El Festival de Literatura en el que los niños lectores toman las riendas: "Te preguntan cosas muy inesperadas"
La séptima edición del Festival Internacional de Literatura Infantil y Juvenil de Tres Cantos se celebrará del 25 al 27 de octubre con diversas actividades, presentaciones y mesas redondas orientadas al público más juvenil
La sinceridad de los niños y niñas se convierte aquí, en muchas ocasiones, en la más feroz de las críticas. En un espacio en el que los más pequeños son los protagonistas, incluso ellos mismos forman parte de la organización, la imaginación y preguntas inusitadas echan a volar. Frente a ellos, autores preparados para lo que venga, aunque seguros de la inocencia que vertebran las palabras de sus interlocutores. La séptima edición del Festival Internacional de Literatura Infantil y Juvenil de Tres Cantos se celebrará del 25 al 27 de octubre, una cita ya marcada en el calendario para decenas de familias que consideran que la lectura debe formar parte de la crianza.
Elena Martínez es la fundadora del evento, además de escritora. A pesar de que este año el Ayuntamiento no ha colaborado en la organización de la cita, ella ha conseguido que salga a flote. Este año espera repetir el éxito de ediciones anteriores, cuando se alcanzó la cifra de 3.000 visitantes. “No hay nada mejor que un niño diciéndole a otro que un libro o un autor en concreto le ha gustado”, defiende esta antigua profesora y actual librera.
Pero fomentar la lectura en las personas de más corta edad esconde otro gusanillo que solo reluce en citas como este festival, cuya principal característica es que son ellos quienes toman las decisiones. “Los niños y jóvenes que participan me ayudan a elegir a los escritores que quieren que vengan. Además, serán ellos los encargados de entrevistarles”, explica Martínez. Ellos son los miembros de los clubes de lectura que la librera coordina. El más pequeño tiene ocho años, diez menos que el más avezado.
Solo hay una norma: preguntar lo que se quiera siempre de manera respetuosa. Eso hace que los autores salgan motivados del festival, incluso con ideas para contar nuevas historias. “Los niños no saben todavía qué límites hay y no tienen la misma concepción que un adulto. Sus ideas son muy originales y muchos de ellos no tienen miedo a expresarlas”, dice la fundadora del evento literario.
Por otro lado, el Festival Internacional de Literatura Infantil y Juvenil de Tres Cantos es una muestra más que echa por tierra la idea tan manida como errónea de que las nuevas generaciones ya no leen. “Quien diga eso no habla demasiado con los jóvenes. Sí que leen, leen muchísimo. Lo que ocurre es que algunos adultos están empeñados en hacerles leer lo mismo que ellos cuando eran pequeños o libros clásicos, y piensan que la literatura actual no es buena”, sostiene Martínez.
Ducha en el negocio, la librera no duda al afirmar que muchos títulos orientados al público infantil y juvenil venden más ejemplares que libros escritos para los adultos. Solo habría que asomarse a este festival para poder comprobar lo acertado de sus palabras. “Es maravilloso ver a familias que deciden pasar un fin de semana entero disfrutando de un evento literario”, destaca con una sonrisa en la boca.
Los niños y sus propios intereses
El autor de literatura infantil Javier Fonseca ya es un habitual en este festival. “Lo que más destaco de este evento es que los lectores participan mucho, lo que genera una conexión muy grande con ellos”, remarca. Además, también supone una oportunidad para verse las caras entre escritores “porque la literatura infantil también se caracteriza por eso, porque los autores nos cuidamos mucho entre nosotros”.
Desde su punto de vista, aunque la literatura infantil sí ha podido estar algo denostada, eso es algo que está cambiando. “Para mí solo existen dos tipos de literatura: la buena y la mala, y eso incluye cualquier tipo de género y edad. Además, los escritores de infantil nos esforzamos mucho por dignificarla”, explica Fonseca. Asimismo, el escritor incide en que “ver a los niños seleccionar las obras que más interesantes les parecen y defender lo que leen también hace que la gente lo vea de otra forma”.
Él no es nuevo en esto y sabe bien qué puede llegar a pasar cuando un niño coge el micrófono: “Ellos te preguntan por sus propios intereses que, por su experiencia vital, son muy diferentes a los de los adultos. Son preguntas muy concretas que llegan a sorprender de lo inesperadas que pueden resultar”, ilustra.
Fonseca reivindica el papel de las familias. A todo el mundo le enorgullece decir que su hija o hijo lee mucho. En cambio, este autor destaca aquellos padres y madres que continúan leyendo junto a sus pequeños incluso después de que hayan aprendido a hacerlo. “Es un acto de comunicación muy íntimo. Reservar un tiempo concreto para la lectura en familia es muy interesante, incluso es algo que extendería a los adultos. Leer en voz alta con alguien con quien tienes un vínculo lo refuerza”, sostiene.
Este escritor formará parte de los llamados “bibliopediatras”, quienes se dedican a recetar libros como una de las tantas actividades que habrá durante el Festival, en este caso en colaboración con la Escuela de Escritores. Abren una pequeña consulta y los niños les cuentan qué les pasa o les interesa. Al final, salen con un diagnóstico, que es la recomendación de un libro, recalca el autor de Ocho vidas, un álbum ilustrado silente que mediante imágenes habla del duelo y cómo gestionarlo, además de vivirlo de forma sana y esperanzadora. De hecho, ese será el tema de una de las mesas redondas en las que participará.
Una forma de ver el mundo por primera vez
Marina Tena, escritora y profesora de Educación Infantil, también piensa que con los niños se puede abordar cualquier tema. Ella participará en un encuentro para jóvenes vertebrado por el género de terror: “Parece algo de segunda, morboso, pero al final, a través del terror, se pueden contar las mismas cosas que se tratan en otro tipo de literatura”, defiende la autora de libros como Las tres hijas del rey muerto o La novia roja.
A la hora de enfrentarse a un público tan difícil como el de la juventud, Tena se ha encontrado comentarios repletos de curiosidad. “Incluso me llegan a proponer finales distintos cuando yo ni me había parado a pensar que la historia podía acabar de otra forma”, apunta. La docente también es consciente de la responsabilidad que tiene entre sus manos: “Tenemos que saber que la literatura infantil es una forma de ver el mundo por primera vez para muchos niños, donde se pone en juego su comprensión lectora e interpretación de lo que sucede”.
Ese es el motivo por el que ella apuesta por abordar cualquier tema, pero siempre hacerlo con un exquisito cuidado en la forma. “Ellos todavía no tienen el sentido crítico demasiado formado, así que hay que estar pendientes de lo que proyectamos en las obras. Es un punto medio en el que hay que evitar ser dogmático con ellos, pero también que se lleven aprendizajes erróneos”, concluye Tena.
La sinceridad de los niños y niñas se convierte aquí, en muchas ocasiones, en la más feroz de las críticas. En un espacio en el que los más pequeños son los protagonistas, incluso ellos mismos forman parte de la organización, la imaginación y preguntas inusitadas echan a volar. Frente a ellos, autores preparados para lo que venga, aunque seguros de la inocencia que vertebran las palabras de sus interlocutores. La séptima edición del Festival Internacional de Literatura Infantil y Juvenil de Tres Cantos se celebrará del 25 al 27 de octubre, una cita ya marcada en el calendario para decenas de familias que consideran que la lectura debe formar parte de la crianza.
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