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San Isidro se entrega a las orquestas de verbena: el ADN castizo late en Matadero
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PASODOBLES Y ROCK

San Isidro se entrega a las orquestas de verbena: el ADN castizo late en Matadero

En un mundo acelerado de constantes novedades musicales, las fiestas de San Isidro apuestan por reivindicar al que siempre ha sido el motor de nuestras fiestas populares, las orquestas de verbena, en un despligue de cinco noches en el Matadero

Foto: Festival de Orquestas de Verbena 2021. (Europa Press/Álvaro Ballesteros)
Festival de Orquestas de Verbena 2021. (Europa Press/Álvaro Ballesteros)

Hay una genialidad muy particular en hacer una fiesta que, año tras año, mantiene su esencia, pero nunca se siente igual dos veces. Conseguir armar un puzle que siempre te haga respirar una misma sensación, pero con colores distintos. Hacer de cada edición algo único e irrepetible. San Isidro es así. Pones un pie en Madrid a mediados de mayo y sabes que, efectivamente, estás en sus días grandes. Sus claveles, sus paseos de chulapos, su feria, sus chotis a cualquier hora y su infinidad de actividades, todo esto y más son los mil y un San Isidros en los que uno se puede deleitar con la mejor versión de esta ciudad. Y aun así, cada año es diferente. Para este 2025, el lema es Madrid por Montera. Bien alto, bien orgulloso. Son días para celebrar su identidad y tradición, y aunque su vinculación con la tauromaquia puede dividir a aquellos contrarios, la programación de conciertos logra reconciliarnos a todos bajo un paraguas.

Si en años anteriores se había apostado por carteles enfocados al futuro, o a nuevos actores dentro del panorama musical, como lo fueron sus escenarios vinculados a la fugaz aparición del Primavera Sound, o al consolidado Mad Cool dentro del panorama metropolitano, este año se echa la vista atrás. No solo hablamos de aniversarios como el de los treinta años de Amistad Peligrosas o la rumbita atemporal de Los Manolos, sino de algo que está mucho más arraigado al ADN colectivo. ¿Quién no ha ido alguna vez a una verbena de pueblo y ha bailado hasta desgastar las suelas y quedarse sin voz? Os lo digo, todos y cada uno de nosotros. Desde los más chicos, hasta los que un día fueron jóvenes y ahora son abuelos. Todos se han zarandeado al ritmo de una verbena de pueblo. Por eso, en un ejercicio de poner en valor la tradición popular, este 2025, durante las fiestas de San Isidro, el recinto del Matadero, ha programado cinco noches de verbena a cargo de cinco orquestas distintas.

Durante las distintas jornadas, la capital se ha convertido en el pueblo más grande de España. Fiestas que atraen tanto al público más joven, como al más familiar. Orquesta Vulkano, Krypton, Alaska ya se han estrenado y Diamante y Maremagnum lo harán, respectivamente, el 14 y el 15 de mayo. Se encargarán de ofrecer espectáculos con música, coreografías, vestuarios llamativos y acrobacias que no dejarán indiferente a nadie. ¿Pero por qué son tan importantes y significativas para nuestra cultura lo que aparentemente solo son bandas de versiones?

Foto: Portada de 'Al Baile Por Ver Amores', el primer álbum de Delameseta.

Durante décadas, las orquestas, u orquestas de verbena, han sido el eje principal de las fiestas patronales, el evento social más importante del año para centenares de localidades españolas. Han sido los encargados de poner banda sonora a los espacios de encuentro intergeneracional más populares de nuestra tradición. Y han sido la principal oferta de ocio musical para muchos, antes del gran boom de los festivales y macrofestivales que ahora pueblan cada rincón de la península. Su mayor virtud durante décadas ha sido crear una experiencia colectiva de liberación, diversión y euforia transversal a través de la música. Como dice Miqui Otero en su libro Orquesta: "No existe otro momento del año en el que se represente la gran comedia de la vida. Quizá todo esto funciona porque, si bailan, no piensan: alguien que baila es alguien que se impone al desengaño y a la pasta pringosa de la rutina". Y por suerte, llevamos siglos desprendiéndonos del tedio gracias a ellas.

Su origen se remonta al siglo XIX cuando en España, y en toda Europa, los vecinos de pequeñas localidades se reunían, muchas veces de forma amateur, con instrumentos como clarinetes, trompetas, saxofones, acordeones y percusión, para deleitar a sus vecinos con versiones de orquestas y bandas profesionales. Con unos años de cese de su actividad, y con la llegada de la posguerra española, las fiestas populares ganaron valor como la forma de ocio más accesible para la población. Así que las pequeñas bandas locales se dedicaron a tocar pasodobles, boleros y otras músicas populares de la época, para amenizar todo tipo de celebraciones, desde romerías hasta fiestas religiosas.

Foto: Actuación de la orquesta Panorama. (Panorama)

Pero no fue hasta 1960 que se formaron las primeras orquestas de verbena, tal y como las conocemos a día de hoy. Desde Galicia se empezó a mezclar en un mismo repertorio música tradicional con los éxitos de la época. Después de un pasodoble, ahora podía venir una ranchera o una cumbia adaptada al público local. En menos de diez años muchas de estas formaciones se profesionalizaron y causaron un gran impacto social hasta que en los 80 dieron el siguiente paso, para convertir su espectáculo en el punto principal de todas las celebraciones. Luces, sonidos adicionales, coreografías, vestuario, todo valía para llamar la atención de los asistentes. Su éxito era tal que las orquestas pasaron de ser locales a tener su propio circuito de fiestas, yendo de pueblo en pueblo en lo que se conocía como la ruta de las orquestas. Llenando el verano de música mucho antes que las discotecas. Algunas de estas orquestas pioneras fueron la Orquesta Panorama o la Noia, las cuales siguen moviendo masas en cada actuación que anuncian.

Con el nuevo milenio a la vuelta de la esquina, llegó una apertura total a la modernización. Con una mirada global, el pop y el rock pisó fuerte y se empezaron a incorporar grandes nombres a sus repertorios de versiones de Queen, Nino Bravo, Rocío Jurado, o Alaska hasta llegar a hoy con la incorporación de ritmos urbanos y artistas como Aitana, Bad Bunny, Rosalía o Shakira. Y aunque en la actualidad también gozan de una alta popularidad en redes sociales, su punto fuerte es el directo. Conectar con su público a cada nota, llevar esa música que parece inalcanzable ver en directo -con los precios desorbitados que marcan los artistas internacionales cada vez que pisan nuestro país-, y hacer montar una fiesta que no entiende de edades, es indiscutiblemente su punto fuerte. Son, en sí, la manera más democrática de consumir música en directo. Una noche donde nadie se queda fuera. Da igual cuanto lleves en el bolsillo, cuánto inglés sepas, o cuantas novedades musicales domines, siempre tocarán una canción hecha a tu medida. Y durante este San Isidro recibirán el reconocimiento y celebración que merecen, pero en la gran ciudad.

Hay una genialidad muy particular en hacer una fiesta que, año tras año, mantiene su esencia, pero nunca se siente igual dos veces. Conseguir armar un puzle que siempre te haga respirar una misma sensación, pero con colores distintos. Hacer de cada edición algo único e irrepetible. San Isidro es así. Pones un pie en Madrid a mediados de mayo y sabes que, efectivamente, estás en sus días grandes. Sus claveles, sus paseos de chulapos, su feria, sus chotis a cualquier hora y su infinidad de actividades, todo esto y más son los mil y un San Isidros en los que uno se puede deleitar con la mejor versión de esta ciudad. Y aun así, cada año es diferente. Para este 2025, el lema es Madrid por Montera. Bien alto, bien orgulloso. Son días para celebrar su identidad y tradición, y aunque su vinculación con la tauromaquia puede dividir a aquellos contrarios, la programación de conciertos logra reconciliarnos a todos bajo un paraguas.

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