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Así son los insalubres talleres clandestinos de Madrid donde se hacen los polos del colegio
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Así son los insalubres talleres clandestinos de Madrid donde se hacen los polos del colegio

Estas empresas funcionan por encargos puntuales y contratan a personal en situación irregular pagándoles un mísero sueldo. Se ubican en polígonos industriales o zonas alejadas del centro urbano

Foto: Uno de los talleres textiles de Carabanchel. (EFE)
Uno de los talleres textiles de Carabanchel. (EFE)

Naves alejadas del centro urbano donde prima la discreción y la poca afluencia de personas. Esta es la ubicación ideal que buscan los empresarios al frente de entidades textiles clandestinas de Madrid. Necesitan producir a mansalva en picos puntuales de demanda. La temporada escolar es clave: se requieren miles de polos blancos para los uniformes de los centros. Contratan a personas ilegalmente para trabajar 15 horas diarias por 600 euros al mes. La escena es dantesca. Decenas de trabajadores acceden al interior a primera hora de la mañana y salen a noche cerrada. La localización de los talleres insalubres es estratégica: nadie sospecha de esos chavales que entran y salen de la nave, y mucho menos del empresario de turno de mediana edad. Lo que el ciudadano medio no se imagina es que hay quienes incluso tienen que vivir ahí dentro en pésimas condiciones.

Foto: En los talleres de reparación trabajaban una veintena de empleados en situación irregular. Foto: Policía Nacional

“Quienes no tienen acceso a un alquiler, no pueden disponer de vivienda y residen en los talleres”, explican desde la Brigada de Extranjería de la Policía Nacional. Los talleres clandestinos de la Comunidad de Madrid abundan en los polígonos industriales y en barrios discretos; ahora, Carabanchel y Humanes son dos de los puntos calientes de la región. Estas empresas suelen trabajar por encargo, no es una cadena textil, y contratan a personal extranjero –especialmente latinoamericano y marroquí– por un sueldo muy escaso, pero con el que se conforman. “El problema es la percepción que tiene la persona explotada sobre su situación”, apuntan fuentes de la Brigada de Extranjería. Las prendas que trabajan son variadas, pero abundan, entre otros, los polos de los colegios. “A veces están hasta agradecidos de tener ingresos estando en situación irregular y un empresario sin escrúpulos se aprovecha de eso”, explican.

placeholder Un taller en Madrid de prendas falsificadas. (EFE/Ministerio del Interior)
Un taller en Madrid de prendas falsificadas. (EFE/Ministerio del Interior)

Los últimos meses se han desmantelado más de 20 talleres textiles en la Comunidad. El último en el barrio de Carabanchel, donde 33 personas fueron detenidas. Cinco empresarios de entre 38 y 50 años y 28 trabajadores en situación irregular con jornadas laborales infrahumanas. En el anterior, próximo a la calle Aguacate del mismo barrio, residía una menor de tres años junto a su madre. Accedían a sus colchones a través de un orificio en la pared. “Las máquinas de coser que tienen son muy profesionales”, apuntan los agentes, “el problema es cómo tienen al personal”. Frente a esa nave, pintada íntegra de color blanco, hay un bar. "Llevo abierto muchos años y vamos, ni se me ocurría que estuviera la gente ahí así", dice uno de los responsables del local.

El 3 de julio tres jóvenes terminaron con quemaduras graves por un incendio en un taller

La trata laboral es uno de los tabúes laborales en el país. Esta problemática pasa desapercibida. Y la situación irregular de los empleados les mantiene como personas invisibles. “Pueden trabajar más de 15 horas diarias con mucho riesgo. No hay ningún tipo de seguridad, por eso muchas naves terminan calcinadas. La mínima chispa desata un incendio”. El pasado 3 de julio tres jóvenes de entre 18 y 24 terminaron con quemaduras graves por esta razón en uno de estos espacios laborales. El mismo taller había sido intervenido por la Policía el año anterior, donde liberaron a seis mujeres.

Hace años que el perfil del contratante y contratado ha cambiado. “Hoy es muy difícil que te encuentres talleres textiles de este tipo de chinos”, explican. Los empresarios de esta nacionalidad “han aprendido”, matizan. Contratan adultos en situación regular media jornada, y trabajan también 15 horas, pero “con las inspecciones hemos conseguido que estén dados de alta”. Ahora las personas explotadas provienen de otras regiones.

placeholder Otro taller desmantelado en junio en Madrid, esta vez con trabajadores chinos. (EFE)
Otro taller desmantelado en junio en Madrid, esta vez con trabajadores chinos. (EFE)

La Policía Nacional efectuó en 2021 el mayor número de inspecciones en este tipo de locales (5.212) y a sus empleados (13.836), según datos del Ministerio del Interior. Madrid, sin embargo, no fue de las comunidades donde más procedimientos se abrieron. Solo 45 trabajadores y 24 empresas fueron investigadas en el último año, a diferencia de regiones como Andalucía, donde esas cifras ascienden a 1.224 y 3.914, respectivamente. En ese mismo ejercicio, 51 personas, incluidas menores, fueron víctimas de trata laboral, cinco de ellas en Madrid y 28 en la comunidad andaluza. Hondureños y colombianos son las principales víctimas, según la última estadística oficial.

En cuanto a personas detenidas, 31 fueron arrestadas por cometer estos delitos. La mayoría de los empresarios, según los mismos datos de Interior, son españoles. “Si hay algún altercado con el trabajador, lo primero que va a hacer el empresario es amenazarle y situarle entre la espada y la pared: "No digas nada porque estás en situación irregular”, explican desde la Brigada de Extranjería.

Respecto a los delitos de explotación –con penas menores que la trata–, 514 personas fueron víctimas en 2021, la mitad de ellas en Andalucía. En este caso, la mayoría fueron marroquíes y 193 personas fueron detenidas en España por ejercer dicho abuso laboral. Esta realidad creciente ha impulsado la elaboración de un Plan Estratégico Nacional contra la Trata y la Explotación de Seres Humanos 2021-2023, que el Ministerio del Interior presentó el pasado 12 de enero.

Naves alejadas del centro urbano donde prima la discreción y la poca afluencia de personas. Esta es la ubicación ideal que buscan los empresarios al frente de entidades textiles clandestinas de Madrid. Necesitan producir a mansalva en picos puntuales de demanda. La temporada escolar es clave: se requieren miles de polos blancos para los uniformes de los centros. Contratan a personas ilegalmente para trabajar 15 horas diarias por 600 euros al mes. La escena es dantesca. Decenas de trabajadores acceden al interior a primera hora de la mañana y salen a noche cerrada. La localización de los talleres insalubres es estratégica: nadie sospecha de esos chavales que entran y salen de la nave, y mucho menos del empresario de turno de mediana edad. Lo que el ciudadano medio no se imagina es que hay quienes incluso tienen que vivir ahí dentro en pésimas condiciones.

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