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Dentro de la discoteca más pequeña del mundo: el capricho nostálgico de un fiestero berlinés
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Dentro de la discoteca más pequeña del mundo: el capricho nostálgico de un fiestero berlinés

El alemán Benjamin Uphues transformó una cabina telefónica en un minigarito en 2014. Apenas hay seis en todo el mundo. Una de ellas está en Madrid desde antes de la pandemia, pero el pelotazo ha pegado ahora

Foto: Teledisko, la discoteca más pequeña del mundo. (A. F.)
Teledisko, la discoteca más pequeña del mundo. (A. F.)

El joven Jonas, de apenas 23 años, vino a Madrid a pasar el fin de semana desde Gernika para visitar a sus amigas Ane y Garoa, que actualmente viven en la capital. No pensó que terminaría en un garito minúsculo dentro de un centro cultural alemán a mediodía de un miércoles, pero lo que menos se imaginaba es que iba a bailar música en euskera. “Es que es muy fuerte”, comentan entre ellos al salir, reconociendo que apenas cabían los tres en esa infraestructura de baile minúscula. “Pensábamos que era más grande”, reconoce Ane.

Foto: De ruta (y de fiesta) por el corazón de la ciudad.

Hablan del Teledisko, una antigua cabina telefónica alemana reconvertida en discoteca. Su inventor —“odia que le llamen artista, ¡es un inventor!”— es un ecléctico cuarentón amante de la noche. Creó la primera en 2014 y ahora hay seis en todo el mundo. Una de ellas ha terminado en la sede del Goethe-Institut de Madrid, en la calle Zurbarán. Entre edificios señoriales característicos del barrio, descansa el estand de la fiesta móvil. Y lleva ahí desde antes de la pandemia, pero lo está petando ahora.

placeholder Jonas, Ane y Garoa, dentro del antro. (A. F.)
Jonas, Ane y Garoa, dentro del antro. (A. F.)

Qué es este pseudogarito

La discoteca más pequeña del mundo es una cabina telefónica adaptada. Una pantalla en el exterior te obliga a elegir una canción para que se habilite la puerta. “No está pensada para que la gente entre para nada, el objetivo es que bailen y disfruten”, señalan desde el Goethe. Una vez dentro, empieza la música. Una bola de discoteca, luces de fiesta y varios botones con la opción de expulsar humo. No se puede abrir desde fuera para no interrumpir a los que estén dentro. “Es tecnología punta alemana”, dicen irónicamente desde el instituto.

placeholder La discoteca más pequeña del mundo. (A. F.)
La discoteca más pequeña del mundo. (A. F.)

La juerga dura lo que dure la canción. Y ya. Dos minutos y medio de Quevedo son suficientes para entender el delirio de su autor. “Es un tipo que odia el contacto con los medios y aquí en Madrid lo delega en mí”, señalan desde el instituto. Este diario ha tratado de ponerse en contacto con Benjamin, el embajador de la noche berlinesa, quien ha insistido en no dar más declaraciones. Pero en 2017 aseguró en el diario alemán Nordbayern que era “el rey de la discoteca” y que en sus telediskos "suceden muchas cosas a la vez". "Es una interfaz entre la realidad y la virtualidad. La gente sale y es feliz", declaró entonces.

Su instalación en Madrid es una mera casualidad del destino. Uphues no tenía sus cabinas en venta. De hecho, en Alemania son de pago. Dos euros la entrada y dos euros las fotos, si quiere el cliente. Pero el director del Goethe en Ciudad de México se interesó por el fenómeno y convenció al autor para comprarle la tercera que puso en marcha.

“Ben [Uphues] pensó que era una forma de expandir el negocio al continente americano”, explica la responsable de Cultura del instituto, quien mantiene un contacto fluido con el inventor. “Lo que no pensó es que al final acabaría de vuelta en Europa, pero no en Alemania, sino en Madrid”, añade. El plan no salió como esperaba. El director del centro alemán en México fue trasladado a España y se trajo la cabina.

Foto: 'Calma' se celebrará en el antiguo cuartel militar de Fuencarral, Zapadores. (Alexander Calderón)

Han tenido que pasar más de tres años para que los madrileños se percaten de su existencia. “Antes venía gente, pero no como ahora… ¡Siempre hay cola!”, explican desde el Goethe. Y es cierto. El pequeño Berlín de Madrid es enano y baila la canción que uno prefiera. "Lo vimos en TikTok", señala Ane. Las redes sociales se encargaron de difundir el garito, algo que ha venido de perlas al instituto germano. "Ven a bailar un rato, y a las clases de alemán, y a los ciclos de cine, y tómate un café". La publicidad de Teledisko es indudablemente un bombazo, algo que ellos mismos saben y recalcan. "Cuando publiques, pon muchos hashtags del Goethe-Institut".

El joven Jonas, de apenas 23 años, vino a Madrid a pasar el fin de semana desde Gernika para visitar a sus amigas Ane y Garoa, que actualmente viven en la capital. No pensó que terminaría en un garito minúsculo dentro de un centro cultural alemán a mediodía de un miércoles, pero lo que menos se imaginaba es que iba a bailar música en euskera. “Es que es muy fuerte”, comentan entre ellos al salir, reconociendo que apenas cabían los tres en esa infraestructura de baile minúscula. “Pensábamos que era más grande”, reconoce Ane.

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