La cafetería del distrito de Ciudad Lineal escondida en una floristería que debes visitar en marzo: es el mejor plan para los días lluviosos
Combina el aroma de las plantas con el de un buen espresso, convirtiéndose en un refugio perfecto para los días lluviosos o para quienes buscan un rincón diferente en la ciudad
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A simple vista, parece una floristería más en el barrio periférico de Pinar de Chamartín, un espacio repleto de enredaderas, hortensias y orquídeas que invitan a detenerse y admirar su belleza, exótica y colorida. Sin embargo, quienes cruzan la puerta descubren mucho más que un lugar donde comprar plantas.
Un aroma a café recién hecho y dulces artesanos envuelve a los visitantes, revelando uno de los secretos mejor guardados de Madrid. Pocas cafeterías logran crear una atmósfera tan especial como Ático Flores, un espacio donde las flores y el café se fusionan en un entorno acogedor y cambiante según la estación del año en la que nos encontremos. Ubicada en el distrito de Ciudad Lineal, esta cafetería oculta dentro de una floristería se ha convertido en un rincón perfecto para los amantes del buen café, la repostería casera y los espacios con encanto.
Más allá de ser un simple local para comprar flores, Ático Flores sorprende con un salón de té rodeado de plantas exóticas y una decoración que parece sacada de un cuento. Cada rincón está pensado para sumergir al visitante en un ambiente único, donde es posible disfrutar desde un espresso de especialidad hasta un flat white acompañado de dulces artesanos como milhojas de nata, tiramisú o cookies de limón y yuzu. Además, la carta incluye opciones veganas y dos versiones de desayuno que complementan la experiencia. La cafetería ofrece el desayuno clásico (3,45 euros) con tostada con mantequilla y mermelada o tomate y aceite, café o infusión, y el desayuno ibérico (5,45 euros) con tostada con tomate, aceite o jamón, café o infusión. Además, se puede incluir el extra del zumo por solo 1,50 euros.
Un café entre flores y tartas caseras
Para los amantes del té, el menú cuenta con una variada selección que incluye té verde Gunpowder, té negro Chai, té rojo Pu-Erh y té blanco Pai Mutan, además de infusiones de frutos rojos, menta pura y manzanilla, todos ellos por 2,30 euros. Los amantes del dulce tienen donde elegir: desde crujiente de Gianduja a mini palmeras de frambuesa, croissants veganos, hasta postres en formato mini como merengue de limón, tarta de queso, oreo, Red Velvet o maceta de chocolate, con precios que no superan los ocho euros.
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Con una filosofía basada en la sostenibilidad y el diseño, este establecimiento no solo destaca por su cuidada estética, sino también por la calidad de sus productos. Entre sus iniciativas, cuenta con un sistema de tarjeta de fidelización digital, permitiendo a los clientes acumular puntos y canjearlos por bebidas gratuitas. Asimismo, ofrece eventos como talleres de cócteles florales, como el que celebraron el pasado mes de octubre, que han tenido gran éxito entre el público madrileño.
Ubicada en la calle de Caleruega, 50, la cafetería es fácilmente accesible en transporte público. La parada de metro más cercana es Pinar de Chamartín (L1 y L4), desde donde solo hay que caminar unos minutos para llegar a este oasis floral. También se puede acceder en autobús, con varias líneas que tienen paradas próximas al local. Desde el intercambiador de Ciudad Lineal, los autobuses de la EMT de la línea 104 y 125 te acercan directamente a Ático Flores.
Madrid sigue apostando por proyectos innovadores, con próximas aperturas que combinan cafetería y espacios verdes. Se espera la llegada de nuevos establecimientos que unirán gastronomía y diseño en barrios como Malasaña y Chamberí, consolidando la tendencia de disfrutar de un café rodeado de naturaleza. Este es el caso de El Jardín de Fortuny, la terraza escondida en un palacete del siglo XIX, un proyecto de sobra conocido en la capital que ahora se reinventa en el barrio de Almagro con cócteles de autor y platos de esencia mediterránea. Mientras tanto, Ático Flores ya se ha convertido en un punto de referencia para quienes buscan un respiro en la ciudad sin renunciar a una experiencia única.
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A simple vista, parece una floristería más en el barrio periférico de Pinar de Chamartín, un espacio repleto de enredaderas, hortensias y orquídeas que invitan a detenerse y admirar su belleza, exótica y colorida. Sin embargo, quienes cruzan la puerta descubren mucho más que un lugar donde comprar plantas.