"Una tortura": vecinos de Carabanchel estallan contra las fiestas de San Isidro
según la denuncia vecinal, muchas personas tienen que tomar medicación para dormir o incluso solicitar la baja médica
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"Nos encanta San Isidro, pero así no", dicen muchos residentes de Carabanchel, hartos del ruido y el descontrol que trae consigo una celebración que, según denuncian, se ha convertido en un macrofestival en los últimos años. Aunque la festividad se celebra oficialmente el 15 de mayo, la programación de actividades se extiende este año desde el día 3 hasta el 15, una ampliación que ha encendido los ánimos de buena parte del vecindario. Los residentes han lanzado una petición en la plataforma Change.org que ya ha reunido más de 500 firmas para exigir un cambio en la organización de las fiestas.
Los conciertos, atracciones y puestos de comida alteran el descanso hasta el punto de que, según la denuncia vecinal, muchas personas tienen que tomar medicación para dormir o incluso solicitar la baja médica. “Muchos tienen que irse de sus casas durante los festejos porque es imposible descansar”, declaraban hace unos meses a este periódico desde la Asociación de Vecinos Pradera-Tercio Terol. Piden que la música acabe antes de las 22:00, especialmente en días laborales, cuando niños y adultos necesitan madrugar.
El caos circulatorio también preocupa. Calles colapsadas, coches aparcados sobre aceras y entradas bloqueadas impiden la movilidad de quienes más lo necesitan, como personas mayores o familias con carritos. Los vecinos temen que en una emergencia los servicios sanitarios o de bomberos no puedan acceder con rapidez. Por eso, solicitan que se limite el tráfico en la zona durante las celebraciones.
Los residentes reclaman que las atracciones y conciertos se alejen lo máximo posible de las viviendas para mitigar el ruido y las molestias que sufren durante días. “No estamos en contra de la fiesta, solo pedimos sentido común”, explica un portavoz vecinal. En su opinión, colocar los puestos y escenarios a una distancia prudente permitiría conciliar la vida del barrio con las celebraciones.
Kilos y kilos de residuos
Se denuncia también el impacto medioambiental: el Parque de San Isidro, espacio verde esencial para el distrito, se ve deteriorado cada año con toneladas de basura, aglomeraciones y fuegos artificiales.
La transformación de una fiesta local en un fenómeno de masas ha sido progresiva. Hace décadas, San Isidro era una cita modesta, entre vecinos, con cocido compartido y baile de chotis. Hoy, la llegada de artistas conocidos, el auge de los llamados neochulapos y el interés institucional por potenciar lo castizo han dado lugar a una celebración masiva que los residentes sienten ajena.
Nuestros dirigentes han convertido la Feria de San Isidro en una verdadera tortura para l@s vecin@s.
— Si San Isidro levantara la cabeza... (@RaveSanIsidro) May 3, 2025
Aquí tenéis sólo un ejemplo. #OtraFiestaEsPosible#SanIsidroSostenible#VecinosHartos#RespetoVecinalYA#MadridNoDuerme#SanIsidroInvasivo #CallesParavivirNoParaOcupar pic.twitter.com/ySSmYFiAJR
El Ayuntamiento de Madrid asegura que está dispuesto a escuchar, pero por ahora no ha respondido a la solicitud formal de reunión que han enviado desde la agrupación vecinal. Fuentes municipales afirman que trabajan para reducir molestias y ajustar horarios, aunque advierten que la festividad es un patrimonio cultural que debe conservarse. Mientras tanto, los vecinos de Carabanchel insisten: quieren un equilibrio justo que permita celebrar sin que la fiesta se convierta en un castigo para quienes viven al lado.
"Nos encanta San Isidro, pero así no", dicen muchos residentes de Carabanchel, hartos del ruido y el descontrol que trae consigo una celebración que, según denuncian, se ha convertido en un macrofestival en los últimos años. Aunque la festividad se celebra oficialmente el 15 de mayo, la programación de actividades se extiende este año desde el día 3 hasta el 15, una ampliación que ha encendido los ánimos de buena parte del vecindario. Los residentes han lanzado una petición en la plataforma Change.org que ya ha reunido más de 500 firmas para exigir un cambio en la organización de las fiestas.