"Vine a Madrid de vacaciones y no puedo volver porque estalló la guerra en mi país"

Anastasia y su familia son originarios de Odesa, en Ucrania, conocida como “La Perla del Mar Negro” por la importancia de su puerto marítimo. La mujer, su marido y sus cinco hijos de entre uno y 15 años abandonaron la tercera ciudad más importante del país huyendo del frío del invierno para pasar unos días en Lanzarote. Y aunque el 28 de febrero deberían haber volado de vuelta a casa, la invasión rusa en Ucrania ha provocado que tengan que instalarse en España en calidad de refugiados.

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Actualmente se encuentran en el centro de acogida temporal de emergencia ‘Las Caracolas’, en Vallecas. Pero en Odesa permanecen su casa, su perro, su familia, su iglesia y sus amigos. “Estamos sobrecogidos, no sabemos qué hacer ni qué va a pasar”, explica Anastasia. Aunque la ciudad no es de las más perjudicadas, la cercanía con Jersón (controlada actualmente por las tropas rusas) mantienen el estado de alarma. Los seis se alojan en una de las casas prefabricadas que el Ayuntamiento de Madrid puso en marcha en 2019 para quienes llegaron de Latinoamérica en busca de asilo.

Anna, la hija mayor de 15 años, es una apasionada del violín. Sus padres preguntan a cada persona que se les acerca si saben de algún sitio donde encontrar un instrumento para continuar tocando, pero todavía no lo han conseguido. El más pequeño de todos cumplirá dos años en dos meses y va en brazos de su padre hasta que le dejan ir al tobogán.

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A. Farnós

Algo parecido le ocurrió a Anton y sus cinco amigos. "Vinimos de vacaciones el miércoles y no podemos volver", explica el ucraniano. Esa misma madrugada el ejército ruso atacó Ucrania y alargaron su estancia en el apartamento vacacional que habían alquilado. Una semana después de lo que se anunció como una "operación militar especial" que ha desencadenado en desastre, todos están esperando a su cita para obtener la condición de refugiados en España. Y aunque existen medios para viajar hasta Ucrania, muchos están decidiendo permanecer alejados de la frontera por la inestabilidad del país. Anton y sus amigos son todos de Kiev, ciudad a la que actualmente se dirige un convoy de tanques rusos.

Villacís anunció la creación de un grupo de trabajo específico para abordar el tema

La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, ha recordado este miércoles desde el mismo centro que ahora “la prioridad son las personas que están en la frontera intentando salir” y que están trabajando en un documento con las necesidades específicas que irán actualizando porque “van cambiando día a día”. Villacís ya adelantó el martes la creación de un grupo de trabajo formado por miembros del Consistorio, entidades sociales y representantes de países limítrofes con Ucrania.

En mitad de Vallecas

Fuentes del Ayuntamiento confirman que todavía no han llegado la mayoría de los refugiados que se espera que busquen asilo en Madrid. 48 ucranianos han sido atendidos en 'Las Caracolas' pero muchos han podido alojarse en casas de familiares, amigos o conocidos. El centro tiene capacidad de alojar un máximo de 300 personas y, aunque el aspecto de las infraestructuras es austero, en su interior la cosa cambia. Los solicitantes de asilo consultados están más que satisfechos.

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Andrea Farnós

Cada caseta tiene varias habitaciones donde conviven diferentes familias juntas. En una de ellas, de tres habitaciones, viven una familia colombiana, una pareja venezolana y una mujer española. "Nos han dicho que nos darán cobijo hasta que consigamos el asilo", comenta Luci. Y aunque el espacio pudiera parecer reducido para tantas personas, quienes conviven en él agradecen el trato de las trabajadoras sociales porque “son encantadoras”. También elogian la calidad de la comida y las condiciones de la vivienda. Luci y su familia vienen de Nariño (Colombia) y, cuando hace casi dos meses empezaran a tener problemas con grupos armados, vinieron a Madrid para buscar otras oportunidades.

Y aunque el conflicto actual se está desarrollando en Ucrania, no es la primera vez que el Kremlin inicia acciones armadas con otros países exsoviéticos. Nato, una mujer georgiana de mediana edad, entiende por lo que están pasando los ucranianos: Rusia atacó su país en 2008. Ahora se ha instalado en España con sus tres hijos y, aunque llegó a mediados de febrero, apenas lleva una semana en ‘Las Caracolas’. Dice estar contenta con los servicios y que el trato de los trabajadores es impecable.

Estos módulos homogéneos de color blanco, próximos a una rotonda y a 30 minutos caminando de la estación de El Pozo albergan las historias de cientos de personas en busca de asilo. Los ucranianos empezaron a llegar el domingo y, aunque se espera que en los próximos días y semanas lo hagan muchos más, 'Las Caracolas' es tan solo un recurso "provisional" de emergencia hasta que las personas alojadas consigan el asilo.