Toros de la Feria de San Isidro | Nostalgia de las almohadillas
La Plaza Monumental de Las Ventas vivió una tarde de lleno total, destacando la presencia de nuevos aficionados y la esperanza de revitalizar la fiesta taurina en un ambiente primaveral
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Plaza Monumental de Las Ventas, 22 de mayo de 2025
12ª de Feria.
Lleno de no hay billetes, uno más de los casi veinte que se esperan. Gran éxito empresarial y de convocatoria. Esperanza manifiesta de recuperación de la fiesta y su presencia social, sobre todo si consideramos la enorme cantidad de gente nueva que está acudiendo a la plaza. Tarde primaveral y agradable de temperatura. Viento sutil y molesto, fue a más a lo largo de la tarde, para acabar molestando en serio en el quinto y sexto toro.
Seis toros de Alcurrucen de entre 545 y 594 kilos. Cuarto devuelto y sustituido por un sobrero de Zacarías Moreno. Bien presentados, nada mastodónticos, sobre todo comparados con los corridones que se han lidiado hasta ahora. En peso y en hechuras, lo que provocó las iras de los que solo quieren el toro grande ande o no ande. Segundo y tercero, cinqueños. El primero protestado de salida, muy bien hecho, más bajo de lo que propone su encaste, flojo de salida, no remontó en la muleta. Segundo bien hecho, bonito, armónico, con tranco de salida. Embistió con movilidad, pero con violencia, topaba a la muleta y remataba hacia arriba, gañafón se llamaba a eso. Se movió y aguantó el sometimiento de la poderosa muleta de Perera, que no es poco. Tercero más amplio, poderoso, engatillado. Bonito y serio toro. Embistió con celo, sobre todo las primeras tandas. Cuarto, bien hecho, pareció lesionarse en el caballo. Devuelto, sustituido por otro de Zacarías Moreno, alto y muy serio, algo más estrecho de sienes pero muy ofensivo, con movilidad. Embistió con alegría y vibración en la muleta. Aguantó con nota la larga faena a la que le sometió Castella. Buen toro, aplaudido en el arrastre. Quinto en la línea de sus hermanos, serio sin aparatosidad. Sexto, acapachado, ancho, con hechuras de embestir, quizá e sobraban kilos. Se apagó pronto.
-Sebastián Castella, de tabaco y oro, silencio y saludo desde el tercio tras fuerte petición de oreja. Y las discordancias de siempre llegadas del mismo sitio.
-Miguel Angel Perera, de azul marino y oro, silencio tras aviso y silencio.
-Daniel Luque, de verde aceituna y oro, ovación y silencio tras aviso.
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Nostalgia de las almohadillas
El célebre José Espeliú, arquitecto de Las Ventas, la dibujó. Joselito, el Gallo, la soñó. El torero que revolucionó la fiesta tenía tendencias que hoy podríamos llamar populistas, pero que a mí me parecen con el tiempo inspiradas en Milton Friedman. Ese referente neoliberal, hablando de economía, inspirador de este mundo para unos cuantos, y de plena controversia.
Me refiero a que, en el fondo, más allá de la voluntad de agradar a todo el mundo, el mandamás de la época pensaría en grandes cosos donde la recaudación directa impactara en rentable proporción de reparto de honorarios. Figura, Joselito el Gallo, en la historia de la tauromaquia como genio del toreo y genio de su resurrección. La de la Fiesta, que la suya le resultó imposible pese a su poderío. Pasó a la historia en todo caso y en todo ángulo que analices. Eran tiempos, quién lo diría, en que la fiesta de los toros pasaba su enésima crisis. Hablamos de los inicios del siglo XX, a la postre, cambalache, problemático y febril. Sin saberlo la temprana muerte de Gallito, con 25 años en Talavera, fue su mejor acción de marketing. Joselito soñaba con plazas monumentales donde acudieran en masa gente de toda condición y recursos. Quiso popularizar el toreo en tiempos en los que acudir a la plaza era lujo y privilegio. A más gente, más generosos ingresos y más democráticos gastos. Friedman en estado puro. El capitalismo abarata los recursos, es el mantra que nos dirige. Su muerte, que resucitó el toreo, revirtió en la inmensa fortuna que amasó su principal competidor y a la vez beneficiario indemne de su legado: Juan Belmonte. Capitalismo en estado puro.
[📹 𝗥𝗘𝗦𝗨𝗠𝗘𝗡] ¡Así hemos vivido la 12ª cita de #SanIsidro2025 en #LasVentas!
— Plaza de Las Ventas (@LasVentas) May 22, 2025
💥𝐒𝐚𝐥𝐮𝐝𝐨𝐬 para Luque y Castella tras la lidia del tercero y cuarto. pic.twitter.com/5CxbpYX7bv
Con la abundancia de público, la selección de los precios los daba la ubicación de dejar el sol al frente, a la espalda o a un costado. Tendidos de sol, y sombra, y de sol y sombra a ambos lados. A las cinco de la tarde, que cantó nuestro gran Lorca, teniendo en cuenta que aún no había cambio de horario, el sol daba para muchos, el sol y sombra a unos cuantos y la sombra a los de siempre. Aquellos que en 1920 controlaban los ingresos, la distribución agrícola y aquella industria incipiente. El caso es que, de cosos que albergaban pocas plazas, léanse localidades, Joselito se empeñó en hacer en cada capital en la que hubiera toreo un Bernabéu inmenso. Sin pensar en los conciertos que por aquellas décadas se daban pocos, y sin cobrar boleto.
Me vino la historia insulsa del origen y el diseño de esta plaza monumental, que ya ha cumplido un siglo desde el inicio de su obra, y de la economía del toreo, pensando en el granito que da cobijo a mi coxis, mucha grasa de por medio. Reparé en que me siento en el mismo granítico espacio en el que se sentó la gente que vio torear a Belmonte. Supongo que el material pétreo más abundante y cercano condicionó a Espeliú y al mencionado empresario. Decisión inteligente por perdurable y barata. Granito de Colmenar Viejo. Otra cosa es que a día de hoy podamos decir que sea cómoda. Por no mencionar el problema subliminal de que hoy te obligarían a vigilar de la emisión de radón en este tipo de rocas. No quiero asustar a nadie, lo dejo para otra ocasión.
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Desde la incomodidad que sufrimos los que venimos a Las Ventas, hoy me concentré en el hecho de que las almohadillas históricas que minimizan contacto de culos y rocas pulidas, esos soportes históricos de tela, de cuero y plumas, han sido todas revestidas de tela muy nazarena, muy rasposa y muy absurda.
No siempre uso su uso. Suelo hacerme el generoso y suelo mostrarme sensible cuando me acompaña al coso hembra de pompis discreto. No salgo con reguetoneras, ni con modelos forzados de glúteos desproporcionados al estilo Kim Kardasian. Por eso algunas veces, que me acompaño de dama, apoquino mis tres euros y compro almohada de plumas, de tela y de cuero bueno que acumulan treinta años haciendo servicio completo. Unas almohadas perfectas, con el tamaño encajado en la ridiculez de espacio que corresponde a tu entrada. Esa que reserva el área milimétrica por persona para poder ubicarnos. El caso es que Espeliú definió la ergonomía de los tendidos de la plaza para la gente de antaño. Ese español promedio que a base de gachas o garbanzos no levantaba de suelo ni ciento y pico centímetros, apenas el metro y medio. Espeliú, que no sobrevivió siquiera a ver iniciar la plaza, tuvo la genial idea de someter al suplicio a los aficionados de entonces, y en maldad en diferido a los que vamos ahora, a la dureza extrema del granito mencionado. Y hace casi cuatro décadas se puso remedio alado. Unas almohadas de plumas, de tela y de cuero bueno que recuerdo haber pagado desde mi primer ingreso en la plaza de mis sueños, en mi andanada querida.
Y hoy reparo en el detalle que eso que yo veía y me recordaba esta historia lo han sometido al ridículo de morada profilaxis. Le han puesto funda a la almohadilla, color Podemos, para más inri. El morado es lo de menos, los toros no son política, pero perder esa vista de las almohadas artesanas, con plumas saliendo tan blancas de costuras estiradas, me han hecho pensar que todo nos va camino de nada.
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Con esa moral tan baja, con la percepción de que todo al final se pierde, no me pude concentrar en la valía de Castella, en la moral de Perera ni en la mala suerte de Luque. Apenas pude valorar los buenos momentos breves de las muletas por bajo, de la capacidad de poderles a esos alcurrucenes que estando bien presentados no dieron juego pertinente.
No hubo triunfos ni fracasos. Y si los hubo no fui testigo. Enganchado en esa suerte de nostalgia casi estética de ver que las almohadillas han mudado de cuero a tela. Morada para más inri.
Plaza Monumental de Las Ventas, 22 de mayo de 2025
12ª de Feria.