En silla de ruedas en el Metro de Madrid: al salir, pregunte primero si el ascensor funciona
Se trabaja para que 2028 la red de metro supere el 80% de estaciones con plena accesibilidad, aunque haya que luchar contra fallos mecánicos
Adrián Sanz siempre ha sido un usuario habitual de la red de transportes de Madrid. Va en silla de ruedas y, durante toda su vida, optaba por los autobuses de la EMT porque tienen rampas de acceso. Hace dos años apostó por comprarse un coche adaptado para moverse por la ciudad porque los viajes en metro se le complicaban, pero el sábado pasado se acercó a la estación de Aluche para llegar a Campamento.
Por suerte, Aluche es una de las once paradas de la línea 5 que cuenta con un ascensor para las personas con movilidad reducida. “Pero solo hay en un lado, he tenido que darme toda la vuelta… aunque bueno, visto lo visto, es un mal menor”, apunta mientras avanza en la silla por el intercambiador del sur de Madrid. Un minuto de espera. La subida al andén depende de la suerte que corras. Suena la clásica megafonía del metro. “Atención, estación en curva, al salir, tenga cuidado para no introducir el pie entre coche y andén”. Adrián sabe que el primer vagón suele llevar la pegatina de accesibilidad y le es más sencillo entrar, pero esta vez no le ha dado tiempo a llegar. “A veces el coche se queda cerca del andén y es sencillo, pero otras me toca hacer algunos malabares”.
El trayecto de Aluche a Campamento solo tiene dos paradas. Empalme, la del medio, aparece señalizada con el logo de accesibilidad pero no tiene ascensor. “Está la rampa. Yo puedo subirla aunque me cueste porque tengo mucha fuerza en los brazos — lleva jugando al baloncesto toda su vida y estuvo en la selección española en silla de ruedas sub 21–, pero por ahí no pueden subir todos”.
"Avisa al conductor para que llame a tu parada de destino y le confirmen que ese ascensor funciona", dice el maquinista
Llega a Campamento y baja del metro. No hay ascensores ni escaleras mecánicas. “En realidad, yo personalmente no necesitaría un ascensor. Me apañaría únicamente con un salva-escaleras”. Ojea el mapa del metro y apuesta por bajarse en Casa de Campo porque sí tiene elevadores. Al llegar, el maquinista baja de su cabina. “Puf, pues para llegar a Campamento desde aquí… habría que mirar si hay algún bus. En cualquier caso, para la próxima, ten en cuenta no solo las paradas que no tienen accesibilidad, sino que muchos ascensores a veces no funcionan. Cuando subas, avisa al conductor de que llame a tu parada de destino para que le confirmen que ese ascensor en concreto no está averiado”.
Planes de Accesibilidad
Metro de Madrid cuenta con 302 paradas incluyendo el ramal ópera-Príncipe Pío y la línea 1 de metro ligero. De estas, 207 –casi un 70%– cuentan con algún tipo de accesibilidad para personas con movilidad reducida, ya sea escaleras mecánicas o ascensores. Por el momento, y encabezando el número uno en la lista de accesibilidad de Europa, dispone de 1.712 escaleras mecánicas y 558 ascensores.
Las actuaciones para mejorar la accesibilidad de Metro viene de largo. En 1994 se implantó el primer ascensor en la red de transporte público que más madrileños utilizan. A partir de 2005, se comenzaron a adaptar paradas de la “red antigua” como Plaza de Castilla, Pueblo Nuevo y Conde de Casal.
El Ministerio de Presidencia aprobó en 2007 un Real Decreto que exigía facilitar el acceso a las personas con movilidad reducida en las estaciones de dos líneas e intercambiadores en un plazo de cuatro años.
Posteriormente, se diseñó un plan de accesibilidad 2016-2020 para mejorar el acceso, pero “por circunstancias acaecidas”, algunas paradas incluidas en el plan no pudieron adaptarse. De las 36 estaciones que había en el plan, 20 de ellas finalizaron las obras, 12 continuaban en fase de obras y otras quedaron pendientes de licitación. Por ello, se presentó en julio de 2021 el nuevo plan de accesibilidad 2021-2028. Ambos fueron diseñados en colaboración con CERMI de la Comunidad de Madrid (Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad). En la presentación del último, el consejero de Transportes, David Pérez señaló “el esfuerzo inversor por mejorar la accesibilidad es evidente. Asumimos un compromiso ineludible con la accesibilidad, para la que habremos invertido más de 500 millones de euros cuando hayamos completado los dos planes en los que estamos trabajando”.
Con un presupuesto de 332 millones de euros, este último pretende ampliar hasta 103 ascensores más, además de ejecutar medidas complementarias como pavimentos tacto visuales, tiras antideslizantes, o paneles en braille. De esta forma, se alcanzará la accesibilidad del 80% de la red de transporte y completará al 100% el acceso de las estaciones de Núñez de Balboa, Ibiza, Oporto, Menéndez Pelayo, Duque de Pastrana, Vicente Aleixandre, O'Donnell, Manuel Becerra, Cuzco, Santiago Bernabéu, Concha Espina, Cruz del Rayo, Pío XII, Ventilla, Barrio del Pilar, Herrera Oria, Artilleros, Estrella, García Noblejas, Banco de España, Acacias, Carabanchel, Alto de Extremadura y Ciudad Lineal.
Precisamente, gracias a ese objetivo de alcanzar el 80% de la red totalmente accesible, a finales de 2021 el suburbano madrileño fue premiado por CERMI. La entidad le entregó el galardón de Accesibilidad Universal, con el que se reconoce el esfuerzo y trabajo de personas y empresas para garantizar la igualdad de oportunidades a personas con discapacidad. La ONCE también distinguió en 2021 al Metro con el Premio Solidario por su II Plan de Accesibilidad.
Conexiones de hospitales
Adrián Sanz acude con frecuencia al Hospital Clínico San Carlos. Se reconoce como un tío con suerte, las paradas de Islas Filipinas y Moncloa cuentan con ascensores y escaleras mecánicas para poder desplazarse con facilidad. No le ocurre lo mismo cuando tiene cita en el Hospital militar Gómez Ulla. La estación de Carabanchel, al igual que Campamento, no cuenta con ningún tipo de acceso para personas en silla de ruedas.
Las paradas cercanas a los principales hospitales públicos madrileños cuentan, en su mayoría, con algún tipo de mecanismo para mejorar la accesibilidad. No obstante, el Gregorio Marañón solo tiene las estaciones de Goya, Príncipe de Vergara y Sainz de Baranda con ascensores, mientras que las más cercanas como O’Donnell e Ibiza cuentan únicamente con escaleras mecánicas.
Por su parte, la accesibilidad en el Hospital de la Paz se complica. La parada de Begoña no dispone de ascensores, pero sí se encuentra dentro del plan actual de mejora de infraestructuras. Las paradas inaccesibles se conocen comúnmente como “estaciones pesadilla”. Muchas de ellas pertenecen a la red antigua y la distribución arquitectónica dificulta la logística de las obras.
Adrián echa cuentas. Para cuando finalice el plan actual tendrá 34 años y, si todo sale sobre ruedas, podrá acudir al Gómez Ulla en Metro sin problemas. Dice que lo prefiere. Porque ir en coche está muy bien, aunque “teniendo en cuenta lo mal señalizadas que están las plazas de aparcamiento adaptadas y que la gente sin discapacidad aparca en ellas porque le da la gana, me sería mucho más sencillo ir en Metro”. Pero los aparcamientos de paneles azules son otra historia y de momento, “me conformo con poder salir de una estación”.
Adrián Sanz siempre ha sido un usuario habitual de la red de transportes de Madrid. Va en silla de ruedas y, durante toda su vida, optaba por los autobuses de la EMT porque tienen rampas de acceso. Hace dos años apostó por comprarse un coche adaptado para moverse por la ciudad porque los viajes en metro se le complicaban, pero el sábado pasado se acercó a la estación de Aluche para llegar a Campamento.