"Ha sido salvaje": la Guardia Civil desarticula una banda chilena especializada en asaltar chalets de Madrid
Los ladrones, de entre 20 y 53 años y de origen chileno, fueron puestos a disposición judicial. La Benemérita ha recuperado gran parte de los objetos sustraídos. El grupo actuaba en municipios como Las Rozas, Villaviciosa o Boadilla
Cristina García recordará siempre la vuelta de vacaciones del verano de 2024. Al llegar a la casa de su madre, después de unos días de desconexión, se topó con la puerta exterior entreabierta. La vivienda había estado vacía solo una semana; tiempo suficiente para que un grupo criminal accediese a su interior para desvalijar muebles, romper ventanas y hacerse con bolsos, joyas y demás materiales de valor.
Este jueves, la mujer –y su madre– acudieron a la Comandancia de la Guardia Civil de Tres Cantos para reconocer algunos de los objetos sustraídos. El trabajo de la Benemérita consiguió identificar a los ladrones en apenas dos semanas. "Ha sido salvaje", sentencia García a los medios de comunicación. Mientras, su madre aprovecha para comprobar que uno de los bolsos que le regalaron sus hijos permanece intacto sobre la mesa, tal y como lo dejó en su vivienda antes de que entrasen a robar.
"La casa está especialmente destrozada. Vamos a tardar bastante en recoger. Todavía no sabemos todo lo que se han llevado", relata Cristina. Si hay algo bueno tiene esta historia es que las víctimas están pudiendo recuperar algunas sus pertenencias: más allá de objetos costosos, los delincuentes también se llevaron antiguas monedas de coleccionista e incluso eurocheques de antaño; un método de pago internacional anterior al mundo moderno de las tarjetas de crédito y los bizums instantáneos. Ahora, el grupo criminal ha sido desarticulado. La Guardia Civil recibió una primera denuncia de robo a principios del mes de agosto. Las zonas donde solían actuar –Villaviciosa de Odón, Boadilla del Monte, Pozuelo de Alarcón, Las Rozas…— cuentan, en su mayoría, con cámaras de seguridad en las inmediaciones de las viviendas; chalets de familias con un poder adquisitivo medio-alto.
Estas grabaciones permitieron a los agentes dar con la matrícula de uno de los vehículos que habían alquilado los delincuentes. Eran originarios de Chile, tres varones y dos mujeres de entre 20 y 53 años, que viajaban a Europa con la única intención de cometer hechos delictivo. En este caso, y después de recorrer el país galo, alquilaron un piso en la Calle Alcalá como centro de operaciones, rentaron dos coches y se pusieron manos a la obra. Ellas llamaban a los teléfonos para comprobar que no había nadie dentro de las viviendas y ellos consumaban los delitos entrando a la fuerza a los chalets.
Lo que no sabían los ladrones es que la Guardia Civil ya les seguía la pista. Con la entrega de los coches de alquiler a las empresas de renting –y los testimonios de varios testigos–, pudieron dar con su paradero a finales de agosto. Les incautaron un arma simulada, 10.000 euros en efectivo y herramientas destinadas a ejecutar los robos como destornilladores y walkie-talkies. Se desconoce si su interior, una vez actuado en Madrid, era trasladarse a otra Comunidad Autónoma o regresar a Latinoamérica.
Hay víctimas que se toparon con los ladrones dentro de sus casas y otros que, de repente, recibieron una llamada de la alarma de su vivienda alertando de que había gente dentro. "Estuvieron 15 minutos dentro", relata el afectado, vecino de Villaviciosa de Odón. En su caso, se llevaron incluso su ropa y multitud de cosas de sus hijos. Y explica que, además del hurto, lo complicado es gestionar la sensación de indefensión de que un grupo de extraños entre dentro de tu propia casa; un lugar aparentemente inviolable.
Los ladrones fueron puestos a disposición judicial por los delitos de pertenencia a grupo criminal, robos con fuerza y con violencia en casa habitada, decretándose la entrada en prisión de todos ellos por el Juez Instructor. El operativo contó con la colaboración del Área de Análisis y Monitoreo Internacional de la OCN Interpol Santiago de la Policía de Investigación de Chile (PDI) para lograr la plena identificación de los miembros del grupo investigado.
Cristina García recordará siempre la vuelta de vacaciones del verano de 2024. Al llegar a la casa de su madre, después de unos días de desconexión, se topó con la puerta exterior entreabierta. La vivienda había estado vacía solo una semana; tiempo suficiente para que un grupo criminal accediese a su interior para desvalijar muebles, romper ventanas y hacerse con bolsos, joyas y demás materiales de valor.
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