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Toros en la Feria de San Isidro | Reconocer

Morante de la Puebla deslumbra en Madrid con su maestría, saliendo a hombros por la puerta grande tras una tarde memorable que reafirma su lugar en la historia de la tauromaquia

Foto: El diestro Morante de la Puebla sale a hombros tras la Corrida de la Beneficencia. (EFE)
El diestro Morante de la Puebla sale a hombros tras la Corrida de la Beneficencia. (EFE)

Plaza Monumental de Las Ventas, 8 de junio de 2025

Corrida de la Beneficencia. En la práctica la corrida de hoy cierra el ciclo de San isidro. Pendiente únicamente la corrida homenaje a Victorino del próximo día 15. Lució la plaza engalanada con guirnaldas y banderas, igual que las banderillas, floreadas como en las más grandes ocasiones.

Lleno de no hay billetes. Enorme expectación con el regreso de Morante tras su memorable faena de hace una semana en esta misma plaza. Tarde calurosa, agradable y sin viento reseñable.

Muchas personalidades y rostros conocidos en los tendidos, lo que acredita, junto con la edad media de los asistentes, mucho menor que hace años, una buenísima tendencia de cara al futuro de la fiesta.

Seis toros de Juan Pedro Domecq, de entre 561 y 612 kilos. Muy bien presentados, armónicos, homogéneos, astifinos y más que suficientemente serios. Sufrieron los prejuicios de los más anquilosados en los tópicos que reniegan de cualquier cosa que suele a Domecq en esta plaza. Fueron en general protestados. Muy buena corrida de toros en su conjunto, desarrollaron nobleza y buena condición en la muleta. Primero muy en tipo de la ganadería, algo montado no obstante, serio por delante sin estridencias. Permitió el toreo de capote de Morante y aguantó en la muleta con nobleza, humillando, facilitando el buen toreo y el temple de su matador. Segundo algo más estrecho, también protestado, acapachado y cornidelantero, embistió con celo y velocidad, algo rebrincado, pero buen toro. repitió hasta el final, no sin emoción y rasgos de bravura. Aguantó con clase hasta el final de la muleta. Tercero, con cuello, largo, serio y con buenas hechuras, lo que parece molestar a algunos. Imponía por la disposición de sus pitones, su cuello y sus riñones, embistió a la muleta también con casta y nobleza. Transmitió. Cuarto, ancho, algo más basto, con mucha mazorca y poco cuello. Sorprendió después de unos inicios titubeantes rompiendo a embestir en la muleta de Morante, aunque se lo pensaba en algunos trances, resultó en conjunto un buen toro. Quinto, en línea de sus hermanos, bajo, largo, muy bien hecho y muy serio por delante. Atacado de kilos, agresivo de pitones. Ancho de sienes, con cuello, embistió con alegría al capote y repitió con celo en el último tercio. Mucho trapío. Sexto, otro toro serio, cuajado, bien hecho, astifino y con agresividad. Sexto también apretado y con kilos, muy serio, cuajado. Demostró clase en los primeros tercios pero fue el que antes se vino abajo.

Foto: El torero Morante de la Puebla. (Europa Press)

-Morante de la Puebla, de precioso negro catafalco y azabache con remates en sangre de toro, oreja con apoteósica vuelta al ruedo y oreja con muy contadas protestas. Salió a hombros en una multitudinaria reunión de aficionados en el ruedo y en la salida de la puerta de Alcalá.
-Fernando Adrián, de negro y oro, oreja tras unánime petición y silencio
-Borja Jimenez, de grana y oro, silencio y silencio.
Enorme ovación, unánime, a Morante tras acabar el paseíllo que el diestro sevillano saluda desde el tercio.

Asistió la Infanta Elena a una barrera, en una tarde en la que solía ser recurrente la presencia del Jefe del Estado, le brindaron Fernando Adrián y Borja Jimenez sus primeros toros, también presente en el callejón la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

Foto: El diestro Tomás Rufo brinda un toro a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Juanjo Martín)
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Reconocer

Reconocer es un palíndromo. Y una obligación, este histórico ocho de junio. Reconocer se lee igual del derecho y del revés. Por eso es palíndromo. Y da igual como quieras ver la trayectoria de Morante que, reconocer la importancia de lo que hoy hemos presenciado, su salida por la puerta grande, era una obligación histórica ajena a la contabilidad de apéndices, a la militancia emocional, a la incapacidad de admirarle, al deseo de convertirle, por convicción o rechazo, en el mejor torero de muchos, de casi todos los tiempos. Morante, del derecho y del revés, para adelante, para atrás, por arriba o por abajo, es un referente histórico de la antigua y de la nueva tauromaquia. Le pese a quien, desgraciadamente, le pese.

Hoy Madrid reconoce a Morante y se hace importante de verdad esta plaza con la figura del sevillano saliendo en volandas por su puerta grande. Madrid no sería el templo del toreo que presume de ser, sin la suerte de ver a este absoluto genio cruzando, sin pisar el suelo, el rincón más emocional de toda la liturgia universal del toreo. Esa monumental puerta grande, abierta, entregada, a la sensibilidad y la emocionalidad que Morante con su casi imperceptible perfección transmite en cada gesto de su tauromaquia, necesitaba del éxito de sus aceros para ser finalmente atravesada. Profanada según los más ineptos. Morante merecería salir hasta andando la peor de sus tardes por esa honrosa puerta que ha hecho honor a tantos triunfos.

Porque muchas ocasiones antes podría haber atravesado la gloria del reconocimiento este singular torero que luce en los carteles el lugar de su procedencia. Jose Antonio Morante Camacho es Morante de la Puebla. De la Puebla del Río para más señas. Y al menos cinco, que yo sepa, puertas grandes se le han negado por culpa de la rigurosidad que seguimos aplicando al trance, para cortar orejas, de una muerta rápida y ortodoxa. Hace unos días sin ir más lejos bordó el toreo al capote, sentó cátedra con su parsimonia y fijó método con sus muñecas y su infravalorada quietud y valor para acortar los terrenos. Faena, no de puerta grande, de puertas celestiales, enciclopédicas, modélicas, referenciales. Pero pinchar el toro pincha el globo de los más reglamentistas. Aquellos que piensan que el toreo es una sucesión de normas, un check list, un partido o un deporte.

Foto: El diestro Borja Jiménez en las Ventas. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
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Hoy repitió Morante las líneas maestras de su tauromaquia. Maestro sin contestaciones, sin oposición, sin discusiones. Acertó con los aceros haciendo acertar a Las Ventas con su merecida y ansiadísima puerta grande.

Llegó Morante al final del paseíllo con la cara que lucía estas semanas. Con ese ensimismamiento, injustificable en una persona de equilibrio interno, que te demostraba que su única preocupación era el como se sintiera vestido de luces frente a un toro en esta plaza de triunfos y de miserias. Y bordó el toreo en el primero. Y se sobrepuso a las claras deficiencias de su segundo. Y se quedó quieto. Y ralentizó sus muletazos. Y en los adornos alcanzó la belleza de la resolución de los problemas, la gracia más allá de lo accesible, de lo fácil, de lo esperado.

Todo gusto, todo bello. Esos toques de muleta, esos pasos tan precisos, esas esperas tan bravas y tan llenas de estilismo han conquistado Madrid y a las aficiones más jóvenes que necesitaban los lances de Morante de la Puebla para tener referencias, recuerdos y motivos para consolidar su afición.

Foto: El diestro Uceda Leal. (EFE/Javier Lizón)
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Salida multitudinaria, la más que yo haya visto, de Morante de La Puebla camino de la calle Alcalá. Reconocimiento merecido a una oda a la tauromaquia que es lo que hoy hemos vivido. Emoción de piel con piel que te acalambraba en cada olé si chocabas sin querer con tu compañero de tendido. Espasmos, convulsiones, tensaban y removían nuestros estados de ánimo en una advertencia física que iba más allá de quien quisiera valorarlo.

Conmocionado termino este ciclo isidril. Feliz de ver a mi ídolo en fase de reconocimiento y feliz de contarle a mis futuros nietos que fui de los privilegiados que pudo verle salir por donde, sin calculadora, debía salir este torero cada tarde que tuviera la generosidad de hacer el paseíllo en esta plaza.

Reconocer. Se lee igual al derecho que al revés. Lo miren por donde lo miren feliz del reconocimiento.

Plaza Monumental de Las Ventas, 8 de junio de 2025

Infanta Elena Madrid Isabel Díaz Ayuso
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