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El futuro incierto de Torre Arias: la finca histórica que Madrid heredó de una condesa
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El futuro incierto de Torre Arias: la finca histórica que Madrid heredó de una condesa

Una plataforma vecinal constituida hace 10 años acusa a José Luis Martínez-Almeida de querer privatizar el uso de la finca, del siglo XVI. El Ayuntamiento de Madrid aún no ha tomado una decisión, con varios planes sobre la mesa

Foto: Acceso a la quinta de la Fuente del Berro, en una imagen de archivo. (EFE/Fernando Alvarado)
Acceso a la quinta de la Fuente del Berro, en una imagen de archivo. (EFE/Fernando Alvarado)

La Quinta de Torres Arias, en el distrito de San Blas Canillejas, es un fragmento único de la historia de Madrid. Es una de las últimas quintas que rodearon a la ciudad hace siglos cuando los nobles se instalaron en sus inmediaciones siguiendo a Felipe II, que acababa de convertir un pueblo castellano en capital del Imperio. Al contrario que otras, perdura no solo como un jardín, sino como una finca productiva, dedicada a la agricultura y la ganadería. Es prácticamente el único parque de la capital que sigue mantenido por jardineros municipales. Es cara de rehabilitar completamente, o al menos, no muy barata. Y es también un argumento electoral y elemento de disputa entre el Ayuntamiento de Madrid y colectivos vecinales. Con varios proyectos encima de la mesa, su futuro está todavía por decidir.

El Consistorio lleva cerca de diez años buscando un uso definitivo para este paraje único. Un periodo de indefinición que empezó a aclararse el pasado mes de febrero, pero no sin polémica. La Mesa Técnica para tal efecto, constituida en 2021 pero que no arrancó hasta este año, acordaba “existir una iniciativa privada que se ajuste al interés general y a los usos permitidos, se acudirá al modelo de gestión indirecta y/o mixta para el Palacio y sus caballerizas”. Y se mencionaban cuatro propuestas para hacerse cargo.

Foto: El ayuntamiento de Madrid hereda la última quinta que quedaba en manos privadas

La Plataforma Ciudadana Quinta de Torre Arias, que existe desde 2013, sostiene que es el primer paso hacia la privatización, hasta el punto de convocar una manifestación para el 19 de febrero en la que la candidata del PSOE a la alcaldía, Reyes Maroto, asumió como “proyecto emblemático” de un hipotético Gobierno con ella a la cabeza la gestión directa del espacio y su rehabilitación. El actual equipo de Gobierno de PP y Cs, por su parte, insiste en que no ha tomado ninguna decisión. La Quinta, de momento, ha conocido tres alcaldes (Ana Botella, Manuela Carmena y José Luis Martínez-Almeida), y podrían ser cuatro antes de que encuentre uso. Parte del problema serían los 10 millones de euros aún pendientes para restaurar sus edificaciones, que suman casi 6.000 metros cuadrados.

Donación de la condesa

En el distrito de San Blas-Canillejas, al final de la calle Alcalá, la más larga de Madrid, la Quinta de Torre Arias existe desde finales del siglo XVI, pero es propiedad del Ayuntamiento de la capital desde hace apenas una década, por herencia. Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, VIII Condesa de Torre Arias, XI Marquesa de la Torre de Esteban Hambrán y XI Marquesa de Santa Marta, fallecida en octubre de 2012, dejó en sus últimas voluntades que sus propiedades se repartiesen entre la ciudad y la fundación que lleva su nombre.

En realidad, la propiedad de la Quinta de Torre Arias era legalmente municipal desde 1986, con Enrique Tierno Galván como alcalde, pero el acuerdo que se alcanzó es que se cedía su uso a la condesa y su marido hasta su muerte. Él falleció en 2003 y ella, en 2012. A partir de entonces la finca pasó a gestión directa del Consistorio madrileño. Aquel acuerdo de los años 80 tenía truco, ya que la donación se producía a cambio de la recalificación de 170.000 metros cuadrados de terrenos de los Torre Arias, de rústico a urbanístico, en el PGOU de ese mismo año.

Foto: Render de las futuras viviendas.

Sea como fuere, hace diez años el Ayuntamiento recibió un regalo hasta cierto punto envenenado. Casi 18 hectáreas en uso agrícola y ganadera, incluyendo el palacio, el antiguo matadero y la llamada Casa de Labor. Un pedacito único de historia y un convenio que imponía la condición de que el espacio se emplease como parque público y para servicios a la ciudad. Su apertura al público se retrasó por no poder asegurarse la seguridad de los jardines, debido a su precario estado de conservación.

El Ayuntamiento de Ana Botella estudió seriamente en 2014 una cesión dotacional de uso a la Universidad de Navarra, pero finalmente no se fraguó. Fue lo que dio pie al nacimiento de la Plataforma Ciudadana Quinta de Torres Arias, que se opuso a lo que también consideró una privatización y que unió a asociaciones de vecinos de Canillejas y organizaciones ecologistas, además de a los propios jardineros municipales de la finca. Sus protestas mensuales, con concentraciones, visitas guiadas y otras convocatorias, llevaron a que la propia institución navarra diese un paso atrás y renunciase al proyecto.

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) anuló el Plan Especial de gestión de la Quinta aprobado por Botella. El actual es responsabilidad del Ayuntamiento de Ahora Madrid, que José Luis Martínez Almeida ha mantenido. En julio del año pasado fue declarada como Bien de Interés Cultural (BIC) por la Comunidad de Madrid. Hasta el momento, entre Botella, Carmena y Almeida, se han gastado ocho millones de euros en obras de consolidación de las edificaciones. Es decir, de devolver un mínimo de estabilidad, pero sin remodelaciones para un nuevo uso que la Mesa Técnica calcula en un mínimo de 10 millones de euros.

Futuros proyectos

Daniel Liébana, uno de los 11 jardineros municipales encargados del mantenimiento de la finca y portavoz de la Plataforma Ciudadana Quinta de Torre Arias, explica a El Confidencial que piden “gestión directa tanto del jardín como de los edificios, y que se destina a usos abiertos a la ciudadanía relacionados con su pasado agropecuario”. Creen que el plan del Ayuntamiento es “buscar una cesión como la que planteó Botella, que iba a ser a 75 años, para que sea una entidad privada la que suma el gasto de la rehabilitación”.

La asociación propone un proyecto de granja urbana educativa, “relacionada con valores del cuidado de la naturaleza y el campo” y también ”como espacio de investigación para las universidades, en el estudio de la ganadería o las razas autóctonas”. Liébana señala al crecimiento de los huertos urbanos en Madrid recordando que un mínimo de 4 hectáreas de la Quinta siempre han estado dedicadas a esta labor y propone recuperar los frutales, el olivar y el viñedo en el jardín.

Foto: Arroyo del Fresno.
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La respuesta del Ayuntamiento de Madrid ha sido escueta, pero clara: “No se ha tomado aún una decisión sobre el uso de este espacio y se estudiarán las distintas posibilidades”. La plataforma no se fía y se aferra a unas declaraciones de Paloma Sobrini, directora de Arquitectura y Patrimonio del Ayuntamiento de Madrid, en 2021, en las que indicaba al portal inmobiliario Idealista que se estudiaba una colaboración público-privada para finalizar la rehabilitación, aunque sin concretar, recordando que al patrimonio “o se le da un uso, o muere”.

De los cuatro proyectos presentados, el más avanzado parece uno presentado por la Universidad Católica de Murcia (UCAM) con el Comité Olímpico Español (COE), que incluye la construcción de un pabellón cubierto. La Mesa Técnica ya contempló solicitar la cesión de una parcela municipal aledaña “por interés general”, ya que la catalogación como BIC no permitiría construirlo en la propia finca. La plataforma vecinal sospecha de esta candidatura como una privatización de facto, sin pronunciarse sobre las menos perfiladas de Fundación de Cultura Islámica (Funci) y otra nombrada como La ciudad de los artistas.

Las asociaciones vecinales se decantan por la petición de Campo adentro, una asociación de economía social y solidaria, que ya mantiene varios proyectos de Escuelas de Pastores con el Ministerio de Transición Ecológica. Según Liébana “es la única que se ha acercado al tejido social de Canillejas, con unos valores cercanos a los que defendemos y a los que, por convenio, debía tener la cesión de la finca". "Nos parece algo que podemos apoyar porque va en consonancia con las características y objetivos del espacio”, concluye.

La Quinta de Torres Arias, en el distrito de San Blas Canillejas, es un fragmento único de la historia de Madrid. Es una de las últimas quintas que rodearon a la ciudad hace siglos cuando los nobles se instalaron en sus inmediaciones siguiendo a Felipe II, que acababa de convertir un pueblo castellano en capital del Imperio. Al contrario que otras, perdura no solo como un jardín, sino como una finca productiva, dedicada a la agricultura y la ganadería. Es prácticamente el único parque de la capital que sigue mantenido por jardineros municipales. Es cara de rehabilitar completamente, o al menos, no muy barata. Y es también un argumento electoral y elemento de disputa entre el Ayuntamiento de Madrid y colectivos vecinales. Con varios proyectos encima de la mesa, su futuro está todavía por decidir.

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