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Insectos en el asfalto: las terrazas y balcones de Madrid son pequeños ecosistemas
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Insectos en el asfalto: las terrazas y balcones de Madrid son pequeños ecosistemas

Las plantas despiertan con la primavera, momento propicio para observar bichos en plena ciudad

Foto: Una mariquita se posa en una margarita. (EFE/Nic Bothma)
Una mariquita se posa en una margarita. (EFE/Nic Bothma)

Parece que ha pasado un mundo, pero tan sólo hace dos años que los madrileños gastaban las horas del confinamiento mirando por la ventana, observando cómo se despertaba la primavera mientras se dejaba atrás el invierno pandémico. Semanas de curiosear desde las ventanas y desde esos tesoros infravalorados hasta el comienzo del año 2020: balcones y terrazas, donde se desarrollan pequeños ecosistemas urbanos muchas veces invisibles a nuestros ojos.

Tener una terraza o un balcón no es como pasear por la Casa de Campo, pero si se facilitan unas mínimas condiciones de vida (la más básica es el agua), se puede convertir un recinto exterior en un pequeño documental de naturaleza. Colocar en un alféizar una simple maceta con una planta da vida a una de las enseñanzas de José Luis Viejo Montesinos, catedrático de Zoología de la Universidad Autónoma de Madrid: “Lo pequeño es hermoso”.

placeholder Vecinos desde sus balcones aplauden a los sanitarios durante el confinamiento. (EFE/Miguel Ángel Molina)
Vecinos desde sus balcones aplauden a los sanitarios durante el confinamiento. (EFE/Miguel Ángel Molina)

Primavera. Al otro lado de la puerta de una terraza o un balcón, además de restos de la gigantesca calima de hace unas semanas y un buen puñado de especies ruderales que han crecido en las macetas, las plantas de una casa empiezan a tomarse en serio la nueva estación. Las hojas brotan exuberantes y, con ellas, la rica fauna invertebrada que “se abre paso en cualquier sitio, incluso en lugares poco apropiados como en una terraza, un balcón o un patio. En estos puntos, se pueden observar bastantes insectos y algunos reptiles y nos damos cuenta de la capacidad que tienen estos animales para adaptarse y ocupar lugares que nosotros les proveemos sin ser conscientes”.

Cómo crear un ecosistema en casa

Crear un pequeño ecosistema en casa puede ser relativamente sencillo. El profesor Viejo Montesinos recomienda “tener vegetación, lo primero. Facilitar el crecimiento de plantas como enredaderas, rosales, don diegos, jazmines, etc, que van a permitir la llegadas de insectos. También se pueden plantar especies vegetales que ofrezcan néctar, para atraer a las abejas y a insectos polinizadores. En el caso de los jazmines, por ejemplo, cuando florecen nos pueden permitir ver mariposas que van a libar al atardecer o por la noche, como la esfinge colibrí”.

Foto: Bosque Metropolitano - Avenida Talgo. (Área de Desarrollo Urbano)

Los colores y los olores de las flores capturan el interés de infinidad de insectos, pero “tampoco es extraño encontrar caracoles y lombrices que viajan en la tierra que llevamos a casa para las plantas. Son organismos muy interesantes que contribuyen a la fertilidad y a airear la tierra de los maceteros”.

No usar insecticidas

De la misma forma que el Ayuntamiento de Madrid restringió en 2018 el uso de herbicidas en la vía pública para favorecer la vegetación espontánea, las plantas ruderales, el profesor Viejo Montesinos pone especial énfasis en aconsejar que “no se usen insecticidas en casa”. Arañas, hormigas, moscas… El ser humano tiene una relación aniquiladora con los bichitos del hogar. Un trapo, la zapatilla o el insecticida son herramientas para combatir la presencia de insectos y se comete un gran error, porque esa pequeña fauna es parte de los ecosistemas de los que también forma parte el hombre. “Fomentar la observación de la actividad de los insectos del hogar nos aproxima a la naturaleza y nos hace mejores personas, más tolerantes. Nos ubica en un mundo natural en el que también estamos nosotros y que, con frecuencia, nos olvidamos”, defiende Viejo Montesinos.

Foto: Nazareth y César, fundadores de la iniciativa ciudadana.

Como si se tratase de un puzle de 10.000 piezas, la observación de insectos en casa entrena la paciencia, porque este micromundo tiene sus tiempos. “En los brotes de las plantas ornamentales podemos observar en estos días muchos insectos, como pulgones. Si tenemos suerte y paciencia, podemos ver hembras de pulgones pariendo ‘pulgoncitos’”. En esta ventana indiscreta, “también podemos contemplar a los Coccinellidae, más conocidas como ‘mariquitas’, que se comen a estos pulgones. Son insectos que no constituyen problemas para las personas ni para las plantas”.

Entretenimiento entomológico

Otro de los animales típicos de las noches de verano y que en primavera salen de su letargo invernal son las salamanquesas, “pequeños reptiles vertebrados que viven asociados a las actividades humanas y que podemos ver incluso en los pisos de nuestras ciudades porque suben por las fachadas. Son totalmente inofensivos, muy huidizos y es un buen síntoma encontrarlos”. La salamanquesa y los murciélagos son, posiblemente, los mejores insecticidas de los hogares.

placeholder Una abeja poliniza una flor en Madrid. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Una abeja poliniza una flor en Madrid. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Dentro de una casa, sobre todo en cocinas y cuartos de baño, aunque también en terrazas, son famosos “los lepisma o pececillos de plata, que son habitantes tímidos de nuestras viviendas”. Abocados a recibir un zapatillazo rápido, estos inofensivos insectos “son muy bonitos y se desplazan por el suelo con su aspecto plateado porque no tienen alas”. Las moscas también son pequeños habitantes hogareños que se consideran un incordio, aunque “observar a las moscas es más interesante de lo que parece, porque podemos ver su forma de alimentación, sobre todo si ponemos un poco de azúcar en alguna zona de la terraza o la ventana. También es interesante ver sus pautas de aseo”.

“Las terrazas, balcones y alféizares de nuestras casas son lugares muy interesantes que nos aportan entretenimiento entomológico” y una forma de comprender las reglas de la naturaleza con ejemplos prácticos, paciencia y actitud divulgativa.

Parece que ha pasado un mundo, pero tan sólo hace dos años que los madrileños gastaban las horas del confinamiento mirando por la ventana, observando cómo se despertaba la primavera mientras se dejaba atrás el invierno pandémico. Semanas de curiosear desde las ventanas y desde esos tesoros infravalorados hasta el comienzo del año 2020: balcones y terrazas, donde se desarrollan pequeños ecosistemas urbanos muchas veces invisibles a nuestros ojos.

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