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Manuel Estrada, el diseñador que nos enseñó a mirar de verdad portadas de libros
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Manuel Estrada, el diseñador que nos enseñó a mirar de verdad portadas de libros

La Biblioteca Regional de Madrid, junto a metro Delicias, acoge hasta el 11 de septiembre la exposición de uno de los más importantes diseñadores del panorama editorial

Foto: El diseñador, Manuel Estrada. (Cedida)
El diseñador, Manuel Estrada. (Cedida)

A Manuel Estrada le gusta hablar de forma pausada. Deja pasar siempre unos segundos entre la pregunta del entrevistador y su respuesta. Eso le caracteriza con un aire sabio, aunque a él no le gusten esos términos. Sus libros, aquellos en los que ha dado vida a las portadas que mejor expresan el interior de estos, también dan la impresión de meditados. Son imágenes que examinan a los lectores, y no al contrario.

‘Leer libros, diseñar portadas’ es una magnífica exposición que plantea un trabajo cuidado, minucioso y artesanal. Pero que en ningún momento deja de lado su principal faceta: llegar al mayor público posible. “Yo diseño para que la gente lo vea”, confiesa Estrada, que se encuentra en su estudio, ya de vuelta de unas cortas vacaciones.

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Son 150 portadas de un total de más de 1.300 que intentan contar una faceta a veces desatendida dentro del mundo editorial. Y no lo hace cualquiera. Estrada es uno de los grandes, Premio Nacional de Diseño en 2017 y continuador de la estirpe del que quizá sea el más recordado impresor de portadas español: Daniel Gil. “Puedo decir que fui su amigo en sus últimos años de vida. Para mí fue una responsabilidad total continuar con el trabajo que había desempeñado en Alianza”, explica.

Continuar la historia

La labor de Estrada como diseñador de portadas de Alianza da comienzo en 2008, cuando la editorial le plantea un rediseño de su famosa colección de bolsillo. “Me lo pensé mucho y dije que no varias veces antes. No quería que se me viera como un competidor de Daniel”, reflexiona con perspectiva.

La muestra, que puede disfrutarse hasta el 11 de septiembre en la Biblioteca Regional de Madrid, en lo que fue la antigua fábrica de Cervezas El Aguila, hace un completo repaso por su faceta de diseñador para Alianza. También para otras editoriales, como Santillana. “Con ellos empecé. Fue mi primer trabajo como ilustrador de portadas para libros”, dice de la colección que firmó para el diario El País, una serie hoy recordada por su impecable minimalismo.

placeholder Un visitante en la exposición. (Vicente Tofiño)
Un visitante en la exposición. (Vicente Tofiño)

El periodista Juan Cruz destaca en uno de los textos de esta monografía: “No hay ninguna de las palabras dadas por escritor alguno al que Estrada no haya prestado su genio para que ya sean inolvidables, por decirlo rápido, lo que está dentro y, de manera emocionante por ser una aportación decisiva, lo que está fuera”. Y continua: “Es más, Estrada consigue un milagro, poner fuera lo de dentro, para que sean exactamente correspondientes, parte doble de un mismo esfuerzo del arte para que dos digan lo que dice uno solo, Azorín lo dijo mejor, pero esto es lo que percibo y siento”.

Para Alberto Manguel, del que podemos ver en la exposición una edición de ‘Una historia natural de la curiosidad’, el genio de Estrada consiste en “resumir y transformar las abstracciones verbales de la literatura en signos visuales concretos”. El traductor, editor y escritor bonaerense va mucho más lejos en sus consideraciones: “Hoy, si elegimos un libro de Alianza diseñado por Estrada, no leemos meramente la Odisea de Homero o las Meditaciones sobre el Quijote de Ortega. Leemos la versión que el diseñador nos sugiere o impone, sutilmente haciéndonos ver desde antes de iniciar la lectura que el viaje de Odiseo es circular como la inicial de su nombre, y que el Quijote de Ortega tiene, como un yelmo hecho de fieltro, algo de caballero decimonónico”.

Viaje al exterior de un libro

El recorrido de la exposición es también excepcional por permitirnos, en cuatro pasos diferentes, descubrir las singularidades que el diseño de Estrada tiene. En un primer apartado se puede disfrutar de facsímiles en los que abordar los bocetos de muchos de los libros que Estrada ha diseñado. Es una tarea sensual, con un punto de mirón que permite a través de trazos intuir ideas previas. “Soy de los que se lee los libros antes de hacer una portada. Saco tiempo de las madrugadas. De ahí que la selección que he querido mostrar sea la de aquellos que más me emocionan”, responde.

placeholder Portada de 'El yo y el ello', por Estrada. (Cedida)
Portada de 'El yo y el ello', por Estrada. (Cedida)

Es ese conjunto de más de un centenar de libros el que puede tocarse y manejarse en la segunda parte de la exposición. Eso permite abrir, leer y manejar un objeto muy meditado y pensado. “Si, claro que sí. Nosotros, desde el estudio, nos hemos encargado de todo. Desde el tamaño de la letra, hasta el tipo de fuente: una Garamond de la segunda mitad del siglo XX. También del sistema de encuadernación. Ahora los libros pueden abrirse mejor sin que se desbaraten, antes eran como cepos chinos”, comenta con algo de sorna.

Objetos buscados

Sin embargo, puede que la parte que más interese al público en general sea la tercera, en la que se puede apreciar muchos de los modelos previos que anteceden a las portadas. Son objetos que tienen algo de surrealistas. Como las gafas con caracolas o los lápices que imitan la bandera de Cuba. Son asociaciones fantásticas, muy pensadas y trabajadas. Y que recuerdan, claro, a aquellas que Daniel Gil hizo en los setentas y ochentas.

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“Esta forma de tratar las imágenes, de manipular los objetos, de convertirlos en material explosivo de altísima potencia visual, es una aportación original de la obra de Daniel Gil que ha abierto una auténtica autopista para la comunicación por la que nos hemos precipitado, tras él, conductores de todo tipo de vehículos más o menos gráficos”, contaba hace una década el propio Estrada de los diseños de Gil, y que ahora, con el paso del tiempo, también se puede aplicar a su manera de mirar.

Un proceso que tiene mucho de didáctico. Algo que resalta en la conversación cada varias frases. Y que recuerda a otro de sus maestros: Bruno Munari y su idea del artista fuera del pedestal. “En mi trabajo cruzo la realidad con la fantasía a menudo, y fuera la sigo cruzando”, le decía Estrada a Cruz en una entrevista para la televisión. Reales fantasías que ayudan mucho más a disfrutar de la lectura.

A Manuel Estrada le gusta hablar de forma pausada. Deja pasar siempre unos segundos entre la pregunta del entrevistador y su respuesta. Eso le caracteriza con un aire sabio, aunque a él no le gusten esos términos. Sus libros, aquellos en los que ha dado vida a las portadas que mejor expresan el interior de estos, también dan la impresión de meditados. Son imágenes que examinan a los lectores, y no al contrario.

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