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La villa del siglo XII que alberga el Panteón de la Casa de Alba y está a solo 30 kilómetros de Madrid
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La villa del siglo XII que alberga el Panteón de la Casa de Alba y está a solo 30 kilómetros de Madrid

Muy cerca de Madrid se esconde una villa con siglos de historia, arquitectura monumental y un secreto nobiliario que muy pocos conocen: el lugar donde descansa una de las familias más ilustres de España

Foto: Interior del Panteón de la Casa de Alba en el Monasterio de la Inmaculada Concepción (Ayuntamiento de Loeches)
Interior del Panteón de la Casa de Alba en el Monasterio de la Inmaculada Concepción (Ayuntamiento de Loeches)

A tan solo media hora del bullicio de la capital aguarda un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. Rodeado de naturaleza, legado histórico y una tranquilidad que invita a pasear sin prisa, este municipio madrileño cautiva por la sobriedad de su arquitectura y la riqueza de sus raíces. Caminar por sus calles empedradas es hacerlo sobre siglos de historia, donde cada rincón tiene algo que contar y donde aún resuenan los ecos del Siglo de Oro.

Hablamos de Loeches, una joya de la comarca de Alcalá que seduce tanto por su patrimonio como por su pasado histórico, a pesar de tener apenas 8.000 habitantes. Fue el poderoso Conde-Duque de Olivares quien puso esta villa en el mapa al impulsar la construcción de un imponente monasterio barroco en el corazón del municipio, germen de un legado que ha perdurado hasta nuestros días.

Además de su apacible vida de pueblo, Loeches sorprende por su vinculación con una de las casas nobiliarias más influyentes de la historia de España. Y es que en esta villa se alberga el Panteón familiar de la Casa de Alba. Este espacio, discreto pero majestuoso, guarda los restos de esta familia clave de la nobleza española y permanece como símbolo de la unión entre la historia de España y esta villa, considerada como uno de los pueblos mágicos del centro de España.

El vínculo de Loeches con la Casa de Alba

El legado de la familia nobiliaria más famosa de todos los tiempos se encuentra custodiado en el Panteón de la Casa de Alba, ubicado en el interior del Monasterio de la Inmaculada Concepción, conocido también como el ‘Convento Grande’. Fue fundado en 1640 por el ya citado valido del rey Felipe IV, quien eligió esta villa para levantar un monasterio dominico a su altura. El edificio es uno de los máximos exponentes del barroco religioso madrileño.

A comienzos del siglo XX, Jacobo Fitz-James Stuart, XVII duque de Alba, promovió la construcción del actual panteón, inspirado en el de los Reyes del Monasterio de El Escorial. Desde entonces, este espacio acoge los restos no solo del propio Conde-Duque, sino también de 12 miembros de la Casa de Alba, como el XV Duque de Alba y su mujer Francisca de Sales Portocarrero, hermana, la emperatriz Eugenia de Montijo, así como los restos de los XVI Y XVII Duques de Alba y sus respectivas mujeres e incluso parte de las cenizas de la célebre Cayetana Fitz-James Stuart de Silva, fallecida en 2014.

Loeches es un viaje directo al pasado con parada obligatoria en uno de los secretos mejor guardados de la aristocracia española

El panteón puede visitarse mediante reserva previa con los Padres Dominicos, gestores del conjunto monástico. Las visitas incluyen la iglesia, la cripta de la familia Olivares y el propio panteón de los Alba. Este recorrido guiado permite adentrarse en un espacio solemne y desconocido para muchos, pero cargado de simbolismo e historia. Se trata, sin duda, de uno de los secretos mejor guardados del patrimonio madrileño y como leyenda, se dice que bajo la critpa del panteón se escondió el oro del Banco de España camino de Moscú.

Qué ver en Loeches además del panteón

A solo 30 kilómetros de Madrid, esta ciudad del siglo XII guarda entre sus muros un patrimonio desconocido e impactante de la Comunidad. Además del Panteón de la Casa de Alba, en Loeches también se puede ver estos otros monumentos de interés:

  • Monasterio de San Ignacio Mártir (Convento Chico): fundado en 1596 por Francisca de Cristo, hija de los señores de la villa, este convento carmelita destaca por su fachada de piedra caliza y su espadaña con tres campanas. Guarda un valioso retablo del siglo XVI y objetos relacionados con Santa Teresa de Jesús, incluidas cartas autógrafas y un relicario con restos de su carne.
  • Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora: de estilo renacentista y origen medieval, esta iglesia fue cuartel en varias guerras y conserva una joya única: una lápida de 1295 con un Calvario esculpido, una de las piezas góticas más antiguas de la Comunidad de Madrid.
  • Plaza Duquesa de Alba: corazón del municipio y lugar de encuentro, esta plaza reúne los edificios más emblemáticos: el Convento de las Dominicas, el Convento de las Carmelitas y el acceso al panteón. Es un lugar ideal para sentarse al sol y sentir el pulso tranquilo del pueblo.
  • Convento de las Dominicas y su mural contemporáneo: atribuido a Alonso Carbonell, arquitecto del Palacio del Buen Retiro, su altar mayor luce un mural de Fernando Calderón que contrasta con el resto del conjunto, evocando influencias renacentistas y barrocas.
  • Ruta de senderismo y gastronomía local: Loeches ofrece cinco rutas señalizadas para caminar por sus alrededores, y su cocina local se luce en restaurantes como Ronquillo o Flor, donde se puede disfrutar de platos tradicionales como los callos, los caracoles o el cordero asado.

Loeches no es solo una villa con historia: es un testimonio vivo de la huella de la nobleza, del esplendor del barroco madrileño y de una identidad que ha sabido preservar su legado sin renunciar al presente. Y bien merece la pena una visita de un día para conocer su historia e idiosincrasia, además de comprar las típicas mermeladas de las monjas carmelitas.

A tan solo media hora del bullicio de la capital aguarda un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. Rodeado de naturaleza, legado histórico y una tranquilidad que invita a pasear sin prisa, este municipio madrileño cautiva por la sobriedad de su arquitectura y la riqueza de sus raíces. Caminar por sus calles empedradas es hacerlo sobre siglos de historia, donde cada rincón tiene algo que contar y donde aún resuenan los ecos del Siglo de Oro.

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