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Telares de bolillos y escapularios: descubre la exposición que reivindica las "pequeñeces" olvidadas que definieron la vida de las mujeres del siglo XIX
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HASTA EL 21 DE SEPTIEMBRE

Telares de bolillos y escapularios: descubre la exposición que reivindica las "pequeñeces" olvidadas que definieron la vida de las mujeres del siglo XIX

Una exposición en Madrid recupera los saberes olvidados de las mujeres que, desde el silencio de lo doméstico, tejieron memoria, afecto y resistencia en forma de encaje y bordado

Foto: Una visitante admira los objetos expuestos en la Sala del Encuentro del Museo del Romanticismo, en Madrid (Ministerio de Cultura)
Una visitante admira los objetos expuestos en la Sala del Encuentro del Museo del Romanticismo, en Madrid (Ministerio de Cultura)

Telares de bolillos, escapularios, casas de muñecas, e incluso recuerdos familiares que han pasado de generación en generación. Hay una exposición en Madrid que se ha convertido en el polo de atracción de las mujeres, por perseguir un inapelable propósito: rendir homenaje a las madres y abuelas del siglo XIX, pero que también puede servir para que otros segmentos de la población descubran su forma de vivir y ser, en un mundo que las excluía de la esfera pública. Son las "pequeñeces" olvidadas que transformaban la vida doméstica en un espacio seguro para poner a prueba su ingenio y romper con su rutina.

Comisariada por Selina Blasco y Patricia Molins, la exposición Las hijas de Felipe. "Cosas tenidas por pequeñeces", que permanecerá abierta en el Museo del Romanticismo (calle de San Mateo, número 13) hasta el 21 de septiembre, ofrece una nueva mirada a la vida femenina a través de sus objetos cotidianos y labores textiles, que son recogidos en el Manual de señoritas o Arte para aprender cuantas habilidades constituyen el verdadero mérito de las mujeres.

En esta guía, publicada en 1827, hay una frase que puede funcionar como el lema de la muestra: "ni los descubrimientos en las ciencias llamadas sublimes, ni las acciones de los grandes héroes han influido tanto en la humana felicidad, como las cosas tenidas por pequeñeces". La exposición, enmarcada en el proyecto Memoria, tejidos, museos, realiza un viaje al periodo romántico por las tareas domésticas de la burguesía del siglo XIX, a través de piezas textiles que eran un profundo reflejo de la intimidad, el ocio y la educación de la época.

Tienen especial relevancia los peines, frascos de perfume, abanicos, bordados, la daguerrotipia, el dibujo, las conchas o apliques para el cabello. Muchos de los objetos u obras expuestas son inéditos y han sido restaurados para la exposición, que es de acceso gratuito hasta finales de junio, y a partir de entonces tendrá un coste de 3 euros. Las entradas solo pueden adquirirse en las taquillas del museo. La muestra está en las salas de la exposición permanente y la Sala del Encuentro, un espacio expositivo donde suelen recalar las obras invitadas. El horario del Museo del Romanticismo es el siguiente:

  • Martes a sábado: 09:30 - 20:30 h
  • Domingo y festivos: 10:00 - 15:00 h
  • Lunes: Cerrado
placeholder Paño devocional bordado, realizado en seda e hilos metálicos (Ministerio de Cultura)
Paño devocional bordado, realizado en seda e hilos metálicos (Ministerio de Cultura)

La muestra cuenta con la colaboración de tres museos estatales más: el Museo del Traje, el Museo Arqueológico Nacional, el Museo de América y el Museo Nacional de Artes Decorativas. Cada museo participante ha desarrollado su propia interpretación de las “pequeñeces”, conectando así narrativas que normalmente no comparten espacio. Se trata de una propuesta curatorial colaborativa que ensancha los límites del museo tradicional y cuestiona sus lógicas de exhibición. En el caso del Museo del Romanticismo, la intervención ha contado con la colaboración especial de Las Hijas de Felipe, el dúo formado por Ana Garriga y Ana Urbita, doctoras en literatura barroca y creadoras del pódcast del mismo nombre. Su participación introduce una mirada disidente, feminista y literaria sobre los fondos expuestos.

La intimidad como forma de memoria

Lejos de las grandes piezas de orfebrería o los retratos oficiales, esta muestra reivindica la cultura material que habita en los márgenes de la historia: labores textiles, utensilios domésticos, pequeños exvotos y objetos de uso personal. Se trata de tejer historia con otros hilos. Las labores consideradas menores —encajes, costuras, arreglos del hogar— adquieren un nuevo estatus al revelarse como formas de conocimiento, expresión y resistencia.

Foto:

La exposición no solo recupera objetos, sino formas de mirar y de narrar que desmontan las jerarquías canónicas. Desde las prácticas domésticas hasta los saberes no oficiales, lo que antes era "menor" se convierte en protagonista. Porque la historia también se escribe con retales, susurros y gestos cotidianos. Una invitación a mirar más de cerca, y con otros ojos, aquello que alguna vez fue tenido por pequeñez.

Telares de bolillos, escapularios, casas de muñecas, e incluso recuerdos familiares que han pasado de generación en generación. Hay una exposición en Madrid que se ha convertido en el polo de atracción de las mujeres, por perseguir un inapelable propósito: rendir homenaje a las madres y abuelas del siglo XIX, pero que también puede servir para que otros segmentos de la población descubran su forma de vivir y ser, en un mundo que las excluía de la esfera pública. Son las "pequeñeces" olvidadas que transformaban la vida doméstica en un espacio seguro para poner a prueba su ingenio y romper con su rutina.

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