Niño de Elche: "Escribir sobre la memoria me ayuda a reconciliarme con mi pasado"

Francisco Contreras, más conocido como Niño de Elche, viaja en tren de Córdoba a Madrid. “Vengo de preparar un proyecto. Antes estuve en Sevilla, también con otro trabajo”, recuerda. Es imposible pillarle tranquilo. “Estoy trabajando en muchísimas cosas”, se le escapa después de un suspiro. En estos últimos días se ha presentado un documental, un libro de poemas y un directo, el que le llevará hoy sábado al Auditorio Nacional con 'La Exclusión', su último álbum, elaborado a seis manos junto al ensayista Ramón Andrés y el artista sonoro Xavier Erkizia.

“El proyecto se origina por mis inquietudes y mis lecturas de la obra de Ramón Andrés”, cuenta. El libro del Premio Nacional de Ensayo, ‘Pensar y no caer’, es uno de los principales acicates para hablar del mal en la actualidad. A partir de un poema, una pieza musical, una película o un paseo, Andrés realiza una acertada lectura de la sociedad actual. “Los tres formamos un buen tándem y el tema me interesaba mucho. Aunque siempre lo pensé desde un perfil más escénico. Se puede ver en el disco, que está formado por cuatro cortes”, continúa describiendo. Las piezas son Animal-humano, El Cuerpo, Europa y Muerte-Nada, los mismos títulos que aparecen en la obra publicada por la editorial Acantilado en 2016.

La exclusión, un disco problemático

“La exclusión busca un camino que transite por los límites de la modernidad, de una modernidad cuestionada desde una posición ética y comprometida con la admisión de lo diferente, de lo desconocido, de lo otro. Reflejo y denuncia de la Europa decadente del momento, donde los seres son cada vez menos ciudadanos y más clientes”, comenta el cantaor ilicitano.

Una obra que ya pudo verse anteriormente en el centro cultural Conde Duque, a finales del año pasado. Ana Folguera, educadora y comisaria de arte, incidía en el programa de mano de aquel trabajo que “en los últimos años no han sido pocas las creadoras y creadores contemporáneos que aluden al concepto de domesticación (como parte de un proceso inexorable de uniformidad de cuerpos, ideas y movilidad”. El Niño de Elche, con la ayuda de Erkizia y Andrés, se adentra en el concepto de lo excluido. Cuestionando y reflexionando a partir de temas como son “los cuerpos problemáticos, la religión, la enfermedad, la muerte, el espíritu, lo pobre, lo trascendental del ser, la animalidad y la humanidad, Europa...”.

La capacidad e investigación de lo sonoro es otra faceta clave dentro del proyecto artístico que presenta. El Auditorio Nacional ya advierte previamente de que la obra que tendrá lugar en la Sala de Cámara, dentro del ciclo Fronteras, “puede exceder los decibelios habituales de los espectáculos de nuestra programación”. El artista flamenco, conocido también por su visión rupturista y nada convencional de la música, que hace un uso de la voz portentoso, insiste en ese carácter aventurado y espacial de la propuesta artística: “Con Ramón hablábamos de cómo suenan los espacios, de la voz como arquitectura. Además, elegí la gaita y la zanfoña por su componente sonoro y su relación como representación del mal en la música. Incluida la idea que relaciona al instrumento como prótesis”, explica.

Contreras y Andrés se reafirman en muchos de los temas e ideas constantemente. “Pensar y no caer significa pensar y no cejar, perseverar en la pregunta, no consolidarse, no quedarse ahí, no abonar lo estático, no poner el oído a la tonalidad de la complacencia, no darse por concluido, porque nunca se llega a ser”, escribe el segundo.

La memoria como reconciliación

Otros de los intereses que inundan la conversación con el Niño de Elche son el olvido y la memoria. Contenidos constantes en su producción. “El escribir sobre ello me ayuda a reconciliarme con parte de mi pasado, del que siempre he estado huyendo”, reflexiona. ‘In memoriam: posesiones de un exflamenco’, un libro de 2020 que bucea en la infancia y los años de juventud; ‘Memorial del cante en mis bodas de plata con el flamenco’, un disco que celebraba sus 25 años de relación; o ‘Canto cósmico’, el trabajo de documentación que abarcaba, entre otras cosas, su esfera más íntima y familiar son importantes para también visibilizar esa relación de ida y vuelta que el artista realiza con su yo del pasado.

"El documental ha removido muchas cosas personales”, indica de un momento que a la vez es un espacio de reconstrucción y reflexión. “Mantiene el anhelo de esta cosa de la verdad, de tu origen, de tu ser. Son cuestiones que cada vez me interesan más y la escritura es un buen medio para introducirme en ello”.

Sobre el recuerdo, los miedos y sus seres queridos Contreras escribe en su último poemario, 'Llamadme Amparo', editado por Espasa: “Cuando era un niño de menos edad, me golpeé con un poste de hierro en la oreja derecha mientras jugaba en el patio del colegio con algunos de mis compañeros de clase. Fue el único accidente que sufrí en mi vida. El miedo ha sido un buen protector para evitarme torceduras, cortes, quemaduras o alguna rotura de hueso o corazón”. Un pensamiento que termina aludiendo a los estados de ánimo de algunos animales y a justificar que “por eso posamos la cabeza sobre los seres queridos como seña de cariño, como gesto de amor”. Un movimiento que nuevamente lo trae al presente y a una manera de acercarse a los temas más candentes de la actualidad. Un espíritu libre del que es necesario disfrutar, pensar y amar.