El emblemático rincón de Madrid que cumple 100 años: esta es su curiosa historia y las distinciones que va a recibir

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Un siglo de literatura al aire libre, de encuentros entre lectores y libreros, de páginas amarillentas y hallazgos inesperados. Este 2025, la Cuesta de Moyano cumple cien años y lo hace como lo que es: un espacio de culto para los amantes de los libros en Madrid. Un lugar que ha resistido guerras, crisis y pandemias, y que sigue hoy siendo un símbolo vivo del patrimonio cultural madrileño.

La Comunidad de Madrid ha querido celebrar este aniversario con dos importantes reconocimientos. Por un lado, ha aprobado la concesión de la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo, la máxima distinción regional, que se entregará el próximo 2 de mayo en un acto institucional presidido por Isabel Díaz Ayuso. Por otro, ha iniciado el expediente para declararla como Bien de Interés Cultural (BIC), dentro de la categoría de Patrimonio Inmaterial, bajo la denominación de 'Feria de Libros de la Cuesta de Moyano'.

Estas condecoraciones suponen un respaldo oficial a lo que ya sabían miles de madrileños y turistas: que este paseo lleno de casetas verdes es mucho más que un mercado de libros. Es memoria, identidad y resistencia cultural. Con motivo de su centenario, además, se ha diseñado un programa de actividades que incluye exposiciones itinerantes, espectáculos y acciones especiales en eventos como La Noche de los Libros o el festival Suma Flamenca.

Un paseo centenario con historia propia

La historia de la Cuesta de Moyano se remonta a 1925, cuando el Ayuntamiento de Madrid dio luz verde a la instalación de un mercado permanente de libros usados en la calle de Claudio Moyano, a pocos pasos del Real Jardín Botánico. Ya entonces, la tradición de vender libros en este entorno se había consolidado, con raíces en las antiguas ferias de San Mateo de finales del siglo XIX. En 1919, los libreros comenzaron a instalarse junto a las verjas del Botánico, y fue el arquitecto municipal Luis Bellido quien diseñó las casetas originales.

En los años 20, el escritor Ramón Gómez de la Serna la bautizó como la Feria del Boquerón, al comprobar que un ejemplar de segunda mano costaba lo mismo que un boquerón: 15 céntimos. Durante la Guerra Civil, este espacio apenas cerró quince días al inicio del conflicto, lo que da cuenta de su fortaleza como enclave cultural. Desde entonces, ha sido retratada en películas como Las bicicletas son para el verano y citada por autores como Camilo José Cela en Viaje a la Alcarria.

En los años 80, las casetas sufrieron una profunda transformación. El deterioro obligó a demoler las estructuras originales, y durante años los puestos fueron reubicados temporalmente en el Paseo del Prado. Más tarde, en 2004, un incendio en una subestación eléctrica volvió a provocar su traslado. Finalmente, en 2007, los libreros regresaron a su emplazamiento tradicional, ahora completamente peatonalizado, y con casetas reconstruidas fieles a las primeras.

La Cuesta de Moyano sigue siendo uno de los pocos mercados permanentes de libros en Europa, junto a los 'bouquinistes' del Sena en París

Actualmente, la Cuesta de Moyano forma parte del Paisaje de la Luz, incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. El modelo de adjudicación de las casetas ha pasado de ser heredado a gestionarse por licitación pública. Asociaciones como Soy de la Cuesta y la Asociación de Libreros Cuesta de Moyano han sido clave en la preservación y dinamización de este rincón madrileño, que hoy sigue siendo uno de los pocos mercados permanentes de libros en Europa, a la altura de los bouquinistes del Sena en París.