por la M-600, el Hospital Universitario Ramón y Cajal y la estación de cercanías de Fuencarral, se erige el edificio de la antigua Central Lechera Clesa. Construido entre los años 1957 y 1961 por el arquitecto Alejandro de la Sota, la gran construcción de hormigón afronta trece años después de su cierre definitivo una gran reforma: su conversión en un centro científico y de innovación especializado en ciencias de la vida y su divulgación. Esta semana han comenzado unas obras, que se estima que finalicen en 2027. El proyecto supondrá un giro en el distrito de Fuencarral-El Pardo.
Conseguir una segunda vida para este edificio no ha sido una tarea fácil ni rápida. La central estuvo en funcionamiento hasta el año 2011 y cerró oficialmente un año después con la quiebra de su propietario. En 2015 el Ayuntamiento de Madrid decidió dar un paso al frente para crear un enclave en esta zona de la capital. Así, en mayo de ese año, el Gobierno local inició los trámites para modificar el Plan General de Ordenación Urbana y así poder comenzar a construir allí un nuevo desarrollo urbanístico. Este paso supuso la inclusión del edificio en el Catálogo de Edificios Protegidos por parte del Ayuntamiento, y la transformación del suelo en el que se ubica. Es decir, se pasó de uso industrial a residencial y terciario. Sin embargo, el viento remó en contra del proyecto y el Consistorio desistió de su tramitación.
Los años pasaron y la fábrica, al estar abandonada, sufrió múltiples episodios de vandalismo. Incluso sus propietarios pensaron en su demolición. Pero 2018 trajo consigo una nueva oportunidad para la central. Ese año se propuso una nueva modificación del Plan General, que se aprobó finalmente en 2020 y estableció la cesión del edificio al Ayuntamiento de Madrid. Desde entonces, el Gobierno local ha estudiado cómo darle una segunda vida, mientras se iban superando los largos trámites para despejar el horizonte de la vieja fábrica.
En 2022, ante el estado en el que se encontraba la nave y el proyecto que allí tenía entre manos el Consistorio, más de 40 asociaciones culturales y vecinales se movilizaron para que el emblemático edificio gozara de mayor protección y se le diera un uso comunitario. Así, en marzo de 2024 la Comunidad de Madrid lo reconoció como Bien de Interés Cultural (BIC).
Al ser un edifico catalogado como BIC, la Comisión Local de Patrimonio debía aprobar primero las reformas. El proyecto, cuyas obras comenzaron esta semana, es de la empresa holandesa Kandans Science y fue seleccionado en el concurso internacional Reinventing Cities de 2019. Con este certamen, la compañía consiguió la concesión de la parcela durante los próximos 75 años. Patrimonio aprobó en julio de 2024 la propuesta, que conllevará el acondicionamiento, ampliación y reestructuración de la nave. La rehabilitación permitirá conservar la esencia de la lechera y respetará sus elementos más representativos: la estructura original, la configuración de las dos naves principales, la volumetría, las fachadas principales y la escalera.
En total, la parcela sobre la que se levanta esta fábrica cuenta con más de 17.000 metros cuadrados. De estos, 9.500 se destinarán al centro de I+D de biomedicina, 1.600 para un centro de congresos, en 800 metros cuadrados se habilitará un centro cultural y también, un espacio de coworking, y otros 1.500 para zonas comunes y de restauración. Asimismo, se incorporará un aparcamiento y un edificio de laboratorios.
Además, el Ayuntamiento de Madrid aprovechará la rehabilitación del edificio para "crear zonas verdes municipales y nuevos viales" en el área. Asimismo, la administración que lidera José Luis Martínez-Almeida ha anunciado que "se mejorará la conexión con la red de transportes y Cercanías" y como parte del desarrollo de la modificación del Plan General aprobada en 2020, se ubicarán en las zonas aledañas oficinas, una residencia de estudiantes y un hotel. Desde el Consistorio lo consideran un "polo de innovación, cultura y empleo" que atraerá talento al nuevo enclave de la capital.
Rodeado por la M-600, el Hospital Universitario Ramón y Cajal y la estación de cercanías de Fuencarral, se erige el edificio de la antigua Central Lechera Clesa. Construido entre los años 1957 y 1961 por el arquitecto Alejandro de la Sota, la gran construcción de hormigón afronta trece años después de su cierre definitivo una gran reforma: su conversión en un centro científico y de innovación especializado en ciencias de la vida y su divulgación. Esta semana han comenzado unas obras, que se estima que finalicen en 2027. El proyecto supondrá un giro en el distrito de Fuencarral-El Pardo.