En esta escuela de Madrid adiestran a todos los perros guía de España
Tras pasar por varias fases de educación y adiestramiento, los animales se gradúan sobre los dos años de edad, preparados para asistir a las personas ciegas a lo largo de una década. Cada mes, suelen salir unos 10 perros
Decenas de perros aguardan en Boadilla del Monte a ser educados, adiestrados, para más tarde pasar a formar parte de la familia de una persona ciega. En la Fundación ONCE Perro Guía crían y acompañan a estos animales que, en unos meses, terminarán siendo elementos imprescindibles de cualquier persona invidente de toda España. Mientras los canes se gradúan a los dos años de escuela, sus dueños deben sacarse una especie de carné de conducción. Si la pareja es idónea, nada ni nadie les separará durante diez años de sus vidas.
La Fundación tiene una cabaña de productores de alrededor de 70 machos y hembras dedicados exclusivamente a la reproducción y cría. También reciben donaciones de criadores y particulares, incluso llegan a adquirir algunos ejemplares. Una vez que nacen y el perro adquiere su primera vacuna, en torno a los dos meses y medio de edad, el animal pasa a ser cuidado por una familia educadora.
"Aquí intentamos que se exponga a todas las situaciones que se puedan dar en un día normal: tráfico, transporte público, restaurantes, teatro, cine… El cachorro tiene que perder el miedo a todo lo que se pueda encontrar cuando se gradúe en la escuela", apunta Mario Fernández, coordinador técnico de la Fundación ONCE Perro Guía. Para ser familia educadora no se necesita demasiado, tan solo comprometerse a acudir a la Fundación siempre que sea necesario, lo que hace que la mayoría sean de la Comunidad de Madrid y provincias limítrofes, y el compromiso necesario para que el perro los acompañe todo lo posible en su día a día.
En ese departamento de cachorros, varios supervisores forman a estas familias a las que la ONCE provee de todo lo necesario para el mantenimiento del animal. "En esta primera fase, el perro también goza del derecho de acceso por ley a todos los lugares públicos y privados de uso público, al igual que cualquier perro guía", puntualiza el especialista.
Razas seleccionadas para cada persona ciega
La raza más habitual con la que suelen trabajar es el labrador retriever en un 90%. "Es la más adaptable, muy social y listo. También tenemos pastor alemán, con gran voluntad de trabajar y de agradar, y que solemos dedicar para aquellas personas a las que les gusta andar mucho. Para las personas ciegas y alérgicas a los perros, utilizamos una mezcla de labrador con caniche gigante, y ahora estamos probando el pastor gallego, que lleva un tiempo en la escuela adiestrándose por profesionales", ilustra Fernández, quien también es familia educadora.
Una vez conocido el mundo por parte del perro durante sus primeros meses de vida, a los 14 meses vuelven a la escuela para ser adiestrados por entrenadores técnicos. Casi una decena de ellos, con seis animales asignados cada uno, se esmeran en enseñar al animal a pararse en los bordillos, el concepto de línea recta y a esquivar obstáculos, así como la introducción del arnés. "Un perro de asistencia sabe que tiene que guiar cuando tiene el arnés puesto. Sin él, se comportará como un perro normal", enfatiza Fernández.
Encontrar la pareja idónea
Superado este proceso, que suele durar entrar cuatro y seis meses, el departamento de instrucción se hace con las riendas: "Ahí tiene lugar el adiestramiento avanzado y, algo crucial, el emparejamiento del perro con la persona ciega, el usuario". Este emparejamiento se produce basándose en cuatro informes emitidos por expertos en cada uno de los campos. Así, miden el estado psicológico de la persona, su salud, el nivel de orientación y movilidad, y otro a nivel social, en el que se mide su capacidad económica, entre otros aspectos.
Aquí, la velocidad de la persona ciega, sus rutinas, la velocidad a la que se mueve, su temperamento y la configuración de su domicilio pueden ser factores clave para determinar qué perro le acompañará unos 10 años de su vida. Si hay un perro idóneo, la primera parte de la última fase del proceso tiene lugar entre el usuario y el perro en la propia escuela. "Tenemos un apartado que llamamos residencia. Es una especie de hotel donde los aspirantes a recibir un perro guía están entre una semana o dos y media con el perro y el instructor para sacarse lo que se podría considerar como el carné de conducción de un perro guía", añade Fernández. En este punto, aprenden las órdenes de control, dirección y obediencia que, en unos días, dirigirán al perro por la calle.
Pero no todo es tan mecánico. Tal y como subraya el coordinador del departamento técnico, aquí la química también juega un papel importante. "Pueden coincidir todas las características, teóricamente ser el emparejamiento perfecto, pero si no hay cierto amor entre el perro y la persona…", comenta. En ese caso, lo mejor es probar con otro perro disponible, si lo hubiera, o seguir esperando una nueva oportunidad.
La segunda parte de esta fase final tiene lugar en el domicilio de la persona ciega. Según Fernández, el instructor se acercará a la vivienda y el entorno en el que se moverán para conocer las rutas más comunes que realizarán, como ir al trabajo, coger el transporte público, el camino al veterinario, a la farmacia o al supermercado. El perro guía, más o menos, se gradúa a los dos años, una vez superado el trabajo de estos tres departamentos.
La vida tras la jubilación del perro
Si el perro no tiene ningún problema de salud, se jubilará a los 12 años, tal y como recogen los estándares de la Federación Internacional de Perros Guía. Mientras trabaja como perro guía, la Fundación es propietaria del perro y el usuario posee su usufructo, sobre todo para poder controlar cualquier cosa que pueda ocurrir. Una vez jubilados, desde la Fundación ofrecen la posibilidad a la persona ciega de quedarse con el perro, aunque en ningún momento podría actuar como asistente, aunque sí seguiría gozando del derecho de acceso a los recintos públicos y privados de uso público.
Cada mes, la Fundación ONCE Perro Guía suele dar una media de 10 perros a personas de toda España, donde contabilizan unos 1.000 usuarios totales. "Tenemos una demanda muy grande. Hay cerca de 450 personas esperando entre aquellas que quieren renovar perro y nuevos solicitantes. Para los primeros, la media de espera es de un año; para los segundos, de cinco", precisa Fernández.
Cuando el usuario no cuida al perro
Esta entidad también ha visto cómo algunos usuarios no han asumido sus responsabilidades completamente, tales como ponerle las vacunas obligatorias de un perro de asistencia, alimentarles adecuadamente o cepillarlos diariamente. "En algunos casos, hemos visto que las personas ciegas no daban uso al perro, que lo tenían como si fuera una mascota, y eso hace que el animal se acabe deprimiendo porque son razas acostumbradas a salir mucho, caminar, con una altísima voluntad de agradar y sentirse útiles", añade Fernández. En estas situaciones, la Fundación retira el perro al usuario.
En cambio, lo habitual es que el proceso se desarrolle con total normalidad y un perro acompañe a una persona durante una década de sus vidas. Para ello, tanto uno como otro están enseñados a conocer casi prácticamente todo de ellos, aunque esto no es óbice para que el perro guía pueda distraerse. Según el experto, "sobre la base de la Ley de Bienestar Animal aprobada el año pasado, los perros no pueden ir sueltos por la calle, y eso hace un flaco favor a la persona ciega, cuyo perro se puede encontrar con otro sin control del dueño".
Fernández concluye realizando un llamamiento a la sociedad en general para incrementar el respeto hacia estos perros guía: "No solo se trata de no llamar, tocar o hablar a un perro de asistencia cuando está prestando sus servicios, porque eso le puede llegar a distraer, sino de tener cuidado con las mascotas sueltas que pueden ir a saludar al perro guía".
Decenas de perros aguardan en Boadilla del Monte a ser educados, adiestrados, para más tarde pasar a formar parte de la familia de una persona ciega. En la Fundación ONCE Perro Guía crían y acompañan a estos animales que, en unos meses, terminarán siendo elementos imprescindibles de cualquier persona invidente de toda España. Mientras los canes se gradúan a los dos años de escuela, sus dueños deben sacarse una especie de carné de conducción. Si la pareja es idónea, nada ni nadie les separará durante diez años de sus vidas.
- Soy entrenador de perros guía y esta es la educación que reciben para poder atender a personas con discapacidad Roberto Ruiz Anderson
- La historia del perro ciego que cuenta con la ayuda de un cachorro que le sirve como guía El Confidencial
- Unas gotas podrían curar una de las causas de la ceguera (y otras enfermedades) El Confidencial