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La 'Complu' decide su futuro entre el actual rector y la decana vinculada a Podemos
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ELECCIONES A RECTOR

La 'Complu' decide su futuro entre el actual rector y la decana vinculada a Podemos

La elección del nuevo rector se decide entre Joaquín Goyeneche y Esther del Campo. La segunda fue propuesta por Podemos para ser miembro de la Junta Electoral Central, pero ella niega cualquier vínculo con los morados

Foto: Esther del Campo se postula para ser la primera rectora de la Complutense. (EFE/Zipi Aragón)
Esther del Campo se postula para ser la primera rectora de la Complutense. (EFE/Zipi Aragón)

"Gestionar no es hacer siempre lo que uno quiere, porque hay limitaciones". La frase es del actual rector de la universidad más grande de España, la Complutense de Madrid. La pronunció en el último debate antes de las elecciones que decidirán si sigue o no al frente de la institución pública. Joaquín Goyache es, desde 2019, la cara más visible de su gestión académico-administrativa. Es veterinario y catedrático de Sanidad Animal por la Complu, el lugar que hoy dirige. Frente a él se encuentra Esther del Campo, la candidata alternativa frente al modelo oficialista. Si se alza ganadora, sería la primera mujer en ocupar este cargo. Entró como decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, el campus que vio nacer a Podemos, hace ocho años. En 2020, ya en coalición con IU, fueron los morados quienes la propusieron como miembro de la Junta Electoral Central.

Este es el órgano que vela por la transparencia en los comicios o procesos relativos, y al que Del Campo aún pertenece. Zafarse de la marca morada para demostrar que su candidatura es independiente ha sido uno de los grandes caballos de batalla en la campaña, que este miércoles celebra la segunda vuelta. "Lo han usado para desprestigiarme", asegura a El Confidencial tras el debate, un día antes de inaugurar la jornada de reflexión previa a las votaciones. Ni pertenece a UP, ni perteneció nunca a este o ningún otro partido, garantizó. "Toda mi vida pública ha estado ligada fundamentalmente a la academia", aclara.

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Escuchar debatir a dos académicos y aspirantes al Rectorado poco tiene que ver con visionar un cara a cara entre políticos. En el segundo caso, los asuntos concretos o especializados quedan a veces opacados por discursos exaltados y elocuentes. Pero en la Facultad de Ciencias de la Información, que acogió el encuentro universitario, no faltaron las críticas más voraces: "Debemos acabar con las redes clientelares tan instaladas en la universidad", advertía Del Campo desde el escenario ante el público que les escuchaba. Tampoco faltó la defensa a ultranza del trabajo realizado. Goyeche negó muchas de las acusaciones que le dirigía su contrincante, e hizo énfasis en reiteradas ocasiones en que uno no siempre logra lo que quiere. Más, cuando las circunstancias son "adversas" y las atraviesa una pandemia.

No pareció convencer a su rival, que además volvió a levantar la sombra de los amaños y dedazos en la adjudicación de plazas dentro de la Universidad Complutense. "El de las redes clientelares es un problema estructural del sistema español que no sólo afecta a la UCM, pero en esta última etapa se han acentuado", defiende en declaraciones posteriores a este periódico, después de advertir de este problema sobre el escenario de la Facultad de Ciencias de la Información, en el debate previo a la votación.

El futuro de las universidades

La Universidad Complutense de Madrid es la más grande de España. Este curso se matricularon unos 67.500 estudiantes entre las opciones de grado, máster o doctorado. Cuenta con más de 300 programas de estudios oficiales –los que gozan del aval del Estado y, por tanto, permiten solicitar beca– y cerca de 160 titulaciones permanentes, que incluyen otros planes académicos propios, cuya financiación va por vías distintas. En la institución trabajan algo más de 6.700 personas en calidad de personal docente investigador (PDI), aunque en esta cifra también se incluyen otros títulos honoríficos como el de profesor emérito, que no ejerce, o visitante, que participa sólo en ocasiones puntuales y generalmente por estancias cortas. Por lo demás, hay registrados casi el mismo número de profesores asociados (1.508) que de titulares (1.537), con 200 doctores contratados más respecto al número de ayudantes.

Además, ronda los 1.270 investigadores y se cuentan más de 3.000 personas para administración y servicios. Con un presupuesto de 618.023.059 euros para el presente año, algunos de sus retos son mayúsculos. El trozo más grande de la tarta (70%) queda reservado, precisamente, para gastos de personal. Que estos profesionales necesitan un impulso desde el Rectorado fue algo en lo que ambos candidatos pudieron coincidir. Sin embargo, en buena parte del diagnóstico y las soluciones era claro el abismo que los separa. Entre las cuestiones que se abordaron en campaña también estuvo la dificultad para consolidar a sus docentes e investigadores. Especialmente a aquellos profesionales no permanentes que cubren puestos que antes ocupaban académicos de larga trayectoria, con mejores condiciones y otro tipo de estabilidad.

Foto: Un estudiante pasea por la Universidad Complutense durante una huelga. (Reuters/Susana Vera)

Este fue uno de los puntos flacos que resaltó la candidata Del Campo, a la que Goyache puso algunos peros: "Hemos ido activando la figura del profesor ayudante de doctor y está dando buenos resultados". Esta figura auxiliar que contempla el sistema universitario español se caracteriza por tener contratos temporales, que se van encadenando. En la teoría, su función es complementaria a la del doctor contratado, que sí tiene capacidad de investigación plena. Pero en la práctica, advierte Del Campo, esta fórmula genera otros problemas por cómo está planteada. Sobre todo, cuando los catedráticos o titulares más veteranos comienzan a jubilarse. "Cuando pierdes a este tipo de profesionales se van con ellos muchos proyectos o sexenios [investigaciones académicas de seis años] y eso nos hace menos competitivos", resaltó.

Si todas estas bajas se cubren únicamente con ayudantes, trabajadores no permanentes o perfiles más júnior o precarizados, "pierdes mucho de arriba y entra todo de abajo", resumió. Su apuesta es convertir a todo el personal no permanente –que se rige por derechos distintos respecto a los fijos– para revertir la situación, y dotarles de una nueva condición laboral más estable. No todos lo ven tan claro. "Cuando eres rector todo es más complicado que como decano o simplemente profesor", le espetó su rival.

En mitad de la calma tras un debate de casi dos horas, el actual rector explicó a este periódico qué cree que le queda por hacer. Que las universidades se adapten por completo a su nueva ley orgánica, la LOSU, es uno de los objetivos a corto plazo. Pero otra clave está en la financiación, que han de lograr que sea "adecuada y estable en el tiempo" para poder "competir" en igualdad de condiciones con otras academias, sean públicas o no. Y abandonar la "falta de apoyo" a la educación superior.

Foto: Elisa Lozano, la estudiante que criticó a Ayuso. (LaPresse/ZUMA Press)
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La polémica con la alumna ilustre Ayuso

Todos los procesos electorales tienen algo de político. Y la UCM es de las universidades españolas que más han sido señaladas, desde distintos frentes, por supuestas vinculaciones partidistas. Primero fue por ser el germen de Podemos, cuyos líderes originarios –Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero...– eran profesores en la Facultad de Ciencias Políticas, de la que es decana la candidata alternativa al Rectorado. A algunos incluso les dio clase. Pero más recientemente, la UCM saltó a los focos por una nueva polémica. Esta vez, venía del lado contrario. La presidenta de la Comunidad de Madrid, la popular Isabel Díaz Ayuso, fue nombrada alumna ilustre a finales de enero, en la misma facultad donde estudió Periodismo antes de iniciarse en la vida pública.

Si el mantra del vínculo con los morados fue el que persiguió a Del Campo en su campaña, con Goyache cayeron críticas en cascada a raíz del título honorífico a la líder en Sol. Incluso hubo dimisiones de primer nivel, como la de su vicerrector. Que Ayuso fuera designada fue decisión directa del máximo responsable, y para muchos supuso un signo de la politización de las universidades. "No fue un gesto político", zanjó el candidato continuista. Sin embargo, reconoce haberse comprometido a "revisar el programa Alumni [aprobado hace dos años] para valorar si es conveniente dar estos reconocimientos a figuras similares en activo", algo en lo que también coincide Del Campo. De esta forma, espera acabar con polémicas posteriores, que generen desconfianza en la independencia de las universidades públicas. La Comunidad de Madrid cubre casi todos los gastos de personal de la UCM, así como de otras instituciones académicas madrileñas, y financia el 60% de sus presupuestos anuales.

Foto: El rector de la UCM, Joaquín Goyache, junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (EFE/Chema Moya)

Dos candidatos en la recta final

Aunque ambos candidatos hicieran lo posible por evitar traer connotaciones políticas a esta otra campaña. Era un objetivo complicado. Sin embargo, evitaron ahondar demasiado en ello para centrarse en los asuntos meramente académicos. Cómo motivar a los estudiantes para embarcarse en carreras doctorales o los problemas más básicos, de infraestructura y organización de personal, fueron cuestiones que también rondaron los días previos a la votación clave. El actual rector reivindicó que en estos años "aumentaron las ayudas propias" o se prestó una mayor atención a las necesidades psicológicas del alumnado. Que, apuntó, sí participa en el mundo universitario "en contra de lo que a veces se piensa". La investigación académica también se coló en el foro, cuando en uno de los bloques del debate el candidato oficialista abanderó que en estos años se logró una inversión "millonaria" con nuevas propuestas, entre las que mencionó el impulso a la nueva Oficina Europea I+D, pensada para promocionar la participación del personal de la UCM en programas comunitarios.

Aunque ahora queden sólo dos candidatos a ocupar el Rectorado de la Universidad Complutense de Madrid, hubo otros encuentros similares a éste. En un inicio eran ocho aspirantes, tres de los cuales ya anunciaron su apoyo a la candidatura de Del Campo. Sin embargo, Goyeche quedó primero en apoyos en la primera vuelta, en unos comicios al estilo francés. Ganó con el 25% de apoyo, frente al 18% de su hoy única rival.

"¿Dimitirían si en cuatro años no logran cumplir su programa?", preguntó el público

"¿Dimitirían si en cuatro años no han logrado cumplir todo su programa?", era una de las preguntas del público al término del debate. Las respuestas fueron tan opuestas como los candidatos que las pronunciaron. Pero dejan detalles al descubierto. "Si todos los políticos hicieran eso, no habría ni uno", bromeó, entre risas, el actual rector. Lo explicó así: "Mi programa en estos cuatro años no se ha desarrollado por completo. ¿Cómo íbamos a hacerlo, si cuando lo planteamos no sabíamos qué dificultades vendrían?". No saber qué ocurrirá en el futuro próximo –otra pandemia, otra crisis energética– es su incentivo para no comprometerse a algo que, reconoce, nadie sabe si podrá cumplir.

Caso contrario fue el de la decana, Del Campo, politóloga de formación y más desenvuelta en este tipo de debates. "En realidad, lo que te están preguntando es si estás dispuesto a rendir cuentas", quiso aclarar. Su respuesta es otra: "Entiendo las dificultades, pero si no somos capaces de sacar algo adelante en cuatro años, aunque las exigencias sean tremendas, yo dimitiré".

"Gestionar no es hacer siempre lo que uno quiere, porque hay limitaciones". La frase es del actual rector de la universidad más grande de España, la Complutense de Madrid. La pronunció en el último debate antes de las elecciones que decidirán si sigue o no al frente de la institución pública. Joaquín Goyache es, desde 2019, la cara más visible de su gestión académico-administrativa. Es veterinario y catedrático de Sanidad Animal por la Complu, el lugar que hoy dirige. Frente a él se encuentra Esther del Campo, la candidata alternativa frente al modelo oficialista. Si se alza ganadora, sería la primera mujer en ocupar este cargo. Entró como decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, el campus que vio nacer a Podemos, hace ocho años. En 2020, ya en coalición con IU, fueron los morados quienes la propusieron como miembro de la Junta Electoral Central.

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