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La paradoja de los libros de texto gratis: "Se benefician las familias, matan a los libreros"
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La paradoja de los libros de texto gratis: "Se benefician las familias, matan a los libreros"

Las pequeñas librerías solicitan que se modifique el Plan Accede, implantado bajo el paraguas de la Ley de Gratuidad. Reclaman un sistema similar a los cheques, implantado en otras comunidades autónomas

Foto: Igor Muñiz en la librería Muga de Vallecas. (A.F.)
Igor Muñiz en la librería Muga de Vallecas. (A.F.)

Igor Muñiz es vasco y compara la situación de las librerías de Madrid con la crisis industrial de Euskadi de mediados de los 70. “Las decisiones que se han tomado en los últimos años han dejado al sector del libro en una situación muy complicada. Hay que hacer algo. Si el modelo al que se va es que cada vez las librerías tienen menos peso, hay que plantear una reconversión del sector como se hizo en la época en el País Vasco”.

La librería Muga de Vallecas lleva más de 20 años en pie y es conocida en todo el barrio. Los vecinos han conseguido impulsar el ‘fenómeno Muga’ con su dueño, Igor Muñiz, al frente del negocio. Hace cuatro años se incorporaron al Plan Accede de la Comunidad de Madrid, que consiste en que sean los colegios quienes compren los libros de texto y, mediante un sistema de préstamo, los alumnos utilizan los recursos durante el año escolar de forma gratuita para después devolverlos a los centros. El Gobierno regional ha destinado para este curso 50 millones de euros a este programa, 10,7 millones más de lo ejecutado el curso anterior y ampliando el número de familias beneficiadas. En total, pueden participar hasta 440.000 alumnos de la región.

Foto: Valentín García, portavoz de la Asociación de Pequeñas Librerías de Madrid, en su librería de Torrejón de Ardoz (Madrid)

“La idea es muy buena, beneficias a las familias, pero tal y como se ha ejecutado, matas a los libreros”, explica el vasco. Ahora se pregunta qué pasará el año que viene, si se renovará o no este plan, y si se pondrá en marcha el reclamo del ‘chequelibro’ como ocurre en otras autonomías: este consiste en que los padres y madres reciben un bono para que sean ellos quienes compren el material en su lugar de confianza. En 2020, cerraron 130 librerías. En los dos últimos años, esa cifra se ha duplicado, “sin datos todavía exactos, pero de 1.000 que había, ahora esa cifra se ha reducido a menos de 700”, explica Valentín García, al frente de la Asociación de Pequeñas Librerías de la Comunidad de Madrid.

Las demandas del sector se suceden y la complejidad del Plan Accede nunca ha sido de su agrado. El posible fin de la medida ha activado de nuevo sus reclamaciones. Quieren mantener la ley de gratuidad, pero no la lógica del sistema porque “les ahoga”. “Yo tengo la sensación de que van a seguir funcionando con el mismo marco regulador”, predice Valentín García. Todavía no hay nada del todo claro.

placeholder Cajas de libros preparadas para llevar a los colegios. (A.F.)
Cajas de libros preparadas para llevar a los colegios. (A.F.)

Pero a Muñiz le va bien. Es un negocio potente y el Plan Accede le beneficia porque es la única forma viable de no prescindir de la venta de libros de texto, suponiendo aproximadamente un 40% de su facturación anual. “De las 17 librerías que hay en Puente de Vallecas, dentro del plan solo estamos 3”. La razón es una paradoja compleja: las librerías siempre han basado la mayor parte de sus beneficios en la venta de libros de texto, pero las condiciones para entrar al plan eran muy limitantes. “Es una lógica perversa. Pedían que, por cada colegio al que vendieses libros, tuvieras a una persona trabajando. Eso no se lo podían permitir y se asustaron”. Por eso Pedro, al frente de la librería Mendo, renunció a incorporarse al plan. En los dos últimos años ha modificado por completo su tienda: vive principalmente de la papelería, fotocopias, diseños de gráficos y sin empleados. “A mí me apasiona mi trabajo, por eso desde hace un tiempo lo único que hago son malabares para no cerrar”. Y aun así, reniega del Plan Accede. “Yo me alegro de no haberme metido. Si hubiera entrado, habría tenido que cerrar la tienda, seguro”.

Todos los libreros consultados mantienen que la mayoría de las librerías madrileñas no llegaron jamás a formar parte del programa porque las condiciones. ¿Pero por qué es el Plan Accede tan limitante para las librerías? Muñiz explica que el margen máximo de beneficio es del 10%, pero casi nunca se llega a un porcentaje tan alto. “Me dicen que el precio máximo al que puedo vender, por ejemplo, el libro de matemáticas de primero de primaria es a 31,25€ más un descuento. La editorial me lo vende también a 31,25€. ¿Qué hacemos entonces?”, se pregunta.

placeholder Valentín García en su librería de Torrejón de Ardoz. (Cedida)
Valentín García en su librería de Torrejón de Ardoz. (Cedida)

Las librerías pujan entre ellas por ser las elegidas por los colegios. Cuantos más puntos tengan, más posibilidades de hacerse con el premio. Ascender de puesto no es tan sencillo: descuentos a mansalva y forrado de libros son dos de las ofertas que deben jugar para ser seleccionados. “Si trabajo durante el día, me tocará forrar los libros por la noche”, explica Valentín, al frente también de un negocio en Torrejón de Ardoz. Y hay más: la venta de los materiales suponía el 50% de los ingresos anuales de los libreros, pero no por los beneficios del texto en sí, sino también por el hecho de que el cliente acudiera a la tienda. “Venían al negocio y al final no vivías de la venta de los libros, sino de la papelería y otros complementos que se llevaban extra”, explica el librero.

Lo que explican básicamente es: una familia recibe los libros directamente del colegio. No van a la librería solo a por un cuadernillo de inglés que no esté dentro del plan, lo adquieren en Amazon o directamente de la editorial. Y para el material escolar, van directamente a un supermercado o también por internet. Todo esto viene de largo y es evidente que el negocio va a pique. Lo único que les mantenía en pie era la vuelta al cole. Toda la esperanza se mantiene ahora en el cheque libro.

Nueva ley educativa

Esta encrucijada tiene multitud de aristas. La entrada en vigor de la Lomloe llega con retraso y desde la Consejería de Educación se emitió un comunicado a los centros escolares en junio de 2022. “La tardía entrada en vigor de los reales decretos [...] ha provocado que, a pesar de haber procedido a su tramitación por vía de urgencia, en el momento actual se encuentren en tramitación los proyectos. Ante la situación descrita, se considera procedente el mantenimiento de los libros de texto vigentes durante el curso 2021/2022”.

Foto: Las editoriales trabajan para actualizar los libros de texto antes del nuevo curso. (EFE/Zipi Aragón)

Los libros de texto que se modificarán este año serán los de los cursos impares, pero no es imprescindible. Mientras los centros se ciñan a los contenidos educativos, no será necesario recurrir al texto. “Hay colegios que me han llamado diciendo que mejor se esperan al año que viene… y los perjudicados volvemos a ser nosotros”, sentencia Muñiz.

Por otro lado, muchas librerías no trabajan directamente con las editoriales, sino con distribuidoras que les permiten encargar materiales de diferentes sellos en un mismo paquete. El problema, explica Valentín García, “es que los colegios encargan también a esos distribuidores”; suponiendo otro inconveniente para los más pequeños.

El futuro, por el momento, es incierto. Las pequeñas librerías con dueños como Pedro seguirán tratando de sobrevivir como puedan, aunque las predicciones no son en absoluto favorables. Menos teniendo en cuenta la progresiva evolución hacia las nuevas tecnologías de los sistemas educativos. Hoy día solo se agarran a que se modifique el funcionamiento del Plan Accede y alargar el declive del sector.

Igor Muñiz es vasco y compara la situación de las librerías de Madrid con la crisis industrial de Euskadi de mediados de los 70. “Las decisiones que se han tomado en los últimos años han dejado al sector del libro en una situación muy complicada. Hay que hacer algo. Si el modelo al que se va es que cada vez las librerías tienen menos peso, hay que plantear una reconversión del sector como se hizo en la época en el País Vasco”.

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