En el corazón de los TEDAX: 27 agentes contra las amenazas explosivas y biológicas
Los TEDAX-NRBQ llevan 50 años enfrentándose a diversas amenazas explosivas, químicas y biológicas. En sus instalaciones almacenan una muestra de los distintos tipos de armamento y explosivos con los que han trabajado
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F704%2Fd10%2Fcc3%2F704d10cc38402eb1285c696fed1b710d.jpg)
Dentro de la Policía Nacional, hay unidades que operan en la primera línea de batalla contra la delincuencia, visibles para la sociedad. Sin embargo, en la sombra, sin reconocimiento inmediato y con un alto riesgo personal, trabajan los agentes del TEDAX-NRBQ. Durante cinco décadas, esta unidad ha evolucionado desde su lucha contra el terrorismo clásico hasta que comenzó a enfrentarse a nuevas amenazas como los explosivos improvisados, las armas químicas y la amenaza creciente de los drones.
El TEDAX nació en 1975, en un contexto histórico marcado por el terrorismo, con el nacimiento de ETA, que comenzó a actuar de forma más significativa a finales de los 70 y 80. Además de la irrupción de la banda, se registraron dos incidentes aislados que mostraron la necesidad de contar con expertos en explosivos. "Hubo un par de incidencias en la década de los 70, una en Barcelona y la otra en Madrid, que hicieron evidente la necesidad de crear una unidad especializada", explican en la unidad.
Antes de la creación de los TEDAX, los militares, debido a su formación, se encargaban del manejo de explosivos. Sin embargo, "con la llegada del terrorismo de ETA y los GRAPO, se comenzó a palpar que el peligro comenzaba a estar en las zonas urbanas y no solo en las guerras", añaden.
Nuclear, Radiología, Biología y Química
La crisis internacional de finales de los 90, particularmente el ataque con gas sarín en el metro de Tokio en 1995, fue un punto de inflexión para las unidades antiterroristas de todo el mundo. Este ataque realizado por la secta Aum Shinrikyo causó la muerte de 13 personas y dejó cientos de heridos. El evento, aunque aislado, alertó a las autoridades sobre el peligro de los ataques QBRN, que hasta ese momento se consideraban mucho menos probables en el contexto europeo.
"El atentado con gas sarín en Tokio cambió la forma en que las fuerzas de seguridad trataban las amenazas químicas y biológicas. Fue una lección a nivel internacional, y desde entonces el TEDAX amplió su campo de actuación para incluir amenazas de este tipo", relatan. El nombre de la unidad agregó las siglas QBRN y desde la unidad se comenzó a demandar material más selectivo y profesionalizado, que, por otro lado, implica un mayor gastó económico por parte del Gobierno central.
Los robots especializados en explosivos se han convertido en una herramienta clave para el TEDAX, lo cual permite la intervención con mayor seguridad y precisión. Sin embargo, la constante evolución de las amenazas exige una actualización permanente.
De la misma manera, "el 11M supuso un punto de inflexión, ya que obligó a mejorar los protocolos y la capacidad de respuesta ante atentados de gran magnitud. Es un aprendizaje continuo", señala el dirigente de la unidad, quien recuerda que aquel día tuvieron que actuar en cuestión de minutos, "sin apenas información y en una situación extremadamente complicada".
27 agentes conforman la unidad de TEDAX Madrid preparados para cualquier emergencia
“No somos una unidad de investigación, somos una unidad de actuación. Nuestro trabajo es desactivar la amenaza en el momento y garantizar la seguridad”, recalca el jefe del grupo. Con décadas de experiencia, los agentes han manejado todo tipo de artefactos, desde bombas caseras hasta sofisticados explosivos de fabricación militar.
En sus instalaciones almacenan una muestra de los distintos tipos de armamento y explosivos con los que han trabajado a lo largo de los años, desde espoletas antiguas hasta granadas de fragmentación tipo “piña”, además de material incautado en conflictos históricos, como la Guerra Civil. Desde la unidad explican que una parte considerable de los explosivos utilizados en conflictos no llegan a detonar, y eso aún representa un riesgo décadas después.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F505%2F69c%2Fda3%2F50569cda32a39eeee6fdd9d97918e51f.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F505%2F69c%2Fda3%2F50569cda32a39eeee6fdd9d97918e51f.jpg)
Herencia explosiva
Buena parte del trabajo de los TEDAX sigue conectada con el pasado, especialmente con la herencia explosiva de la Guerra Civil. En lugares como Teruel, aún aparecen restos de explosivos enterrados desde hace décadas. En su sede de Madrid, la unidad conserva artefactos de diferentes épocas, que sirven como referencia técnica y material formativo.
"Un 10% de los explosivos empleados en conflictos no llegan a explosionar; las condiciones climatológicas adversas o que caigan en un barrizal son causas más recurrentes de lo que se puede llegar a pensar", apuntan desde la unidad. Este material, muchas veces olvidado durante años, sigue siendo un riesgo real cuando se encuentra durante obras, labores agrícolas o reformas en viviendas.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fac0%2Ffb1%2F45f%2Fac0fb145f810a014a10e0c8094a9d2f3.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fac0%2Ffb1%2F45f%2Fac0fb145f810a014a10e0c8094a9d2f3.jpg)
Ese legado oculto, a menudo en forma de granadas, proyectiles o bombas deterioradas, exige aún hoy una respuesta especializada y segura. Un ejemplo reciente de este peligro latente ocurrió hace unas semanas, cuando un ciudadano entregó a la Policía un misil de navegación sin ser realmente consciente del riesgo que representaba. "Nunca sabes con qué te vas a encontrar", recuerdan desde la unidad. Los TEDAX aclaran que entregar un artefacto sospechoso no solo no conlleva consecuencias legales, sino que es lo recomendable. Lo que sí constituye un delito es poseerlo conscientemente, especialmente si se conoce el riesgo que puede suponer.
Termómetro Tedax
Los TEDAX están desplegados por toda España, con grupos operativos en distintas ciudades. “En cada ciudad hay un grupo”, explican. Sin embargo, hay zonas con más carga de trabajo, como Madrid —con una historia ligada a la Guerra Civil— o Teruel, donde aún hoy aparecen vestigios explosivos. La especialidad cuenta con unos 300 agentes en total, y su capacidad de despliegue permite actuar en cualquier punto del país.
Los TEDAX tienen su propio "indicador económico". Con humor, ellos mismos hablan del "índice macroeconómico TEDAX": "Cuantos más explosivos se muevan y se encuentren, es un indicador de que la economía va bien". Como ejemplo, recuerdan los tiempos de la pandemia: "No se movía nada, ni la economía, ni los explosivos". Revelan que en barrios del sur de Madrid, como Carabanchel o Fuenlabrada, la actividad de explosivos es más frecuente debido a las nuevas construcciones y las modificaciones urbanísticas.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fe8a%2Fe39%2F04b%2Fe8ae3904b37d592f544393023aabc6cb.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fe8a%2Fe39%2F04b%2Fe8ae3904b37d592f544393023aabc6cb.jpg)
Sin margen de error
El día a día de los TEDAX no siempre implica desactivar artefactos explosivos listos para detonar. Gran parte de sus intervenciones terminan siendo falsas alarmas, pero eso no implica un protocolo reducido. Todo aviso se trata como si fuera una amenaza real. “No hay intervención menor. Se sigue el protocolo completo porque un descuido puede costar una vida”, remarcan desde la unidad.
Cuando acuden a una intervención, nunca van con prisa. Analizan, evalúan y actúan con calma, incluso si todo apunta a que será un simple paquete abandonado. Aunque su misión es puramente operativa, dedican parte de su trabajo a documentarse, actualizarse y recopilar información técnica sobre nuevas amenazas, dispositivos y materiales. Esa preparación silenciosa permite que cada intervención se afronte con el mayor nivel de conocimiento posible.
Dentro de la Policía Nacional, hay unidades que operan en la primera línea de batalla contra la delincuencia, visibles para la sociedad. Sin embargo, en la sombra, sin reconocimiento inmediato y con un alto riesgo personal, trabajan los agentes del TEDAX-NRBQ. Durante cinco décadas, esta unidad ha evolucionado desde su lucha contra el terrorismo clásico hasta que comenzó a enfrentarse a nuevas amenazas como los explosivos improvisados, las armas químicas y la amenaza creciente de los drones.