La Terraza Magnética, conciertos y sesiones de cine zombie bajo el cielo de Madrid

La tarde cae en Lavapiés. Sobre la azotea de La Casa Encendida aún se reflejan los últimos rayos de sol. El calor desciende y la leve brisa veraniega comienza a dar un respiro. Agosto está a la vuelta de la esquina y los madrileños lo celebran dejándose ver por las diferentes actividades culturales que llenan instituciones museísticas y públicas.

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Jorge Granullaque

Una de las más señeras y reivindicadas es La Terraza Magnética, que tiene lugar en el centro cultural de la Ronda de Valencia. Durante todos los fines de semana, sábados y domingos, hasta finales de agosto, se celebran conciertos y sesiones de cine al aire libre. El eje conductor de todas ellas es la vulnerabilidad, aprovechando una de las exposiciones de más calado que puede verse durante estas fechas.

Vulnerabilidad musical

“Partimos de la exposición Criaturas vulnerables”, apunta Silvia Bianchi, una de las comisarias del apartado musical. La curadora italiana se refiere a la muestra que reflexiona y reivindica la coexistencia con la enfermedad dentro del mundo del arte, abriendo un camino que pretende concienciar y potenciar las vías de contacto.

“El paradigma moderno de la infección descansa sobre la metáfora de un cuerpo sano que sufre la agresión de algún agente externo”, cuentan Andrea Bagnato e Iván López Munuera, artífices de la colectiva que puede disfrutarse en diferentes salas del edificio. “Los artistas de la presente exposición reivindican la vulnerabilidad y el contacto como condiciones no solo necesarias, sino deseables. Investigando los entornos compartidos de la medicalización del saber y los aspectos relacionales de las epidemias, las obras contenidas en la muestra ponen de manifiesto los vínculos existentes entre la enfermedad y las disputas sobre el territorio, las migraciones, las infraestructuras urbanas y el medio ambiente”.

Tomando como base esta idea, Bianchi comenta que empezó trabajando con conceptos como la fragilidad. “Con esta idea no fue difícil encontrarse con propuestas literales, donde la situación de vulnerabilidad geopolítica era un factor importante en alguno de los músicos seleccionados”, señala.

Algunos de los músicos que ya han pasado por el escenario de la última planta de La Casa Encendida, como fue el caso la semana pasada del productor y DJ palestino Muqata, ahondan en este tipo de problemáticas. “El tema del género, que también está muy conectado con otras vulnerabilidades, es relevante”, destaca Bianchi.

El concierto de este domingo tiene a la artista valenciana Bella Baguena como protagonista

El concierto de este domingo, por ejemplo, tiene a la artista valenciana Bella Baguena como protagonista. “Mezcla pop, electrónica avanzada y música experimental. Poniendo como hilo vertebrador todo su proceso de transición”, indica la comisaria, incidiendo en la experiencia íntima y centrada en la voz de la artista. Historias de amor y drama, como le gusta comentar.

Brujería y curación

Los siguientes domingos, siempre a las nueve de la noche, se adentran en el mundo de la performance, la banda sonora, la experimentación o la ópera. Es el caso de Odette (7 de agosto), la artista portuguesa que se desplaza por terrenos como la dramaturgia queer y lo autobiográfico. “Lo tradicional, la cultura africana y los rituales hemos querido que también fueran importantes en la creación del ciclo”, apunta Bianchi, que destaca a otra de las artistas: Devi Mambouka, conocida como Masma Dream World (21 de agosto). “Es una artista y terapeuta sonora nacida en Gabón. Con 12 años emigró a los Estados Unidos y creció en el Bronx, siendo una de las voces más jóvenes de la escena nocturna de Nueva York”, advierte.

El otro encargado de seleccionar a los músicos este año es Andrés Noarbe, figura referencial del Madrid más inquieto si se habla de generar un componente sonoro. Noarbe también recalca la función terapéutica de la música, nombra a artistas que han pasado en julio como Francisco López y a los que aún están por pasar. 'Colleen' (28 de agosto), la cantante y productora francesa, que el año pasado estrenó su último álbum, 'The Tunnel and the Clearing', el séptimo de su carrera, sirve a Andrés para destacar su modus operandi: “Es un disco que habla de su experiencia durante la pandemia, de una crisis personal que logró superar y de cómo la enfermedad la influyó, expresando un momento de fragilidad y a la vez de curación”.

Cine zombie

La otra pata sobre la que gira y se mueve la programación del centro de arte, durante los fines de semana, es el cine. Una relación de películas que profundizan en temas como son el contagio o la convivencia con otras especies. “Películas que hablan de este tema de forma metafórica o literal hay muchas. He intentado coger algunas que fueran reconocibles y que tuvieran interés para el público. Es el caso de 'Critters' o 'Demons'”, resalta Rocio Mateo-Sagasta, la responsable de audiovisuales de LCE y encargada de programar este año, como los anteriores, en esta sección.

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'Demons' (30 de julio), la fantasía del hijo de Mario Bava, Lamberto Bava, se adentra en el mundo de los zombies en el Berlín de la década de los ochenta y es la encargada de abrir el sábado la terraza, a partir de las diez de la noche. Los tres sábados siguientes tienen a directores afamados como Abel Ferrara, Tsia Ming Liang o Julia Ducarnau, ganadora de la Palma de Oro en la edición de 2021 del Festival de Cannes con 'Titane' (27 de agosto).

“El filme de Ferrara es una adaptación de la mítica novela de Jack Finney, Los ladrones de cuerpos, pero llevada a los noventa y con una invasión alienígena como tema. Metáfora de las inquietudes y miedos de su época”, resume Mateo-Sagasta de Secuestradores de cuerpos (6 de agosto).

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Del largo del realizador malayo, 'The Hole' (20 de agosto), una de las joyas del musical de los noventa asiático, apunta que “trata la soledad y la incomunicación con un telón de fondo apocalíptico, donde una extraña enfermedad hace que las personas infectadas huyan de la luz como cucarachas mientras no cesa de llover en Taipei”.

Son filmes que hablan de la enfermedad como algo que puede ser bello, deseado y buscado, en palabras de la coordinadora. “Debemos de aceptarlo y convivir con ella en sociedad”, termina por destacar.