Es noticia
Ayuso 2023: perseguir la independencia de Vox y reapostar por el discurso del 'maltrato' a Madrid
  1. España
  2. Madrid
Cinco meses para el 28-M

Ayuso 2023: perseguir la independencia de Vox y reapostar por el discurso del 'maltrato' a Madrid

La presidenta madrileña encara el año electoral soñando con una mayoría absoluta. El escenario es complejo: crece la desconfianza con Monasterio y los comicios municipales pueden quitarle votos

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en una visita al Tren de la Navidad de Metro de Madrid. (EFE/Rodrigo Jiménez)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en una visita al Tren de la Navidad de Metro de Madrid. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Año nuevo, elecciones nuevas. La presidenta madrileña tiene sus propios deseos para el recién estrenado 2023. Y aunque no ha hecho más que empezar, quedan pocos meses para cumplirlos si quiere sacar provecho al resultado. Es ahora cuando arranca la verdadera carrera hacia los comicios autonómicos y locales del 28 de mayo. Solo ha pasado media legislatura desde la última vez que Isabel Díaz Ayuso se midió en las urnas, barrió a la izquierda y rozó la mayoría absoluta. Entonces era un adelanto electoral en el que todo transcurrió deprisa y corriendo. La líder en Sol revalidó su cargo y se consolidó como gran baronesa popular sin deber favores a nadie. Tampoco a Vox, a quien no obstante aupó como socio preferente y con quienes vivió largas etapas de paz y tregua. Pero el escenario a la vista es ahora muy distinto.

Las relaciones con Rocío Monasterio son cada vez más ásperas. La portavoz de la ultraderecha en la Cámara de Vallecas cabreó sobremanera al PP tras tumbar con su voto en contra los presupuestos autonómicos. Aunque Ayuso contó con su aval para el anterior, esta vez no ocurrió. Y se quedó en la estacada nada menos que en pleno año electoral. En el discurso de balance para 2022 trató de culpar a sus viejos aliados, a quienes llamó insensatos segundos antes de exhibir una larga lista de medidas que quedan en el aire sin cuentas regionales. Pero los de Santiago Abascal no fueron, ni de lejos, la gran diana de sus críticas.

Foto: Isabel Díaz Ayuso, durante el debate del estado de la región. (EFE/J.J. Guillén)

El discurso del maltrato del Ejecutivo central a la Comunidad de Madrid volvió a sonar a todo volumen. La libertad frente al autoritarismo de Sánchez, un Gobierno que les castiga con leyes e impuestos... La presidenta se ha consolidado como una de las voces dentro del PP más críticas con la Moncloa, alzándose ante una supuesta falta de inversión estatal respecto a otras comunidades –"Sánchez ha hecho de Madrid su diana", decía en el debate del estado de la región– o revolviéndose contra la decisión de no ubicar la Agencia Espacial Española en suelo madrileño. Este relato exacerbado frente al sanchismo no es algo nuevo. De hecho, es lo que ha marcado buena parte de su trayectoria como líder autonómica. Y tampoco parece que vaya a abandonarlo en la carrera hacia mayo. Para la que, además, encara varios retos pendientes.

Reto 1. La lucha Génova-Ferraz

Uno de ellos pasa por dar la batalla contra Sánchez para que sea su partido el que llegue a la Moncloa tras las generales. Aún no hay fecha definitiva para las elecciones nacionales, pero casi todo apunta a finales del 2023. Y a un año vista, prácticamente todas las encuestas –salvo el CIS– dan a Feijóo como ganador, aunque sugieren que el socialista no se desgasta y aún puede pelear. Tanto en el PP como en el PSOE saben que pintar el mapa autonómico de su color en mayo será una de las bazas más fuertes que pueden tener antes del gran sprint. Y la Comunidad de Madrid es uno de los grandes nichos para los populares, por lo que cosechar los mejores resultados posibles sería un trofeo que la presidenta pueda ofrecer a Génova en bandeja de plata.

Eso la reforzaría como baronesa, después que Juan Manuel Moreno Bonilla irrumpiera en Andalucía con una histórica mayoría absoluta que le encumbró entre los referentes del PP. Antes que él, el rol de líder indiscutible estaba prácticamente copado por Ayuso, que aun habiéndose quedado a las puertas de este resultado –solo le faltaron 4 escaños– sí arrasó en casa, sumando ella sola más que toda la izquierda madrileña junta. También por el propio Feijóo, que encadenó sucesivas mayorías en su etapa en la Xunta de Galicia. Así que la madrileña, si quiere mantener el porte, no tiene más opciones que ganar. Y hacerlo con soltura.

placeholder Moreno Bonilla, Isabel Díaz Ayuso, y Alberto Nuñez Feijóo. (EFE/Miguel Ángel Molina)
Moreno Bonilla, Isabel Díaz Ayuso, y Alberto Nuñez Feijóo. (EFE/Miguel Ángel Molina)

Reto 2. Salir airosa del 28-M

Aunque hay complicaciones. La última vez, por el 4-M, la presidenta adelantó elecciones. Temía un efecto dominó después de que Ciudadanos, de quienes eran socios de Gobierno, presentara por sorpresa una moción de censura al PP en la Región de Murcia. Era el 10 de marzo cuando todo explotó y, tras toda una jornada frenética, Sol decretó comicios anticipados para dentro de dos meses. Claro que, entonces, Ayuso no competía con el efecto de arrastre del que gozan las municipales cuando se celebran en paralelo a las regionales. Los ciudadanos citados a votar en dos contextos diferentes, pero un mismo día pueden decantarse, de rebote, por una misma papeleta para las locales y las autonómicas. Y eso amenaza con dejar al PP con menos opciones, teniendo en cuenta la fuerza del llamado cinturón rojo: los alcaldes socialistas de los alrededores de Madrid que tratarán de barrer para casa.

Pero la figura de Ayuso sigue apuntando maneras entre el votante madrileño. La encuesta más reciente, que es el último barómetro del CIS, le dio entre 55 y 67 escaños a la baronesa en sus estimaciones para mayo. Se queda a solo dos escaños de la mayoría absoluta en el extremo más alto de esta horquilla. Aunque dicho sondeo no tiene legitimidad para los populares, que en más de una ocasión lo cuestionaron por llevar el sello del socialista José Félix Tezanos. Sea como sea, llegar a gobernar en solitario sería la llave a tantas puertas que la desconfianza en Vox, cada día más acentuada, le deja siempre semicerradas. No está claro cuál será el futuro de las relaciones entre ambos partidos. Si Ayuso no se acerca a estos resultados, su dependencia hacia Monasterio será mucho mayor. Y las capacidades de exhibir un perfil propio o marcar su propio rumbo, cada vez menores.

Foto: La pancarta con la que arranca la protesta en Madrid. (EFE/Sergio Pérez)

Reto 3. Las protestas sanitarias

"Cuando vuelvan de vacaciones, hablaremos". Así respondía la presidenta al ser preguntada por el otro flanco abierto que azota su gestión en los últimos meses: las protestas sanitarias. En concreto, por la atención primaria. Desde que se supo que los 78 centros de urgencias extrahospitalarias 24 horas que el PP anunció en el debate del estado de la región se cubrirían con el mismo personal que asistía, entonces, en la mitad de centros, todo se desmoronó. Hacía dos años que este servicio funcionaba a medio gas. Con la pandemia se clausuraron todos los SUAP –ambulatorios en la capital– y solo se mantuvieron los centros rurales, los SAR. Así que comenzó una protesta por el nuevo modelo de urgencias que pronto se encadenó con otra similar. Esta vez, impulsada por los médicos de familia y los pediatras. Y encabezada por el sindicato Amyts, que el PP madrileño siempre vinculó a la oposición de Más Madrid.

Los facultativos llevaban más de un mes en huelga, y las negociaciones con la Consejería de Sanidad no podían estar más encalladas. El principal punto de discordia sobre la mesa siempre fue la financiación. Aunque las posturas parecían acercarse, por ejemplo, al hablar de establecer un tiempo mínimo y un máximo de pacientes por consulta, el colectivo sanitario siempre sostuvo que hacía un aumento de personal e inversión que la Comunidad de Madrid no estaba dispuesta a ceder. En Sol se respaldaron en la falta de profesionales para esta especialidad en todo el país, y no solo en su capital. Pero médicos y sindicatos nunca compraron del todo ese argumento. Y esta crisis sanitaria –cuyo máximo exponente fue una multitudinaria manifestación en noviembre– fue abanderada desde la izquierda hasta salpicar al Gobierno madrileño. Ahora, con el parón suspendido temporalmente por Navidades, todo apunta a que su posible reanudación será otro de los retos que el equipo de Ayuso deberá sortear para llegar con fuerza a las urnas en mayo.

Año nuevo, elecciones nuevas. La presidenta madrileña tiene sus propios deseos para el recién estrenado 2023. Y aunque no ha hecho más que empezar, quedan pocos meses para cumplirlos si quiere sacar provecho al resultado. Es ahora cuando arranca la verdadera carrera hacia los comicios autonómicos y locales del 28 de mayo. Solo ha pasado media legislatura desde la última vez que Isabel Díaz Ayuso se midió en las urnas, barrió a la izquierda y rozó la mayoría absoluta. Entonces era un adelanto electoral en el que todo transcurrió deprisa y corriendo. La líder en Sol revalidó su cargo y se consolidó como gran baronesa popular sin deber favores a nadie. Tampoco a Vox, a quien no obstante aupó como socio preferente y con quienes vivió largas etapas de paz y tregua. Pero el escenario a la vista es ahora muy distinto.

Isabel Díaz Ayuso PP de Madrid
El redactor recomienda