El restaurante más antiguo del mundo cumple 300 años: está en Madrid y todavía sigue en funcionamiento
Ubicado en pleno corazón del Madrid de los Austrias, este restaurante centenario no solo ha resistido al paso del tiempo, sino que ha sabido convertirse en un icono universal de la cocina tradicional española
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Tres siglos de historia, un horno que nunca se ha apagado y una carta que respeta la tradición son solo algunas de las claves de su longevidad. Pero hay algo más que lo ha mantenido vivo durante tanto tiempo. Su secreto está en conservar intacto el sabor del pasado mientras sigue escribiendo nuevas páginas en la historia de la ciudad. Desde Ernest Hemingway, que dejó escrito en Fiesta que en Botín servían "el mejor cochinillo del mundo", hasta Benito Pérez Galdós, quien retrató en Fortunata y Jacinta a los burgueses madrileños acudiendo a este restaurante como parte de sus costumbres, muchos han sido los escritores que han inmortalizado Casa Botín en sus obras. También Truman Capote, entre otros grandes nombres, formó parte de esa lista de comensales ilustres que, atraídos por su cocina y su historia, contribuyeron a consolidar su leyenda.
Situado en el corazón del Madrid de los Austrias, a los pies de la Plaza Mayor y flanqueado por la mítica calle Cuchilleros, Casa Botín celebra en 2025 su tricentenario. No se trata de un aniversario cualquiera: es el restaurante más antiguo del mundo aún en activo, título otorgado por el Libro Guinness de los Récords desde 1986. Fundado en 1725, este templo de la gastronomía castellana ha resistido guerras, crisis y transformaciones urbanas sin cambiar de nombre, ubicación ni cerrar sus puertas, salvo por la pandemia.
Su historia arranca con Jean Botín, un cocinero francés que llegó a Madrid en el siglo XVII para trabajar en la corte y que, junto a su esposa asturiana, puso en marcha una pequeña posada. Lo que comenzó como un modesto mesón se ha convertido en una institución viva de la capital. Desde 1930, la gestión recae en la familia González, que ha sabido preservar el alma del negocio generación tras generación.
No cerró durante la guerra
Uno de sus emblemas es el horno de leña que lleva encendido desde su fundación. Ni la Guerra Civil logró apagarlo. "Mi abuelo Emilio González permaneció con el restaurante abierto y atendiendo a la gente que deambulaba por la calle. Se quedó solo allí, durmiendo, avivando el horno todos los días y atendiendo a la gente que pudiera necesitar comida", recordaba a 20minutos Antonio González, actual gerente del local. Un horno que no solo cocina, sino que narra una historia centenaria.
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Casa Botín ha sido testigo y escenario de miles de anécdotas. Francisco de Goya trabajó como ayudante de cocina cuando era joven. Su clientela ha incluido a figuras como Truman Capote, Ava Gardner o la reina Sofía. Por sus salones también deambularon personalidades como Frank Sinatra, Rafael Alberti, Ian Gibson y Ramoncín.
La carta es un homenaje a la cocina castellana más auténtica: cochinillo y cordero asado, sopa de ajo, callos a la madrileña y postres clásicos como la crema catalana o el arroz con leche. Los vinos, mayoritariamente de La Rioja y Ribera del Duero, completan la experiencia de un menú que respeta la tradición sin artificios. También destacan platos como el pollo campero en pepitoria, morcilla de Burgos, perdiz estofada y gambas a la plancha.
Fundado en 1725 por el chef francés Jean Botin, el restaurante Casa Botín no sólo es el más antiguo de Madrid, sino que (según el Libro Guinness de los récords) también sería el más antiguo del mundo. Se dice que Francisco de Goya trabajó allí de friegaplatos en su juventud. pic.twitter.com/p6ccKEK4iT
— Madrid Tour Misterio (@Madtourmisterio) July 18, 2022
Para celebrar estos 300 años, Casa Botín ha organizado un calendario de actividades que recorrerá todo 2025: menús históricos, exposiciones, concursos, conferencias y diplomas conmemorativos para quienes reserven mesa en sus salones. Además, han renovado su imagen de marca, lanzado una nueva web y potenciado su presencia en redes sociales para acercarse a nuevas generaciones sin renunciar a su esencia.
Hoy, comer en Botín no es solo una experiencia gastronómica, sino también una inmersión en la historia viva de Madrid. Un lugar donde cada rincón, cada plato y cada ladrillo cuentan un capítulo del pasado, y donde tradición y tiempo siguen siendo los ingredientes principales.
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Tres siglos de historia, un horno que nunca se ha apagado y una carta que respeta la tradición son solo algunas de las claves de su longevidad. Pero hay algo más que lo ha mantenido vivo durante tanto tiempo. Su secreto está en conservar intacto el sabor del pasado mientras sigue escribiendo nuevas páginas en la historia de la ciudad. Desde Ernest Hemingway, que dejó escrito en Fiesta que en Botín servían "el mejor cochinillo del mundo", hasta Benito Pérez Galdós, quien retrató en Fortunata y Jacinta a los burgueses madrileños acudiendo a este restaurante como parte de sus costumbres, muchos han sido los escritores que han inmortalizado Casa Botín en sus obras. También Truman Capote, entre otros grandes nombres, formó parte de esa lista de comensales ilustres que, atraídos por su cocina y su historia, contribuyeron a consolidar su leyenda.