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Las tres dimensiones electorales de Rivas, el municipio con el voto más raro de España
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Las tres dimensiones electorales de Rivas, el municipio con el voto más raro de España

IU lleva al frente del consistorio desde 1991, pero el 4-M arrasó el Partido Popular. En las generales, el voto mayoritario fue a Sánchez. Estas zonas censales explican las razones de este extraño fenómeno

Foto: Vista de Rivas-Vaciamadrid. (REUTERS/Susana Vera)
Vista de Rivas-Vaciamadrid. (REUTERS/Susana Vera)
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La de Rivas-Vaciamadrid es una historia singular. Este municipio del sudeste madrileño empezó a levantarse a partir de los años 50, después de que fuera el epicentro de la famosa Batalla del Jarama, en 1937. Apenas quedan cuatro calles de aquel pueblito inicial, con casas bajas, macetas en las puertas, calles estrechas y donde los vecinos se saludan en las terrazas de los bares. Al poco se convirtió en el experimento urbanístico de Armando Rodríguez Vallina, fundador de la cooperativa Covibar y apoyado por Comisiones Obreras. La cosa fue creciendo y ahora su población gira en torno a los 100.000 vecinos ripenses. Desde 1991 gobierna la coalición a la izquierda del PSOE, pero en el 4-M arrasó Ayuso en número de votos. Además, en las últimas elecciones generales del 2019, el porcentaje de votos mayoritario se lo llevó Pedro Sánchez.

Foto: El carril bici de la discordia. (Ayuntamiento de Rivas)

Rivas vota raro. Los residentes han conseguido abandonar su ideología en las municipales y coger papeletas muy distintas el mismo día. Confiaron durante décadas en Izquierda Unida, en coalición con Más Madrid y Verdes Equo. "La clave de IU es que tiene un voto transversal muy ligado a la gestión, más cercano al territorio. Existe una cierta nacionalización ripense”, asegura Pedro del Cura, alcalde de Rivas durante ocho años, hasta 2022. Este sentimimento de pertenencia fomentan el voto local por el bien del municipio en su conjunto.

El polítologo Javier Lorente, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) explica que en los comicios municipales "los partidos tienen menos importancia y prima lo que ves en tu día a día", señala. Nada de esto es incompatible con el fenómeno Ayuso. "Su marca personal consigue llegar más allá del Partido Popular", matiza. Y tampoco se trata de un fenómeno nuevo. El efecto Aguirre también llegó a Rivas. “Pasó también en 2011. Yo conseguí la mayoría absoluta y en la urna de al lado (autonómicas), la consiguió Esperanza Aguirre”, señala el exalcalde. En otras palabras, la población deja a un lado las siglas en las municipales y las recupera en las autonómicas y generales.

“Que se cojan papeletas distintas el mismo día se conoce como voto escindido. Es excepcional", señala Lorente

Al menos, así ha funcionado hasta ahora. A una semana de las elecciones, el futuro es difuso. Más aún teniendo en cuenta el acuerdo frustrado de la izquierda, donde Podemos presentará su candidatura en solitario. El PSOE, que actualmente forma parte del gobierno, también presentará a su candidata y actual vicealcaldesa por su cuenta. El bastión de la izquierda de Madrid tiene multitud de aristas. Para entenderlo, también es necesario observar los datos sociodemográficos: la edad media es de 36,96 años, aproximadamente el 60% de la vivienda es de titularidad pública y la renta media es de 22.050 euros al año. Esto es Rivas en tres pinceladas.

La mesa de la tolerancia

En el sudeste del municipio, en torno a la calle Frida Kahlo, se ve con claridad ese voto tridimensional. En las últimas elecciones autonómicas del 4-M, debido al ciclón Isabel Díaz Ayuso, el PP arrasó con el 35% de los votos. La segunda fuerza fue Más Madrid, con un 22,7%, seguida del Partido Socialista, con el 17%. Sin embargo, dos años antes, en las municipales de 2019, el veterano alcalde de Rivas, Pedro del Cura (IU) ganó con claridad con su coalición de izquierdas (28,3%), el PSOE consiguió un 21,3% y el PP apenas recabó el 9,2%. En las generales de noviembre de ese mismo año, los socialistas registraron el apoyo mayoritario con un 27,2%. ¿Por qué?

Pedro del Cura ha sido el alcalde del municipio durante ocho años. Un tío carismático, defensor de las políticas locales y del sentimiento de unidad. Apenas dejó su cargo a su número dos (Aida Castillejo) hace un año, pero la gente le sigue parando por la calle. “Estoy muy agradecido porque sigo recibiendo muestras de cariño”, señala a este periódico. “Había gente que venía a decirme que me votaba a mí, pero luego votaba a Esperanza Aguirre en las autonómicas”, confirma el antiguo edil. De hecho, asegura que la propia expresidenta de la Comunidad de Madrid se extrañaba de que habiendo zonas "parecidas a Pozuelo (bastión del PP)" por el perfil de la vivienda, no tuvieran más votos.

placeholder Noli y Raquel; amigas, votantes y tolerantes. (A.F.)
Noli y Raquel; amigas, votantes y tolerantes. (A.F.)

El ejemplo perfecto de este votante cambiante se encuentra en un bar de esta zona censal. En él, cuatro amigas toman una cerveza a media tarde. Empieza una tertulia atípica sobre política con opiniones dispares donde cada una argumenta lo que piensa con muchísimo respeto. Una de las integrantes de la mesa de la tolerancia es Raquel, de 54 años y vecina de Rivas desde hace 22. Es el votante tipo: apuesta por Izquierda Unida en las municipales, pero le gusta la derecha. “Del PP de siempre”, señala. Lo de las generales todavía no lo tiene tan claro porque Feijoo no le convence. “En mi casa somos cinco y todos votamos así”, argumenta a este diario. “Los coles, los parques… la ciudad está muy bien, menos por el carril bici”, señala. Esta nueva opción de movilidad está en el punto de mira y ha dividido tajantemente el municipio en dos.

“Este tipo de voto es excepcional”, argumenta el politólogo Javier Lorente. “Es más racional y menos partidista, aunque es cierto que la lealtad a un partido se va forjando con la edad”, señala. “Que se cojan papeletas distintas el mismo día se conoce como voto escindido. Algo similar ocurrió en Madrid en 2015, la población votó a Carmena a la alcaldía y a Gabilondo en las autonómicas”, continúa.

placeholder En esta zona abundan los chalets. (A.F.)
En esta zona abundan los chalets. (A.F.)

Junto a Raquel está Noli, de 62 años, votante socialista de toda la vida, con especial rechazo a Ayuso por la cuestión del taxi, pero que desconocía incluso quién era el candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid, Juan Lobato. “Yo iré a lo de siempre”, explica a este periódico. Y Blanca, de 67, argumenta que ha votado siempre a Izquierda Unida en el ayuntamiento, pero que esta vez no lo tiene claro. "Cuando no estoy segura, apuesto por los verdes". Lo que sí sabe con certeza es que, aunque no siempre ha votado al Partido Popular, Ayuso le gusta “porque es peleona”. Se refiere precisamente a esa "marca personal" a la que se referiere Lorente.

placeholder Un ejemplo de los casoplones que también existen en Rivas. (A.F.)
Un ejemplo de los casoplones que también existen en Rivas. (A.F.)

Covibar, el origen cooperativista de Rivas

Covibar es la semilla del voto de la izquierda en Rivas. Y en parte, lo sigue siendo. Esta zona censal es de las pocas en las que el Partido Popular no ganó el 4-M; lo hizo Más Madrid, seguido del PSOE. En las municipales y generales también arrasó la izquierda. “Aquí la población es más envejecida que en otras zonas”, señalan fuentes de Covibar. Los edificios tienen aspecto obrero de ladrillo naranja y toldos verdes, hogar de los muchos vecinos de Santa Eugenia que se trasladaron en su época al Rivas de antaño.

placeholder Un centro comercial de la cooperativa donde alquilan locales. (A.F.)
Un centro comercial de la cooperativa donde alquilan locales. (A.F.)

Pero, ¿qué es Covibar? El sueño cumplido del urbanista Armando Rodríguez Vallina. Levantaron unas 4.500 viviendas públicas, centros comerciales, locales y piscinas con ayuda de Comisiones Obreras en los años 80.

Quienes alquilan los locales comerciales en dicho barrio no están del todo contentos. Ana López, presidenta de la Asociación de Autónomos, PYMES y Comercios de Rivas formada por 65 socios, explica que la sensación de inseguridad y la dependencia de Covibar dificulta el día a día de los trabajadores. "Para hacer cambios en los negocios hay que pedirles permiso y no siempre es fácil", señala.

Pero este barrio prendió la mecha de la política de la vivienda. “La estrategia de la izquierda fue construir más viviendas públicas para asegurarse el voto de los hijos”, señala Janette Novo, candidata a la alcaldía por el Partido Popular. De hecho, y aunque según reconocen los vecinos, nadie es originario de Rivas, el boom de nuevos vecinos se está dando ahora. Este es el nicho al que quieren llegar los azules. En el 4-M se notó un incremento de voto para los liberales en secciones censales con urbanizaciones de reciente construcción, con una mayor tasa de nuevos vecinos.

Foto: Vista aérea de Rivas.
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Del Cura sostiene que lo que se buscaba con la vivienda pública era que “gente joven y trabajadora pudiera vivir en una casa dignamente”. El letrero de la empresa municipal EMVS puede verse en decenas de edificios y chalets del municipio. Un joven de unos 30 años, hijo de cooperativistas –ahora quedan en torno a 3.000 socios–, señala que gran parte de su círculo de amigos se ha quedado en Rivas, especialmente en el nuevo Barrio de La Luna. Sea como fuere, les funcionó durante décadas.

El fenómeno del Barrio de la Luna también es interesante. Multitud de calles de edificios nuevos pero de titularidad municipal. ¿Quién vive ahí? Los hijos de aquel viejo Covibar que ya se han hecho mayores y apuestan por criar a sus hijos cerca de sus padres. Concienciados con la izquierda, pero modernizados. Esta hipótesis se confirma mirando los resultados electorales de 2021 en esta zona censal. La fuerza más votada fue Más Madrid con el 33,2%.

placeholder Un ejemplo de las viviendas en Covibar. (A.F.)
Un ejemplo de las viviendas en Covibar. (A.F.)

Pero la amenaza de los nuevos vecinos era evidente y se tomaron medidas. En 2021, y tras una consulta ciudadana del consistorio, se paralizó la ampliación urbanística. La intención era dejar de construir por construir, creando islas desiertas. Básicamente, no convertir Rivas en un PAU al uso. De hecho, existe una zona visitada por este periódico con unas 3.000 viviendas y ni un solo local comercial en sus calles. La medida salió adelante, argumentando que la ampliación residencial debe ir de la mano de servicios. Desde el Partido Popular consideran que fue una estrategia para evitar que vinieran ciudadanos de fuera –con más dinero, claro. Los precios de las residencias de EMVS distan mucho de los privados– que ya no serían fieles a IU. “Quisieron mantener su voto hegemónico de Covibar”, señala Novo.

Paraíso infantil

En el fondo, Rivas es como un PAU pero con muchos colegios públicos. La edad media oscila en los 36 años; tiene una población mayoritariamente joven. Familias con niños que quisieron huir del ruido madrileño. “Yo soy de Aluche y nos vinimos por los críos. Lo único malo es que aquí usamos más el coche, pero pongo todo en la balanza y me compensa”, dice un padre a la salida del centro Hans Christian Andersen. Este vecino, que espera a recoger a su hija del baloncesto, expone la variedad de parques y centros públicos que existen y de los que pueden beneficiarse como familia. En esta zona arrasó Ayuso, pero en las municipales también fue IU la fuerza más votada. En las generales, fue Sánchez el protagonista.

"Estos espacios son parte de la socialización de Rivas", expone Del Cura. De los 20 centros educativos que existen en la ciudad, tan solo uno es de titularidad privada. El exedil argumenta que, al tratarse de un municipio de familias jóvenes, el ocio está directamente relacionado con las actividades de los menores. Por ello, según explica, se apostó por impulsar polideportivos, parques y demás infraestructuras municipales.

placeholder Rivas, territorio del niño. (A.F.)
Rivas, territorio del niño. (A.F.)

Uno de los parques está repleto de niños. Raquel y Juan Carlos, de 38 años, traen cada día a sus hijos al colegio. Son un ejemplo de votantes de izquierdas. Ambos explican que no tenían pensado votar, pero con este fenómeno de “nuevos vecinos” y odio al carril bici, temen que el PP pueda desbancar al actual gobierno local. Esa es la razón por la que acudirán a las urnas el próximo domingo.

Foto: El Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid. (Europa Press)

El PP apenas tiene dos concejales en el ayuntamiento. Vecinos como Concha se mantienen leales a los populares desde que se mudó a Rivas. Quizá esta vez sea la vencida. De hecho, Ayuso tiene grandes expectativas para las municipales. Su objetivo es conquistar especialmente la zona del centro, donde anteriormente Ciudadanos les robó algunos votos. Eso unido al descontento con las bicicletas jugará a su favor, aunque gobernar será complicado. “Puede que saquemos más votos, pero lo difícil es formar gobierno por el pacto de la izquierda”, señala su candidata.

Drama sobre dos ruedas

La apuesta por la movilidad sostenible tiene a los vecinos divididos. La nueva ruta del carril bici recorre prácticamente todo el municipio: 21 kilómetros de carril financiado por los fondos europeos Next Generation. Esta apuesta ha provocado que algunas calles solo tengan un carril para cada sentido, lo que dificulta los adelantamientos e interfiere en el tráfico, especialmente en hora punta. Gran parte de los vecinos de este municipio trabaja en Madrid.

El descontento fue escalando y culminó en la creación de una plataforma anti-carril. Pablo Martín, su portavoz, explica a este medio que no están “en contra de las bicis”, sino descontentos con la ejecución del proyecto. Sostiene que lo ideal habría sido mantener la infraestructura existente, donde los carriles estaban en las aceras por las que transitan los peatones.

Los comercios de la zona centro también se ven afectados por el polémico carril. No obstante, desde la Asociación se desligan de ideologías políticas. "No hemos ido a ninguna manifestación porque nuestra forma de actuar es mediante el diálogo. Nos hemos reunido con todos los grupos municipales mayoritarios y todos nos han escuchado. Cuando te sales de la política nacional, los partidos locales son distintos. A nosotros nos tienen en buena estima y todos valoran nuestras propuestas", continúa López.

placeholder El carril bici de la discordia. (Ayuntamiento de Rivas)
El carril bici de la discordia. (Ayuntamiento de Rivas)

Pero el carril se ha convertido en uno de los protagonistas de campaña del Partido Popular, que ha visto un filón en el drama ciclista. “Es una nueva movilidad que va en detrimento de la mayoría de los vecinos”, señala Novo. “Los plenos son duros con esta cuestión”, confiesa. Y de lo que se habla en los plenos se traslada a los bares, los parques y las grandes avenidas. “En Holanda también se quejaban, y mira ahora que bien van todos en bici”, señala un hombre de unos 70 años tomando una coca-cola con su mujer y su hijo. Todos juegan a pronosticar el futuro. “La gente está cabreada con este tema, sí. Muchos quieren un cambio (municipal)”, señala el hijo de la pareja, de 48 años.

Raquel habla con este periódico mientras atiende a su hija, de unos cuatro años, mientras juega en el parque. “¿Por qué no querrían que en esta ciudad podamos ir todos en bici?”, se pregunta.

La de Rivas-Vaciamadrid es una historia singular. Este municipio del sudeste madrileño empezó a levantarse a partir de los años 50, después de que fuera el epicentro de la famosa Batalla del Jarama, en 1937. Apenas quedan cuatro calles de aquel pueblito inicial, con casas bajas, macetas en las puertas, calles estrechas y donde los vecinos se saludan en las terrazas de los bares. Al poco se convirtió en el experimento urbanístico de Armando Rodríguez Vallina, fundador de la cooperativa Covibar y apoyado por Comisiones Obreras. La cosa fue creciendo y ahora su población gira en torno a los 100.000 vecinos ripenses. Desde 1991 gobierna la coalición a la izquierda del PSOE, pero en el 4-M arrasó Ayuso en número de votos. Además, en las últimas elecciones generales del 2019, el porcentaje de votos mayoritario se lo llevó Pedro Sánchez.

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