Descubre estas 5 rutas de senderismo a una hora de Madrid: con tejos centenarios y miradores con vistas espectaculares

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Si buscas una escapada natural cerca de Madrid, te sorprenderá descubrir algunos de los parajes más bellos de la Sierra de Guadarrama. A apenas una hora de la capital, se encuentran senderos que combinan la serenidad de los bosques con vistas panorámicas y elementos naturales únicos. Estas rutas son ideales tanto para principiantes como para senderistas experimentados.

Uno de los enclaves más destacados es el Abedular de Canencia, un lugar donde la naturaleza se muestra en todo su esplendor. Una de las opciones más accesibles es la Ruta Circular, que, con sus 6 kilómetros de longitud y dificultad baja, ofrece una caminata tranquila por arroyos, miradores y la famosa Chorrera de Mojonavalle. Es perfecta para disfrutar de un paseo relajado entre los abedules.

Otra propuesta imprescindible es la Ruta de la Chorrera de Mojonavalle, un trayecto de 4 kilómetros (ida y vuelta) con una ligera subida que conduce hasta una cascada espectacular. Este sendero, de dificultad entre fácil y moderada, destaca especialmente en otoño y primavera, cuando el caudal del agua crea un paisaje digno de postal.

Para quienes buscan vistas inolvidables, la Ruta de los Miradores es una elección excelente. Este recorrido, de 8 kilómetros (ida y vuelta) y dificultad media, permite disfrutar de vistas panorámicas de la Sierra de Guadarrama. Sus pendientes moderadas convierten el paseo en una experiencia completa, ideal para quienes deseen algo más de intensidad.

Si lo que te atrae es la historia natural, la Ruta de los Tejos Centenarios te transportará a través de un bosque de árboles monumentales con siglos de antigüedad. Este sendero, de 5 kilómetros (ida y vuelta) y dificultad moderada, te sumergirá en la tranquilidad de las zonas más profundas del abedular, donde los tejos y acebos dominan el paisaje.

Por último, la Ruta del Puerto de Canencia a la Morcuera es ideal para los más aventureros. Este recorrido de 12 kilómetros (ida y vuelta), con dificultad media-alta, conecta dos puertos emblemáticos a través de bosques de pinos y abedules. Durante el trayecto, los senderistas disfrutan de vistas inigualables que convierten el esfuerzo en una recompensa memorable.