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El mapa del hacinamiento en Madrid: "Vivimos 17 personas en 95 metros"
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Más problemas en zonas del sur

El mapa del hacinamiento en Madrid: "Vivimos 17 personas en 95 metros"

Las viviendas de cinco o más personas se concentran en barrios de rentas bajas, donde el espacio por habitante es menor.

Foto: Bloques de viviendas en en el barrio de San Cristóbal (Madrid). (Guillermo Gutiérrez)
Bloques de viviendas en en el barrio de San Cristóbal (Madrid). (Guillermo Gutiérrez)

En una pequeña habitación duerme una familia de seis miembros. La cama doble es para Adela Vázquez con dos de sus hijos y en el colchón de al lado duermen su esposo, Juan Manzano, y sus otros dos hijos. En el mismo piso de 95 metros cuadrados, ubicado en el casco histórico de Vallecas (Madrid), viven otras dos familias.

“Somos 17 personas residiendo en un piso de tres habitaciones”, comenta Vázquez con desesperación. En enero de este año ella y su familia fueron desahuciados y se vinieron a vivir a la casa de su madre, en el que ya vivían otros parientes. Cada familia vive en una habitación y la propietaria, la madre de Adela, utiliza el salón. Todos comparten el único baño del hogar.

La convivencia no es fácil y no todos los días pueden hacer cosas tan básicas como darse una ducha. “Anoche no pude bañar a los niños, pero les pasé unas toallitas húmedas”, cuenta la madre de familia. A la depresión de su marido, Juan, se suman otros problemas como las frecuentes infecciones respiratorias de su hijo, aunque ellos no lo atribuyen a las condiciones en las que viven.

Este reportaje ha sido elaborado por alumnas del Máster en Periodismo de investigación, Nuevas Narrativas, Datos, FactChecking, Transparencia e Inteligencia Artificial de El Confidencial y la Universidad Rey Juan Carlos

No todas las personas que viven hacinadas son conscientes de ello. Para la Comunidad de Madrid, se considera hacinamiento crítico cuando hay menos de 6 metros cuadrados por persona en una vivienda. Es el caso de Adela y los habitantes de su casa, que cuentan con 5,5 metros cuadrados cada uno. El nivel de hacinamiento es moderado cuando la superficie va entre 6 y 10 metros. Estas condiciones conllevan "resultados negativos para la salud física y mental", de acuerdo con las directrices sobre la vivienda de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La situación de vivir de forma aglomerada en espacios reducidos se asocia a un mayor riesgo de sufrir enfermedades como gastroenteritis, diarrea, infecciones transmitidas por contacto, estrés o alteración del sueño, según la OMS.

Los problemas de acceso a una vivienda digna han llevado a cada vez más personas a residir en habitaciones alquiladas o de parientes sin las condiciones óptimas, menos aún para el desarrollo infantil. Los barrios más afectados suelen ser aquellos con alta densidad poblacional y bajos ingresos, donde muchas familias se ven obligadas a compartir vivienda con otras personas.

Más hogares vulnerables en el sur

Yohana Pereda se dedica a la limpieza de hogares. Es madre soltera y vive en Puente de Vallecas con sus cuatro hijos. Duerme en una habitación con su hija mayor de 15 años, mientras que el resto, unos mellizos de 6 años y otro de 9 años comparten otro cuarto. Su casa, de alrededor de 30 metros cuadrados, no cuenta con el espacio suficiente. “La casa es pequeña y no tenemos calidad de vida, eso nos ha creado depresión y ansiedad”, dice.

Desde la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) conocen varios casos de hacinamiento de familias en viviendas que directamente denominan como pisos patera. De acuerdo con esta organización, estos lugares están ubicados en mayor medida en distritos como Villaverde, Usera, Puente de Vallecas y San Blas.


El Ayuntamiento de Madrid ofrece datos sobre el número de viviendas habitadas por más de cinco personas. Los barrios de San Cristóbal, Valdemarin, El Plantío, Fuentelarreina y Aravaca son los que tienen más hogares de este tipo en proporción respecto al total.

A priori, no se ve un patrón territorial claro cuando se observa solo el número de habitantes en las casas de cada barrio. Pero para hablar de hacinamiento, además del número de personas que residen, es importante mirar también la renta y el tamaño de las casas.

Los datos de renta neta media por hogar del Ayuntamiento apuntan a distritos del sur como aquellos que tienen menos ingresos. En concreto, las rentas netas del hogar más bajas se dan en Puente de Vallecas (30.339 euros al año), Usera (31.996) y Villaverde (32.527). Por su parte, los más ricos son Chamartín (74.842), Moncloa-Aravaca (68.238) y Salamanca (64.925).

Aunque en algunos barrios de los distritos más ricos la proporción de personas viviendo en casas de 5 o más personas es también alta, estos casos no se corresponden con situaciones de hacinamiento, ya que las viviendas en estas zonas son más amplias. No hay cifras de la superficie disponible para cada habitante en cada barrio, pero sí a nivel de distrito.

Los datos del Censo del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que los distritos con menos espacio por habitante en casas de 5 o más personas coinciden en buena medida con los que tienen rentas más bajas.

Decadencia de la salud física y mental

Además de la OMS, otros organismos o alianza de entidades como la española Plataforma de Infancia, señalan que la convivencia en espacios reducidos facilita la propagación de virus y bacterias, lo que provoca un aumento en la incidencia de infecciones respiratorias como la bronquiolitis o la gripe. Asimismo, la falta de ventilación y la humedad en muchas de estas viviendas pueden agravar patologías como el asma y las alergias.

El doctor Pascual Caballero, pediatra de Médicos sin Fronteras (MSF) y miembro coordinador del Comité de Expertos de la Fundación para la Cooperación Internacional (FCOMCI), menciona que hay personas que evitan acudir a centros de salud por miedo a ser deportados o a represalias. “Hay gente en situación irregular que también vive hacinada, lo cual dificulta su salud y genera un círculo vicioso que a veces es complicado de romper”, explica.

"Es preocupante también ver un repunte en casos de depresión"

Para el médico pediatra, convivir de forma aglomerada, además de generar problemas mentales como la ansiedad o la depresión, tiene consecuencias físicas como un mayor riesgo de contraer sarna, neumonía, tuberculosis o hasta brotes de sarampión. Asimismo, la conjuntivitis y el asma en personas que duermen en el mismo espacio en el que se cocina, al exponerse al humo, es otro de los resultados negativos.

Villaverde es otro de los distritos donde hay más población viviendo en casas de cinco o más personas en poco espacio. En uno de sus centros de Salud, el del barrio San Cristóbal, diversas fuentes médicas han confirmado la presencia de sarna o escabiosis, especialmente en pediatría, aunque no quisieron hablar de ello abiertamente.

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La atención médica es indispensable para mitigar las consecuencias de la habitabilidad no adecuada, sin embargo, también tiene carencias. En el mismo distrito de Villaverde, el Centro de Salud de Los Rosales clama por completar la plantilla médica. “Atendemos a unas 40.000 personas al año porque en el barrio vecino de Butarque no tienen centro médico. Además de que nos falta personal sanitario, atender esa cantidad de pacientes sobrepasa nuestras capacidades”, explica Violeta Romero, residente de la zona y enfermera en el centro.

Para Romero, la atención primaria de salud es de suma importancia para detectar enfermedades a tiempo. “Es preocupante también ver un repunte en casos de depresión. Todos necesitan atención y debemos de hacer lo posible para tener un sistema sanitario eficiente”, señala.

El ayer se repite y continúa vigente

El hacinamiento en Madrid no es algo nuevo. La sorpresa es, si acaso, que siga siendo una realidad en pleno siglo XXI. Desde la industrialización, el crecimiento de la ciudad y las migraciones internas han impulsado la formación de asentamientos precarios y han marcado la evolución de la vivienda social en España.

Durante el franquismo, la capital vivió una oleada migratoria desde las zonas rurales, lo que llevó a la construcción de grandes barriadas de vivienda social en los suburbios, como Orcasitas, Entrevías o El Pozo del Tío Raimundo. También se levantaron barrios de vivienda masiva, como Fuencarral o Moratalaz, con el objetivo de dar respuesta al rápido aumento de población.

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“Lo que pasa es que toda esa gente que empezó a llegar a Madrid se encontró con que, en la propia ciudad, el precio de la vivienda era cada vez más caro y prefirieron vivir en el extrarradio, donde había más espacio, aunque había otras trabas”, cuenta el historiador Tirso Ocaña y miembro del Grupo por la Protección de Patrimonio de Tetuán.

Pero este crecimiento tuvo distintos elementos negativos. “Algunos edificios construidos antes de los años 90 no tenían buena carpintería. El aislamiento, por ejemplo, no era suficiente, carecían de cubiertas adecuadas y se exponían a peligros diversos propios del clima”, indica el vallecano Quique Villalobos, responsable de Urbanismo y Vivienda de la FRAVM.

"Muchas familias que vivieron en condiciones precarias prefieren no recordar aquella etapa"

Ahora, la capital española cuenta con una legislación de habitabilidad, en la que se establece que la superficie útil de la vivienda mínima debe ser igual o superior a 40 metros cuadrados. Este cómputo no incluye las terrazas, balcones, miradores, tendederos, ni similares, según se establece en la normativa.

El hacinamiento en Madrid no solo ha sido una cuestión de espacio, sino también de salud y memoria. Como explica Ocaña, “muchas familias que vivieron en condiciones precarias prefieren no recordar aquella etapa, ya sea por vergüenza o por el deseo de reivindicarse”. Sin embargo, las duras condiciones de vida dejaron huella: el frío constante, los sabañones y las enfermedades respiratorias eran problemas habituales en viviendas mal aisladas y sobreocupadas. Hoy, aunque las condiciones han cambiado, el hacinamiento sigue afectando a muchos hogares madrileños, recordándonos que este problema no es solo parte del pasado.

En una pequeña habitación duerme una familia de seis miembros. La cama doble es para Adela Vázquez con dos de sus hijos y en el colchón de al lado duermen su esposo, Juan Manzano, y sus otros dos hijos. En el mismo piso de 95 metros cuadrados, ubicado en el casco histórico de Vallecas (Madrid), viven otras dos familias.

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