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La ciudad del Santander, nuevo hogar y escuela para 174 ucranianos refugiados
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Los niños acudirán el lunes a la guardería

La ciudad del Santander, nuevo hogar y escuela para 174 ucranianos refugiados

La entidad rehabilita su hotel dentro de la sede de Boadilla para acoger a familias refugiadas de Ucrania; entre ellos hay 25 menores enfermos oncológicos que están siendo tratados en hospitales madrileños

Foto: Sala de juegos infantiles en el hotel de la ciudad financiera. (Banco Santander)
Sala de juegos infantiles en el hotel de la ciudad financiera. (Banco Santander)

Dentro de la ciudad financiera más importante del país —a la que solo pueden acceder empleados del Banco Santander— hay un hombre de mediana edad haciendo ‘footing’. Recorre el camino de tierra del extensísimo bosque propio de la entidad española por el que sobrevuelan decenas de cigüeñas. Atraviesa diferentes zonas del espacio empresarial: una escuela infantil, pistas de pádel, campos y escuelas de golf, peluquerías y un hotel en desuso desde la llegada de la pandemia. Desde hace 15 días tiene nuevos inquilinos. El espacio acoge a 174 refugiados, entre ellos 25 menores ucranianos enfermos oncológicos.

Foto: Ciudadanos procedentes de Ucrania, en la estación de Barcelona Sants. (EFE/García)
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En uno de los pasillos corretea Mykyta con los brazos levantados. La historia del menor se hizo viral cuando su madre difundió un video en un sótano de la ciudad de Chernígov (al norte del país) explicando su delicada situación. La invasión rusa había provocado que su hijo tuviera que interrumpir el tratamiento para el cáncer. Un matrimonio español se hizo eco de la emergencia y consiguieron trasladarles a España. Ahora ha retomado su tratamiento para la leucemia en el hospital Niño Jesús de Madrid. El Gregorio Marañón, La Paz y el 12 de Octubre son los otros centros sanitarios a los que acuden quienes se alojan en la ciudad financiera: "Algunos van y vuelven en el día y otros permanecen ingresados de lunes a viernes", apunta la directora del Área Servicios Generales y Seguros Propios del Centro Corporativo del Banco Santander, Belén Sánchez, al frente de la iniciativa humanitaria.

Foto: Familias ucranianas huyen del puente de Irpin, en la región de Kiev. (EFE/Roman Pilipey)

Este espacio, apodado 'El Solaruco', se ha reconvertido en un albergue de acogida temporal con 200 habitaciones. Tras el estallido de la guerra, y ante la necesidad de un plan de respuesta frente a la mayor crisis de refugiados de Europa desde la Segunda Guerra Mundial, el Banco Santander ofreció las instalaciones al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. El Gobierno valoró la propuesta y cedió el proyecto a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Por el tipo de instalaciones y características, el espacio ha sido destinado a acoger a niños enfermos oncológicos. El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ya advirtió la semana pasada que el cáncer y su falta de tratamiento son uno de los principales problemas de la emergencia sanitaria en Ucrania.

48 horas

Por ello, los responsables del Santander, CEAR y demás asociaciones colaboradoras (como la Fundación Aladina) se pusieron manos a la obra. Se toparon con un complejo sin acondicionar para los más pequeños. Era el jueves 10 de marzo. En 48 horas, la antigua sala de billares del hotel se convirtió en una sala de juegos infantiles. Consolas, pelotas, colchonetas y decoración en las paredes. Sánchez es conocida ahora como 'la directora del hotel'. "Fue un fin de semana de muchísimo trabajo. Redecoramos todo el espacio (a cargo de la asociación Juegaterapia). El lunes nos reunimos con los profesionales y el martes por la noche llegaron los refugiados al centro".

placeholder La sala infantil antes de adaptarse. (Banco Santander)
La sala infantil antes de adaptarse. (Banco Santander)

El primer grupo de 69 personas aterrizó en España hace dos semanas en Torrejón de Ardoz. El traslado se llevó a cabo en un avión fletado por el Ministerio de Defensa en coordinación con el Hospital de Lodz (Polonia), la organización internacional St. Jude Global y la Sociedad Española de Oncología pediátrica. Eran 25 menores de entre 2 y 17 años acompañados por madres, padres y demás familiares.

Estrella Galán es una de las directoras de CEAR que coordina la acogida: "Les fuimos a recibir cuando llegaron y, desde entonces, trabajamos a diario con ellos para que su estancia sea lo mejor posible". Las diferencias de edad marcan la forma de afrontar la situación: "Los adolescentes son más conscientes, y eso implica no perder nunca de vista el refuerzo del apoyo psicológico".

Una de las historias que más impactó a Galán es la de Daryna Koval, que llegó con su hija Lera, de 2 años, enferma de un tumor cerebral. El bebé llegó llorando y alterado, y la madre estaba completamente fuera de sí: "Su otro hijo, de 12 años, se había negado a huir del país porque decía que quería apoyar a su padre".

placeholder Los niños disponen de consolas y videojuegos. (Banco Santander)
Los niños disponen de consolas y videojuegos. (Banco Santander)

Muchos salieron del país por recomendación médica. La situación en Ucrania impedía a los profesionales sanitarios ejercer su labor en condiciones: "No teníamos opción, era una cuestión de vida o muerte", concluye Tatiana Monkova, madre de una niña de tres años que ahora es atendida en el Niño Jesús. "Hemos recuperado la esperanza, pero el resto de mi familia sigue en peligro", explica la joven. Su marido, sus padres y su hermana siguen viviendo bajo el asedio, pero ella es optimista y confía en que su país ganará la guerra.

Se fletó un avión en colaboración con el Ministerio de Inclusión con 180 refugiados

Tres días después de la primera llegada de refugiados al complejo de Boadilla del Monte, se incorporaron 111 personas más. En 'El Solaruco' hay un aforo de 200 personas y quedaban muchas habitaciones libres. En coordinación con la sede del Santander en Polonia y la Embajada española en Varsovia, el Banco fletó un avión en colaboración con el Ministerio de Inclusión con 180 refugiados a Madrid. 69 de ellos fueron recogidos por familiares residentes en España y el resto fueron acogidos en el nuevo centro de acogida de la entidad. "Incluso tenemos un perro. También querían traer otras mascotas como conejos y gatos, pero no era posible por si portaban enfermedades", apuntan fuentes del banco.

Mientras los niños se entretienen en la sala de juegos con las educadoras infantiles (las mismas de la escuela del banco), los trabajadores, educadores e integradores sociales de CEAR aprovechan para intermediar con las madres. La comunicación requiere de intérpretes. Maryna Hlibka es traductora e integradora social de la ONG. Nació en Chernivtsi (al sur del país) y a los 12 años se trasladó a Canarias. "Estamos 24 horas aquí. Hacemos turnos mañana, tarde y noche y acompañamos a los niños a los hospitales. Nos organizamos de tal forma que siempre hay alguien que hable ucraniano, tanto en el hotel como en los desplazamientos al hospital".

placeholder Kapusnyak, un plato ucraniano. (Banco Santander)
Kapusnyak, un plato ucraniano. (Banco Santander)

La improvisación es un ingrediente esencial de la emergencia. La 'directora del hotel' jamás imaginó afrontar este tipo de situaciones en su carrera laboral. Ha desplazado su despacho desde el edificio de los directivos al centro improvisado para estar al tanto de todo. "Vamos viendo sobre la marcha, en función de lo que nos van pidiendo. Adaptamos incluso el menú de la comida", apunta Sánchez. La cocina del hotel ha vuelto a cobrar vida después de tres años inhabilitada por el covid. Tatiana está al frente. Es ucraniana y casi siempre se asegura de preparar platos típicos del país. "Hace dos días cocinamos Kapusnyak, una sopa con verdura, lacón, cerdo". Pero este jueves apostaron por un cocido madrileño. "Fue todo un éxito".

Y aunque las educadoras infantiles están mañana y tarde con los pequeños, hay quienes siguen escolarizados en sus centros educativos. Uno de ellos continúa dando las clases online de su colegio en Mamaivtsi, un pueblo cerca de la frontera rumana. Los más pequeños (de 0 a 6 años) empezarán el próximo lunes a asistir a la escuela infantil del banco. "Ahora ya se encuentran más cómodos e incluso bajan en zapatillas, pero los primeros días estaban mucho más cohibidos", continúa Sánchez.

La labor de los hospitales

"Los niños que tienen que tratarse acuden a los hospitales por la mañana", apunta Sánchez. Lo hacen acompañados de sus madres y un intérprete que intermedie en las comunicaciones. Uno de ellos es el Niño Jesús.

Luis Madero, el jefe de oncología de este centro sanitario, destaca la labor médica desde Polonia: "El traslado ha sido coordinado excelentemente por los médicos extranjeros, nos han hecho llegar informes muy detallados de cada paciente que nos han facilitado el trabajo". Madero señala que lo más frecuente son leucemias, linfomas y tumores cerebrales. El doctor recalca que los recursos son los mismos que con cualquier otro niño: "No puede haber diferencias ni privilegios". El oncólogo añade que la única diferencia es la barrera del idioma, por lo que han habilitado dos intérpretes para cada paciente. Fuentes del Gobierno de la Comunidad de Madrid explican que actualmente hay 60 voluntarios ayudando en los centros sanitarios para que las familias ucranianas puedan comunicarse adecuadamente.

placeholder Anastasia en el Hospital Niño Jesús. (José Alcaide)
Anastasia en el Hospital Niño Jesús. (José Alcaide)

Los lazos que tejen las madres son claves para sobrellevar la situación, como explica Alina Mazurenko, una refugiada de 33 años que llegó hace dos semanas con su hija Anastasia, de 9 y enferma de leucemia: "Compartir el dolor no lo erradica, pero ayuda". Madre e hija vivían en un sótano en Pryluky, en la región de Chernígov: "Es un infierno lo que hemos vivido, las bombas eran continuas y la niña no podía recibir el tratamiento porque apenas podíamos desplazarnos". Mazurenko, que dejó a su marido y su otro hijo en su ciudad natal, cuenta que se refugia en Dios para confiar en un futuro mejor: "Todos intentamos agarrarnos a algo, así que yo me aferro a la fe".

Son imprescindibles los celadores, maestros, psicólogos y trabajadores sociales

La enfermera Julia Ruiz, supervisora del servicio de Oncología Pediátrica, destaca tres ejes sobre los que trabajan: "El juego, la flexibilidad y la escucha son estrategias que utilizamos para abordar la enfermedad". Además del personal de enfermería, el equipo está formado por los médicos, celadores, maestros, psicólogos y trabajadores sociales.

Ruiz destaca la importancia del trabajo en equipo dentro del hospital y defiende que la coordinación es básica para situaciones complejas: "Todos somos igual de importantes, trabajamos de forma interdisciplinar". Su compañera, la enfermera Yolanda Martínez, ahonda en lo gratificante que resulta ver felices a los niños en medio del drama: "Es duro, pero la capacidad que tienen por conservar la alegría es contagiosa". Los profesionales sanitarios entienden que aún queda mucho camino por recorrer, y cuentan con recibir a más niños en las próximas semanas.

Cuando los pacientes ingresados sean dados de alta, serán trasladados al complejo empresarial privilegiado transformado en alojamiento temporal. A escasos veinte metros hay otro edificio similar de ladrillo y cristaleras que comparte patio con el hotel. Una trabajadora del Santander explica la pintoresca situación que se vivirá la semana que viene: "En el hotel estaremos con los refugiados y al lado será la Junta General de Accionistas" de la entidad financiera más importante de España.

Dentro de la ciudad financiera más importante del país —a la que solo pueden acceder empleados del Banco Santander— hay un hombre de mediana edad haciendo ‘footing’. Recorre el camino de tierra del extensísimo bosque propio de la entidad española por el que sobrevuelan decenas de cigüeñas. Atraviesa diferentes zonas del espacio empresarial: una escuela infantil, pistas de pádel, campos y escuelas de golf, peluquerías y un hotel en desuso desde la llegada de la pandemia. Desde hace 15 días tiene nuevos inquilinos. El espacio acoge a 174 refugiados, entre ellos 25 menores ucranianos enfermos oncológicos.

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