Intrahistoria de cómo la Casa Árabe prescindió de su reconocida librería: "Irene Lozano no ha venido ni a saludar"
Beatriz Martín dice adiós a 13 años como librera en este centro gestionado por el Ministerio de Exteriores y que dirige la biógrafa de Pedro Sánchez, con duras críticas: "Me estaban echando. No me querían"
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Era 2011 y Beatriz Martín llevaba en Barcelona dos años desde su vuelta de Yemen. Ante la posibilidad, esta filóloga árabe, después de sopesarlo, se armó de valentía y se hizo con la gestión de la librería en la Casa Árabe de Madrid, apenas a unos metros de El Retiro y la Puerta de Alcalá, a la que llamó Balqís. Unos 13 años después, ha tenido que desnudar las estanterías por las que han pasado las mejores y más cuidadas ediciones tras ver que la actual dirección busca algo que no encaja con ella. "La pregunta del millón aquí es por qué una institución pública decide deshacerse de la mejor librería que existe en temática árabe", se cuestiona.
No le falta razón. Por Balqís han pasado arabistas de amplia trayectoria, embajadores y profesores universitarios llegados de distintos puntos del país que han hecho de este pequeño negocio su librería de referencia. Además, cuando Martín recaló en la capital ya tenía interiorizado el oficio por su experiencia previa como librera. "Eso, junto con mis conocimientos de árabe, hacían la mejor mezcla posible para alguien que quiere asentarse en Casa Árabe", dice sobre esta institución gestionada por el Ministerio de Exteriores con la colaboración de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la ciudad.
Martín responde a esa pregunta que no le deja de rondar la cabeza: "La dirección no le da la suficiente importancia a la parte cultural de Casa Árabe. Hace dos años ya prescindieron del proyecto Acoge un Plato mediante el que la cafetería estaba regentada por CEAR, y en su lugar metieron una empresa privada sin un proyecto solidario, detrás que llevó la gestión de forma pésima. También pasó con los ciclos de cine, que los suspendieron", se queja.
Cambios obligatorios
En torno al conflicto ronda un nombre propio, el de Irene Lozano. Sobre la que fuera biógrafa del presidente Pedro Sánchez y acérrima seguidora del PSOE, no se le conoce relación ni conocimientos sobre el mundo árabe, a pesar de dirigir la Casa Árabe. "Desde que llegó hace tres años ni siquiera ha venido a saludarme a la librería y ya han pasado tres gerentes por la institución bajo su mandato", recuerda Martín.
Pese a todo, lo peor todavía estaba por llegar. A mediados de mayo de este 2024, la librera supo por parte de Casa Árabe que no podían seguir alargando un contrato que expiraría a finales del verano. Querían sacar un nuevo pliego. "No lo dijeron explícitamente, pero me adelantaron algunos requisitos que habían puesto en la oferta que hacían totalmente incompatible mi continuidad allí", comenta.
"La pregunta del millón aquí es por qué una institución pública decide deshacerse de la mejor librería que existe en temática árabe"
Por ejemplo, los horarios cambiaban: tendría que permanecer abierta de martes a domingo, descansando solo el lunes, cuando Martín está sola al frente de Balqís. "Yo trabajo de lunes a viernes, y bastante que los sábados hago pedidos desde casa. Soy pobre, pero con tiempo", se defiende.
Asimismo, la hostilidad entre Casa Árabe y la librería Balqís se hacía cada vez más patente. La entidad comandada por el Ministerio de Exteriores, además, tenía otros planes para el local. "Querían hacer una librería como la que hay en los museos, que todo el mundo está obligado a pasar por ella al salir. ¿Qué ocurre si yo necesito ir al servicio? Me podían robar. Era otra forma de expulsarme", argumenta Martín. También le dijeron que debería quitar libros para dejar espacio al nuevo merchandising que se vendería de la Casa Árabe.
Triplican el precio
El colofón llegó cuando se hicieron públicos los pliegos. Aunque se triplicaba el precio del alquiler, Martín asegura que lo podía asumir, pero prefirió dejar a un lado Casa Árabe. "Yo no voy a trabajar de martes a domingo y ponerme a vender tazas e imanes. Soy librera", enfatiza. Hasta ahora, Martín pagaba unos 200 euros de alquiler. El nuevo regente de la librería tendrá que abonar 500 euros al mes. "El alquiler del pliego se ha ajustado a la realidad actual. Una cuantía que consideramos que permite velar por el buen uso del dinero público y sus bienes y fomentar la cultura (con un alquiler por debajo de precio de mercado)", han afirmado desde Casa Árabe.
En su cuenta de X ya han anunciado que "en unos días" reabrirán la librería "ampliando horarios, abriendo sábados y domingos, y mejorando el servicio", a pesar de que el concurso público quedó desierto. Eso les ha permitido otorgar la licitación a libre discreción. "Estamos trabajando con todos los mecanismos previstos en la ley para continuar con el servicio a la mayor brevedad. Los tiempos de los procesos administrativos son, a veces, inciertos, pero esperamos poder tener buenas noticias antes de finalizar el mes de septiembre", han explicado. De hecho, tras la publicación de este reportaje informaron de que el espacio será ocupado en esta nueva etapa por la Librería Muga.
Así se queda el espacio al que he dedicado 13 años de mi vida. Habitaron estas baldas miles de libros con el propósito de acercar una cultura.
— Librería Balqís (@LibreriaBalqis) September 16, 2024
Creo que esta semana #cervezasAlhambra ocupará el espacio de @Casaarabe Centros culturales sin cultura pero con cervezas, así vamos.💔📚 pic.twitter.com/idVNRthcZH
Desde Casa Árabe también han afirmado a El Confidencial que el contrato anterior con Balqís había finalizado y con él "todas las prórrogas que la ley permite". La arabista no desmiente este extremo, aunque sí destaca que, en el último momento, le ofrecieron seguir en Casa Árabe hasta final de año hasta que encontraran otra solución. Ella se negó.
La nueva librería Balqís
Para Martín, Casa Árabe ya ha quedado atrás. "De una forma u otra yo sentía que me estaban echando, que ahí no me querían. Por mi propia salud no podía ir a trabajar en un entorno en el que todas las señales me indicaban que querían que me fuera", reitera la librera. Además, Martín todavía duda del porqué y del quién terminará al frente de la librería de Casa Árabe. "Lo bueno y único que tenía yo es que era librera especializada en el mundo árabe, un perfil que apenas existe. Un librero te podrá recomendar un libro, pero no conocerá la mejor edición de
"De una forma u otra yo sentía que me estaban echando, que ahí no me querían"
Henchida de rabia e impotencia, Martín apenas ha tardado una semana en reinventarse. La librería Balqís no cierra. “En los tiempos que corren, un espacio así es más necesario que nunca. A algunas personas se les ha olvidado el objetivo con el que nació Casa Árabe, que era acercar culturas, y mi librería cumple esa función a las mil maravillas”, destaca. Dentro de unos días, abrirá de nuevo un espacio cultural que va más allá de los libros cerca de la zona de Matadero, también en la capital. “Hasta que no cambie la dirección de Casa Árabe y llegue alguien con conocimiento de la cultura árabe dudo mucho que algo de calidad pueda salir adelante con esa actitud que tienen de dejar a un lado las mejores opciones”, finaliza la librera.
Era 2011 y Beatriz Martín llevaba en Barcelona dos años desde su vuelta de Yemen. Ante la posibilidad, esta filóloga árabe, después de sopesarlo, se armó de valentía y se hizo con la gestión de la librería en la Casa Árabe de Madrid, apenas a unos metros de El Retiro y la Puerta de Alcalá, a la que llamó Balqís. Unos 13 años después, ha tenido que desnudar las estanterías por las que han pasado las mejores y más cuidadas ediciones tras ver que la actual dirección busca algo que no encaja con ella. "La pregunta del millón aquí es por qué una institución pública decide deshacerse de la mejor librería que existe en temática árabe", se cuestiona.