Toros de la Feria de San Isidro | Salen caras
Caras, carísimas, las osadías de todos de plantarle cara a los trenes de Valdefresno, con las figuras erguidas y con los pies en el suelo
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F176%2F304%2Fe70%2F176304e7079db61b4161ccbd73cc0de3.jpg)
Plaza Monumental de Las Ventas, 15 de mayo de 2025. 6ª de Feria. Festividad de San Isidro.
Lleno virtual en tarde primaveral, a más fresca y a más ventosa con el pasar del tiempo para acabar en tormenta al principio del sexto toro. Climatología prototípica del día del santo de otros tiempos. Público algo más liviano y festivo como corresponde a ciertas fechas del ciclo, vigilado muy de cerca por los guardianes del aburrimiento. El espectáculo no dio opciones de premio.
Seis toros de Jose Enrique Fraile de Valdefresno, de entre 575 y 650 kilos. Serios, cuajados, agresivos, con esos pitones que más miedo infunden a los toreros y que no siempre son los más espectaculares. Anchos de frente y cornidelanteros. Aunque algunos quisieron mostrar detalles al embestir, no fue ni mucho menos una buena corrida, se salvó el segundo. El primero, en tipo de su ganadería, alto, ancho y cuajado, avanto y huidizo, manso sin paliativos en los primeros tercios. Se movió en la muleta, con rebrinco y cierta violencia, fue a más, sin templarse del todo en ningún momento. El segundo, más bajito y con más cuello, incomprensiblemente protestado por algunos. Más fijo pero flojo, humilló demostrando buena condición en los capotes. La mantuvo en la muleta embistiendo pronto, largo y humillando. Un buen toro, ovacionado en su larga resistencia a doblar y en el arrastre. Tercero, el de más peso de la corrida, aleonado, enmorrillado, largo y con muchísimo trapío, cinqueño. Se le hundió media banderilla en el hueco del puyazo y quizá eso mermó su ya de por sí justa condición. Tuvo tantas arrancadas como parones lo que impidió cualquier atisbo de faena completa, aunque permitió algunos muletazos, cuando embestía hacia las tablas, de gran factura. Se rajó irremisiblemente al final. Cuarto, largo, con genio y las manos por delante de salida. Bonito de estampa, pero sin humillar y sin clase. Quinto manso y sin desrazado, no dio opciones. Sexto también serio, con frente y a la vez engatillado, bizco, impresionaba.
Buen tercio de Agustín de Espartinas en el segundo. Y grandioso tercio en el sexto de Iván Garcia y Fernando Sanchez, con una gran lidia de Joselito Rus. Excelsa cuadrilla, de lo mejor de la tarde. Se desmonteraron ambos banderilleros.
-Paco Ureña, de carmín y oro, aviso y saludos tras leve petición y silencio.
-David Galván, de azul pavo y oro, palmas tras aviso y silencio
-Alejandro Chicharro, de oro viejo y oro, que confirmaba alternativa, silencio tras aviso y silencio con pocos aficionados ya en los tendidos.
Salen caras
Puede que sean las cornadas. Los sustos, las decepciones. También la tensión feliz de importantes y pasadas puertas grandes. Pueda que sea la conciencia de futuros indecisos, puede que sea el esfuerzo acumulado, la conciencia de lo expuesto. Salen caras. O no salen. Ha sido la diferencia que me destacaron los toros con sus dudosas embestidas y mi lugar, hoy privilegiado, por fila baja y tendido bien ubicado. Los pude mirar al rostro casi como cara a cara y en la cercanía ficticia que te brinda una barrera, percibir sus expresiones con la lejanía infinita que también da la barrera. Paradojas de ese muro. Testigo fui de las caras desencajadas, tensas, compungidas y estresadas que con demasiada frecuencia miraban a los tendidos. Y a la vez atestigüé las caras, claras y limpias, impávidas y serenas, de personalidad y carácter. Y las neutras, sin definirse, imposibles de escrutarse. Sin que sea menosprecio, ni valor añadido para nadie, pongan en orden a Ureña, a Galván y al debutante.
Caras, carísimas, las osadías de todos de plantarle cara a los trenes de Valdefresno, con las figuras erguidas y con los pies en el suelo. Caras anchas los cuadrúpedos, caras, espejo del alma los toreros. Y, la mayoría de los aficionados, caras de circunstancias al acabar el festejo.
Ureña con sus esfuerzos apretaba la mandíbula y pronunciaba sus gestos al acabar de las tandas. Sobre todo, en el primero. Las miradas al tendido, tú y el toro por el ruedo, nunca fueron de mi agrado. La entrada la paga el de arriba para ver qué pasa abajo, al revés no veo el negocio, ni tampoco la autoestima. El gesto de supuesto valor se me hace popular recurso. Es opinión, no discurso. También lo he hecho notar aun cuando Talavante sale por la puerta grande después de parecer buscar a alguien por los tendidos. Cuando abrocha lo sublime con ese pase de pecho, sincero, que para mí, lo que requiere es barbilla y esternón soldado, nunca mirada perdida a alguna fila de en medio, buscando vítores o aplausos y condescendiente reconocimiento.
[📹 𝗥𝗘𝗦𝗨𝗠𝗘𝗡] ¡Así hemos vivido la sexta cita de #SanIsidro2025 en #LasVentas!
— Plaza de Las Ventas (@LasVentas) May 15, 2025
💥Saludos para Paco Ureña con el único potable del encierro de José Enrique Fraile de Valdefresno. pic.twitter.com/TAeq9TfGqS
En el extremo contrario, las miradas de Galván impresionan por hombría, por fuerza de voluntad. Igual de firmes y bellas, dispuestas al arte excelso, cuando el toro aparenta una arrancada de éxito que, bellas, firmes y serenas, cuando sabes que el manso que te envió la suerte te va a despojar del éxito. Ni una mueca, ni una queja, ni un gesto que no sea elegante. Asume su rostro firme cualquier cosa que Dios le mande.
Huyendo de los histriónicos, en general en la vida, me alisto en esa lista de pocos que se enmudecen por elegancia y disciplina, por clase y por gentileza, por saber que lo que venga no cambia por un teatro. Esa gente que asimila lo malo que le rodea sin hacer ningún alarde de lo bueno que le sobra. Esa elegancia de luces me recuerda a Curro Vazquez, al Capea, a Uceda, a Tomás y hasta a Morante…
Es una virtud excelsa la de sujetarse la cara. Animar a los de arriba con la careta del susto, la expresión de la tragedia, la máscara del falso triunfo, siempre me pareció ventaja. Y sin quitarle los méritos a ninguno de esta terna, déjenme que hoy destaque esa expresión de grandeza que dan esos rostros elegantes, capaces, ese es el mérito, de permanecer constantes ante tan complicados toros, ante esos riesgos tan altos. Ante ese enorme teatro al que llamamos Las Ventas.
[🤘𝗧𝗢𝗥𝗢 𝗔 𝗧𝗢𝗥𝗢] ¡Ya estamos viviendo la corrida del Día del Patrón! Paco Ureña, David Galván y la confirmación de Alejandro Chicharro con los de José Enrique Fraile de Valdefresno.
— Plaza de Las Ventas (@LasVentas) May 15, 2025
🧵 Sigue toro a toro
👇 Hilo#LasVentas #SanIsidro2025 pic.twitter.com/Cc3RUUNu52
No dieron juego los toros y Ureña estuvo en lo suyo, quizá con mejor espada el resultado de su palpable esfuerzo hubiera tenido de nuevo recompensa en esta plaza tanto por lo que hizo como por lo que hoy ha hecho. Chicharro le puso coraje, la muleta por delante y convicción desde el principio. Ni el primer ni el sexto toro vinieron dispuestos a permitirle el milagro de un debut para el recuerdo.
Galván siguió con sus no-gestos, serios, conscientes, elegantes. Camino, bajo la lluvia, de recoger algo más tarde su propio reconocimiento. Le contemplo tan sereno con los parones del toro, con tantas dificultades gestionadas con su temple, que me imagino que de poco le sirve compartir el convencimiento de que, cuantas menos caras pones, más cara tienes de torero.
Plaza Monumental de Las Ventas, 15 de mayo de 2025. 6ª de Feria. Festividad de San Isidro.