El cura Javier tuvo una idea: macroboda de 18 parejas contra la crisis de enlaces por la Iglesia
El párroco de San Sebastián de los Reyes estaba preocupado por la caída de estas celebraciones. Este jueves casó a una veintena de novios para abaratar costes: "El matrimonio está en declive"
Hace tiempo que Javier Sánchez-Cervera, sacerdote de la parroquia de San Sebastián Mártir (en San Sebastián de los Reyes), se percató de que cientos de parejas que acudían a la Iglesia para bautizar a su bebé no habían contraído matrimonio. “¿Qué está pasando?”, se preguntaba. Los padres de las criaturas eran creyentes, pero habían renunciado a darse el sí quiero frente a un cura. Sánchez-Cervera constató que gran parte de las familias no podían permitirse toda la parafernalia que implica una boda: invitados, vestido, peluquería, regalos, convite… Así que decidió tomar la iniciativa. Este cura ha organizado una macroboda para casar a la vez a 18 parejas de la localidad madrileña. "Rompemos clichés", responde a este diario.
La cita se celebró este jueves a las 20:30 de la tarde. La parroquia se ubica a escasísimos metros de la Plaza de la Constitución del municipio. Ahí se encuentra un enorme escenario, barras de bebidas y terrazas llenas de vecinos entonando la Potra Salvaje: la macroboda coincide con las fiestas patronales. "Yo me he enterado esta mañana", relata Consoli mientras toma algo con sus amigos. "Me quedo muerta", continúa.
Poco después, una de las novias aparece en mitad de la plaza: "¡Viva la novia!", le gritaron los vecinos. Al poco, apareció otra: "¡Viva la novia!", volvieron a gritar. Lo que tienen en común todos los presentes es que están felices: unos, por irse de boda; otros, por disfrutar de las fiestas y el jolgorio. Unos, vestidos de traje, tacones y alta costura; otros, observando tranquilamente la inusual cita en los bares aledaños.
Las novias fueron puntuales. Llegaron acompañadas de sus respectivos padrinos, vestidas de blanco y rodeadísimas de gente. Una, dos, tres... Hasta 18 mujeres desfilaron ante la mirada de un pueblo nada acostumbrado a un evento similar. Algunas de ellas sonreían nerviosas, otras miraban incrédulas ante la aglomeración y el resto de los presentes aplaudían con entusiasmo. "¡Qué guapaaaas!", coreaban una a una.
La realidad es que los enlaces matrimoniales por la Iglesia están en declive. En 2022, apenas 10.000 parejas se casaron en España de esta forma. El año anterior, y según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), se produjeron 123.012 matrimonios civiles y 24.607 vinculados a la fe religiosa. ¿Qué hacer para paliar este descenso? Montar un eventazo. En el interior de la parroquia hay códigos QR para seguir el enlace en directo y varias mujeres aprovechan para ultimar detalles de las flores. "Llevamos desde el lunes", confiesa una de ellas mientras sus compañeras culminan de estirar la pasarela por el que pasearan los futuros cónyuges hasta el altar.
"¡Se casa mi padre!", relata a Aitor, vestido de camisa y pantalón, a las puertas de la iglesia. El chaval ha venido con todo su grupo de amigos a la boda. De hecho, llegaron antes a las inmediaciones de la parroquia para coger el mejor sitio para sentarse. "¡Encima coincide con las fiestas del pueblo!", continúa con una lata de cerveza en la mano. Lo último que esperaba este joven era ser entrevistado el día del sí quiero de su padre. Lo mismo explica Natalia, la hija de otra de las novias: "Mi madre tiene muchas emociones encontradas, feliz y muy nerviosa".
La intención del sacerdote es impulsar los enlaces católicos y recuperar el sentido del matrimonio tradicional, hoy "desprestigiado". Según explica a este diario, "la industria del entretenimiento siempre recurre al matrimonio como objeto de risa. Además, el negocio de las bodas cada vez es más caro". ¿Solución? Abaratar costes a las parejas citándolas a todas en el mismo sitio y a la misma hora. A la pregunta de cómo han cabido todos los invitados de las 18 parejas, don Javier sostiene que muchos son de origen extranjero y sus familias no residen en España. "Vienen de aquí del pueblo, de Italia y de Latinoamérica", explica el cura.
Una de ellas es Marta, una ecuatoriana de 47 años. Atiende a El Confidencial horas antes del enlace, con el peinado a punto, todavía sin el vestido y acompañada de su hija pequeña. Es en la casa parroquial -en mitad de la Plaza de la Constitución y colindante con la sede socialista- donde ha terminado de prepararse para el evento. Laca, maquillaje, espejos... Marta justo antes de empezar su turno de chapa y pintura.
"Un domingo de abril estábamos en misa y el cura dijo "sentaos y escuchad", y habló de la macroboda. Mi pareja y yo –llevan 18 años juntos– nos íbamos a casar en 2020, pero llegó la pandemia", relata la novia. Al final, la vida se les fue echando encima y lo fueron posponiendo. Cuando el párroco les contó la idea, decidieron sumarse al evento. "Todo salió perfecto. Encontré el vestido de oferta en una tienda que estaba de liquidación", relata mientras aprovecha para enseñar su manicura recién hecha.
Poco a poco, los familiares y parejas fueron llegando a las puertas del templo. No faltaron, tampoco, los mil y un curiosos que no quisieron perderse la ocasión. Frente a la capilla, había un par de bancos repletos de señoras mayores comentando el espectáculo. Ni la prensa, con cámaras, micrófonos y trípodes. En San Sebastián de los Reyes no se habló de otra cosa a lo largo del día.
Lo curioso de los enlaces es que los novios apenas han tenido que aportar dinero. Para ayudar a los cónyuges, el cura ha convocado a todos los fieles del pueblo. Peluquerías, centros de belleza... Natalia, por ejemplo, se ha encargado de dejar las uñas a punto a ocho de las novias. "Terminé esta mañana alas 11:30 con la última", confiesa a El Confidencial. La joven, que acaba de abrir su centro estético en el municipio (Beauty Uñas y Pestañas), conocía al párroco desde hace años.
Cuando don Javier le habló del proyecto, no se lo pensó, aunque reconoce la "responsabilidad" que supone hacer un trabajo impecable para todas las novias. Después de la multitudinaria misa, es hora de celebrar. "Nos vamos todos de fiesta a Panorama", reconoce Aitor.
Hace tiempo que Javier Sánchez-Cervera, sacerdote de la parroquia de San Sebastián Mártir (en San Sebastián de los Reyes), se percató de que cientos de parejas que acudían a la Iglesia para bautizar a su bebé no habían contraído matrimonio. “¿Qué está pasando?”, se preguntaba. Los padres de las criaturas eran creyentes, pero habían renunciado a darse el sí quiero frente a un cura. Sánchez-Cervera constató que gran parte de las familias no podían permitirse toda la parafernalia que implica una boda: invitados, vestido, peluquería, regalos, convite… Así que decidió tomar la iniciativa. Este cura ha organizado una macroboda para casar a la vez a 18 parejas de la localidad madrileña. "Rompemos clichés", responde a este diario.
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