Una historia de amor correspondida, cómo se ve Madrid a través del cine de Pedro Almodóvar
La exposición, que reúne más de 200 fotografías y objetos, estará abierta hasta finales de octubre en el centro cultural Conde Duque. Hablamos con su comisario
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La obra de Pedro Almodóvar no existiría si no hubiese vivido en Madrid. O probablemente sería muy diferente. La ciudad ha sido un foco de atracción a todos los niveles para la cinematografía del autor manchego. Es imposible imaginar películas como ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, Tacones lejanos o Los amantes pasajeros sin las calles, edificios y recovecos madrileños. De algún modo, a lo largo de sus películas, el plano urbanístico ha sido el que ha guiado y definido una parte del director de cine en el que se ha convertido.
Un recorrido que se ha encargado de documentar el escritor Pedro Sánchez Castrejón, autor de Todo sobre mi Madrid (publicado por La Librería en 2017 y reeditado este año, con una edición actualizada) y responsable de una de las exposiciones más bellas y completas que pueden disfrutarse este verano en Conde Duque. Bajo el nombre Madrid, chica Almodóvar, Sánchez ha conseguido que muchos de los que amen el cine de Almodóvar, hayan visto algunas de sus películas o simplemente quieran disfrutar de Madrid con otros ojos, sean capaces de pasar un rato verdaderamente excitante.
Porque son más de 200 las localizaciones que este publicista con alma de comisario ha sido capaz de registrar, buceando en documentos fotográficos. Es un viaje fascinante al interior de un cineasta y su ciudad, pudiendo entender también las claves de cada momento en el que fueron filmadas y las historias que hay detrás de las construcciones que aparecen representadas. Una faceta cultural, social, urbana y sobre todo de amor a un lugar como Madrid.
Significados profundos
Según su comisario, la muestra es una evolución natural del libro, con un enfoque más cultural que turístico. "Cuando se hace una exposición, el proceso es parecido a montar una obra de teatro", explica el autor. Para esta muestra, se realizó una investigación exhaustiva en el archivo de El Deseo, la productora de Almodóvar, que contaba con más de 30.000 diapositivas: "Ha sido un proceso de investigación bonito, pero árduo también".
La exposición ofrece un recorrido por las historias detrás de las localizaciones, mostrando cómo los escenarios elegidos por Almodóvar son capaces de ofrecer significados profundos y contextos específicos. "Una de las cosas más interesantes son las historias que hay", comenta Sánchez, que pone como ejemplo el uso de una esquina brutalista en la película Julieta.
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"Hay una esquina que sale en Julieta, que es Monte Esquinza con Marques de Riscal", explica. "Esta localización es particularmente bella por su diseño arquitectónico único, creado por Javier Carvajal, un destacado arquitecto madrileño conocido por la Torre de Valencia". El proceso de selección de localizaciones en las películas de Almodóvar no es casual. "En El Deseo me insistían que esas localizaciones no son fortuitas, que hay un equipo de localizadores que seleccionan esquinas bonitas o que llamen la atención y que Pedro escogió esa," comenta.
Otro ejemplo significativo es la elección de la Plaza de las Comendadoras en Madres Paralelas, una película que aborda la memoria histórica. Este lugar fue un espacio de represión, sirviendo primero como checa y luego como prisión, albergando a figuras como José Hierro y Marcelino Camacho, según cuenta el comisario. La coincidencia de rodar una película sobre la memoria histórica en un sitio con tanta carga histórica es de gran interés, como puede verse en la exposición.
Además, el disfrute se amplía con un relato que permite a los visitantes descubrir lugares icónicos de Madrid, como el Villa Rosa, el tablao flamenco más antiguo de la ciudad. En Tacones Lejanos, Miguel Bosé canta Un año de amor en su escenario, un local anteriormente frecuentado por su padre, Dominguín, junto a Ava Gardner. "Esta conexión entre el pasado y el presente marca la evolución tanto de la ciudad como del propio Almodóvar", comenta.
Del franquismo al presente
Madrid, chica Almodóvar, que puede verse hasta finales de octubre en el antiguo Cuartel del Conde Duque, también ayuda a formarse una idea de cómo ha evolucionado nuestra sociedad. "La muerte de Franco marcó un punto de inflexión evidente en la libertad de expresión en España", comenta Sánchez, que nació en 1982, y analiza este proceso a través de las películas de Almodóvar: "Bajo el régimen de Franco, la censura actuaba como un dique que contenía la creatividad y la expresión artística. Sin embargo, con su fallecimiento, este dique estalló y surgió la movida madrileña, una explosión cultural y artística sin precedentes".
Películas transgresoras como Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, Laberinto de pasiones y Entre tinieblas se grabarán en este periodo, desafiando las normas sociales y explorando temas como el de las monjas lesbianas o el uso de las drogas. "Estas películas, no solo de Pedro Almodóvar, sino también de otros directores como Eloy de la Iglesia, reflejan una libertad de expresión que hoy día sería difícil de replicar debido a la censura y cancelación en redes sociales", señala.
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El cine actual de Almodóvar es más austero y, en cierta medida, más políticamente correcto, reflejando una sociedad que también ha cambiado. "Comparo mucho Entre tinieblas con La llamada de los Javis, donde también se presentan monjas lesbianas que se drogan, pero de una manera que podría ser vista y disfrutada incluso por el Papa", dice Sánchez, al que le gusta comentar cómo Entre tinieblas sigue siendo una obra extremadamente transgresora, "que hoy en día probablemente no podría realizarse sin enfrentarse a una fuerte censura".
Estas reflexiones, a las que el propio Sánchez se acerca sin prejuicios, no implican que vivamos en una sociedad menos libre. "La Constitución sigue siendo la misma, pero quizás hemos aprendido que hay cosas que no se pueden decir o representar de la misma manera. Este cambio deja al visitante de la exposición con preguntas para que piense y responda por sí mismo", continúa explicando.
Una influencia que se retroalimenta
Madrid y Almodóvar se han influenciado mutuamente a lo largo de los años. La ciudad ha ofrecido a Almodóvar una rica variedad de escenarios y contextos culturales que han dado forma a su creatividad, mientras que las películas del director han capturado y transformado la esencia de Madrid, presentándola al mundo con una nueva perspectiva.
"La relación entre Pedro Almodóvar y Madrid es, efectivamente, una historia de amor correspondida", comenta Sanchez, al que también le gusta decir que Almodóvar llegó a Madrid siendo de una familia humilde; su padre era arriero. Llegó decidido a convertirse en cineasta, algo que él mismo describe como tan improbable en España como ser torero en Japón. "La historia de la movida madrileña ha estado vinculada a artistas que en muchos casos provenían de familias acomodadas, lo que les permitió desarrollar su talento, como Ana Torroja, Carlos Berlanga o David Summers. Sin embargo, Almodóvar no contaba con esas oportunidades iniciales", apunta.
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Gracias a su llegada a Madrid y a las conexiones que formó, especialmente con Blanca Sánchez y Carmen Maura, Almodóvar pudo dar sus primeros pasos en el mundo del cine. Blanca Sánchez, quien aparece en la exposición, le presentó a figuras clave como Ceesepe, Alaska y Paloma Chamorro. Por otro lado, Carmen Maura, a quien conoció mientras hacía teatro en el Teatro Bellas Artes con los Goliardos, fue fundamental en su carrera. "Estas relaciones le permitieron rodar Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón y consolidarse como cineasta", indica.
En cuanto a lo que Madrid le debe a Almodóvar, "es notable cómo sus películas han influido en la percepción internacional de la ciudad". Muchos extranjeros conocen Madrid y España a través de las películas de Almodóvar. "Así como los turistas visitan el bar de Amelie en París o la Fontana di Trevi en Roma por su conexión con el cine, muchos visitan Madrid con expectativas hechas a partir de las obras de Almodóvar", señala Sánchez, que también se encarga de hacer paseos turísticos, enseñando el Madrid más icónico y almodovariano. "El cineasta ha sido un embajador cultural de España, logrando más por la marca España que muchos ministros de cultura", cuenta.
Cuatro emplazamientos icónicos
Le pedimos a Sánchez que elija cuatro lugares que para él marcan la tradición cinematográfica de Almodóvar y su vínculo con la capital. Lo tiene claro. El primero es, sin duda, la escena de la manguera en La Ley del Deseo, filmada en la puerta del Conde Duque. "Esta exposición se realiza en Conde Duque precisamente por la relevancia de esta escena, que Susan Sontag llegó a comparar con la de falda de Marilyn Monroe en La tentación vive arriba", recuerda: "Es una escena increíble, y por eso decidí que la exposición debía hacerse allí. La gente que visite la exposición debería recordar la importancia de esa escena en el cine de Almodóvar, ya que fue su primera película con El Deseo y con la que se lo jugaron todo".
Otra escena emblemática que le gusta destacar sucede en el Teatro Bellas Artes, donde Cecilia Roth, bajo un paraguas, espera a su hijo, quien luego es atropellado. "Este momento pertenece a Todo sobre mi madre. Además, el ático de Pepa en Mujeres al borde de un ataque de nervios tiene unas vistas maravillosas que son las que tiene el Círculo de Bellas Artes. Aunque Pedro no filmó allí, si la gente quiere hacerse una foto con esas vistas, pueden subir al Círculo de Bellas Artes".
También es importante la mirada que Almodóvar tiene hacia el extrarradio madrileño, que quizás no sea tan conocido por los visitantes. "Un ejemplo espectacular son Las Colmenas, en la ampliación del barrio de La Concepción. En los ochenta, estas eran casas de provincianos, gente humilde y prostitutas. Aún hay muchos clubes nocturnos en el barrio, pero ahora es considerado uno de los barrios con mejor tejido social de la ciudad. Esto permite observar cómo la ciudad ha evolucionado; un barrio periférico y reprimido en esos años, ahora es magnífico y ya no se considera extrarradio", concluye. "Finalmente, destacaría Vallecas en Volver, cerca del Cerro del Tío Pío, también conocido como las Siete Tetas, que ofrece unas vistas espectaculares de la ciudad".
La obra de Pedro Almodóvar no existiría si no hubiese vivido en Madrid. O probablemente sería muy diferente. La ciudad ha sido un foco de atracción a todos los niveles para la cinematografía del autor manchego. Es imposible imaginar películas como ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, Tacones lejanos o Los amantes pasajeros sin las calles, edificios y recovecos madrileños. De algún modo, a lo largo de sus películas, el plano urbanístico ha sido el que ha guiado y definido una parte del director de cine en el que se ha convertido.