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La familia a la que Tierno Galván encargó poner de moda el cine de verano (y que todavía resiste)
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La familia a la que Tierno Galván encargó poner de moda el cine de verano (y que todavía resiste)

El invento no es nuevo, pero funciona. En mitad de una ola de calor que está tiñendo de avisos amarillos, naranjas y rojos toda España, estos cines madrileños son una efectiva manera de combatir el tedio de las noches de canícula

Foto: Vista del cine de verano del Parque del Oeste. (Cedida)
Vista del cine de verano del Parque del Oeste. (Cedida)

Cine al aire libre. El invento no es nuevo, ni mucho menos, pero funciona. En mitad de una ola de calor que está tiñendo de avisos amarillos, naranjas y rojos toda España, los cines de verano madrileños se están convirtiendo en una efectiva manera de combatir el tedio de las noches de canícula. Algunos se encuentran en las azoteas más lujosas de la ciudad y otros se ubican en las plazas y los parques de los barrios más populares, pero todos tienen algo en común: están al servicio del ocio familiar. Su programación suele mezclar lo mejor del cine de estreno con los grandes clásicos. Películas para entretener a todos los públicos a precios populares.

Hasta mediados de septiembre, en Madrid se puede disfrutar del cine en escenarios ya clásicos como la azotea del Hotel Emperador, el Parque de la Bombilla o en los diferentes enclaves distribuidos por los distritos de la ciudad: forman parte de la programación de los Veranos de la Villa. Estos lugares mantienen viva la memoria de los antiguos cines de verano de los 80: bullicio, palomitas y aplausos al final de la sesión.

Hace más de 40 años, Jorge Lluesma y Rita Sonlleva pusieron en marcha el festival de Cine Imaginario y de Ciencia Ficción en Madrid. Como era muy difícil de mantener, el entonces alcalde de la ciudad, Tierno Galván, les propuso que montaran un cine de verano para la programación de los Veranos de la Villa. Y así, el cine de la Bombilla empezó primero en La Chopera del Retiro y, después de dar varias vueltas por la capital, terminó en su actual ubicación, junto al Parque del Oeste, donde lleva 28 años. Cuando David Lluesma, de 46 años, director del cine en la actualidad, recuerda todo lo que ha vivido su familia en ese recinto de casi 3.000 metros cuadrados, se emociona. "Me siento muy orgulloso de poder mantener vivo el cine, es parte de un legado", asegura convencido de que no hay mejor plan para las noches de verano que llevar a los niños al cine, como se hacía antes. "Nosotros hemos perdurado en el tiempo", explica.

Foto: Dueños de hoteles o grandes cadenas las compran para sus mesas. (Cedida)

Lluesma recuerda que cuando sus padres empezaron con el cine de verano no existían ni los VHS, ni mucho menos los DVD, y ni pensar en las plataformas de streaming. "Cuando alguien quería ver una película de cine, tenía que ir al cine". No obstante, los años han cambiado todo y el sector del cine ha sufrido varias crisis. "Nos hemos tenido que adaptar. Ahora estamos pasando por otra crisis porque la gente ya no quiere pagar por ir al cine, sino que prefiere esperar a que salga la película en las plataformas", dice.

placeholder Jorge Lluesma, junto a su madre Rita Sonlleva, los impulsores del icónico cine de verano de la Bombilla. (Cedida)
Jorge Lluesma, junto a su madre Rita Sonlleva, los impulsores del icónico cine de verano de la Bombilla. (Cedida)

Todos los años intentan tener una programación atractiva de películas que además se complementan con coloquios, charlas con los directores de las proyecciones y espectáculos en directo. "Los clásicos nunca fallan, pero sabemos que si proyectamos este verano 15 veces Del Revés 2, seguro que se llena en todas las sesiones", dice el director.

En la celebración de su 40 aniversario, Lluesma solo pide que el cine de la Bombilla siga aguantando. "Es un negocio y funciona. Por ahora, es rentable. Hay que centrarse en que la gente siga viniendo", afirma. La mayoría de sus clientes son familias con niños que vienen desde todos los rincones de la Comunidad de Madrid para sentarse en sus sillas de plástico rojiblancas a esperar a que caiga el sol y empiece la película.

placeholder Los cines de verano son ya una tradición en la capital. (Cedida)
Los cines de verano son ya una tradición en la capital. (Cedida)

"Sin embargo, nuestros clientes más fieles son los que han luchado cuando han intentado que no abramos. Es la gente del barrio, que nos quiere y siempre repite", dice el heredero del cine, que recuerda que en 2020 no sabían si iban a poder abrir debido a la pandemia. Fue la lucha de los vecinos lo que logró que se mantuviera, aunque para ello tuviera que empezar a finales de julio.

Para Lluesma, el cine es su segundo hogar. "Llevamos en este parque más de 25 años, y yo he pasado casi toda mi vida aquí", dice. Todavía recuerda cuando, con 16, empezó a trabajar ayudando en el cine. Nunca lo ha querido dejar. "Me gusta mucho mi trabajo, me encanta ver a la gente aplaudir al final de una función", asegura.

Cine de verano en los barrios

El Ayuntamiento de Madrid tiene una amplia programación en diferentes distritos de la capital como en el parque Eva Duarte, en el distrito de Salamanca, en el mercadillo de la vía pública de la calle Gorrión, en el distrito de Carabanchel, o en el Auditorio al aire libre, en el Parque Lineal del Manzanares, en Usera. En estos cines se proyectarán películas durante todo el verano como 20.000 especies de abejas, El gato con botas o Misión imposible.

Cine al aire libre. El invento no es nuevo, ni mucho menos, pero funciona. En mitad de una ola de calor que está tiñendo de avisos amarillos, naranjas y rojos toda España, los cines de verano madrileños se están convirtiendo en una efectiva manera de combatir el tedio de las noches de canícula. Algunos se encuentran en las azoteas más lujosas de la ciudad y otros se ubican en las plazas y los parques de los barrios más populares, pero todos tienen algo en común: están al servicio del ocio familiar. Su programación suele mezclar lo mejor del cine de estreno con los grandes clásicos. Películas para entretener a todos los públicos a precios populares.

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