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La seguridad frente a desbordamientos en Madrid depende de ella: así es la bóveda de 120 metros de la presa más importante de la región
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ALBERGA HASTA 425 HECTÓMETROS CÚBICOS

La seguridad frente a desbordamientos en Madrid depende de ella: así es la bóveda de 120 metros de la presa más importante de la región

Esto es lo que pasa con el agua que se desembalsa de las presas de Madrid: ¿a dónde va a parar?Así funciona la red de tanques

Foto: (Fuente: Canal de Isabel II)
(Fuente: Canal de Isabel II)

La lluvia está siendo durante estos días la gran protagonista en la Comunidad de Madrid. Las borrascas 'Laurence' y 'Martinho' han dejado un episodio generalizado de lluvias en la región que han provocado algunas incidencias y ha obligado a suspender clases y promover el teletrabajo con el fin de evitar desplazamientos. Según los últimos datos, ya es el mes de marzo más lluvioso de los últimos años. Y lo cierto es que cuando el cielo no da tregua y la lluvia no cesa, la Comunidad de Madrid confía en una auténtica joya de la ingeniería para mantener el agua bajo control.

La presa de El Atazar, la más imponente de la región, se alza como el gran escudo frente a posibles desbordamientos. Su papel es clave no solo para evitar inundaciones, sino también para abastecer de agua a millones de madrileños y generar energía. Ubicada en el curso del río Lozoya, esta colosal estructura comenzó a construirse en 1965, aunque no fue hasta abril de 1972 cuando empezó a operar oficialmente.

placeholder (Fuente: Canal de Isabel II)
(Fuente: Canal de Isabel II)

Con más de 120 metros de altura y una capacidad de almacenamiento de 425 hectómetros cúbicos, El Atazar representa casi la mitad del agua embalsada en toda la comunidad. Por eso, su funcionamiento es esencial para garantizar la seguridad hidráulica de Madrid.

Su diseño no es convencional. Se trata de una gran bóveda gruesa de doble curvatura que se adapta al terreno con una precisión quirúrgica. La parte más ancha, en la base, alcanza los 36 metros, mientras que la coronación —la parte superior— se estrecha hasta los 6 metros. A lo largo de casi 500 metros, la presa se extiende como un muro infranqueable que retiene millones de litros de agua.

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Ante episodios de lluvias intensas o prolongadas, como los que se han vivido en la región recientemente, El Atazar cuenta con un sistema preparado para actuar. Cuando el nivel del embalse supera los umbrales de seguridad, se activan mecanismos de desagüe que liberan el exceso de agua, sin causar riesgo para las poblaciones aguas abajo. Este caudal se canaliza de forma controlada, permitiendo al mismo tiempo la producción de energía hidroeléctrica y garantizando el riego de cultivos.

La estructura incluye un aliviadero en superficie, doble desagüe de medio fondo y otros dos más en el fondo, lo que permite gestionar el caudal en función de la situación. Estos elementos se combinan para reducir la presión sobre la presa y mantenerla en condiciones óptimas.

Desde sus inicios, la presa ha estado equipada con tecnología puntera para su época. Ya en los años setenta se instalaron sensores, péndulos, extensómetros y piezómetros para controlar hasta el más mínimo movimiento. Hoy, esa vigilancia continúa de forma ininterrumpida gracias a un sistema de auscultación que permite detectar cualquier anomalía desde el Centro de Control del Canal de Isabel II.

Foto: José Antonio Maldonado alerta de fuertes precipitaciones por la borrasca Martinho (EFE/ Óscar R. Ventana)

Uno de los detalles menos conocidos de esta infraestructura es que, bajo su sólida fachada, se esconden más de 8 kilómetros de galerías subterráneas. Seis corredores horizontales recorren el interior de la presa, incluyendo una galería perimetral y otra que atraviesa la base. Estos túneles permiten realizar inspecciones y tareas de mantenimiento sin interrumpir el funcionamiento habitual.

La construcción de El Atazar no fue sencilla. Durante los primeros años se detectaron problemas de estabilidad en las laderas, especialmente en la margen derecha del río. La solución llegó de la mano de una técnica innovadora para la época: se emplearon puntales profundos para consolidar el terreno, una solución tan avanzada que solo se había utilizado antes en Japón.

El proyecto fue liderado por la Confederación Hidrográfica del Tajo con la colaboración del Canal de Isabel II, que también se encargó de las obras auxiliares y la gestión de los terrenos expropiados. El coste total alcanzó los 6.000 millones de pesetas, una cifra monumental para aquel momento, pero que ha resultado ser una inversión estratégica.

La lluvia está siendo durante estos días la gran protagonista en la Comunidad de Madrid. Las borrascas 'Laurence' y 'Martinho' han dejado un episodio generalizado de lluvias en la región que han provocado algunas incidencias y ha obligado a suspender clases y promover el teletrabajo con el fin de evitar desplazamientos. Según los últimos datos, ya es el mes de marzo más lluvioso de los últimos años. Y lo cierto es que cuando el cielo no da tregua y la lluvia no cesa, la Comunidad de Madrid confía en una auténtica joya de la ingeniería para mantener el agua bajo control.

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