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70% menos de clientes en restaurantes: Ómicron se come el menú del día
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70% menos de clientes en restaurantes: Ómicron se come el menú del día

Las bajas laborales multiplicadas exponencialmente hacen mella en la economía de los restaurantes de menú que les alimentan diariamente

Foto: Terraza del restaurante La Bestia. (La Bestia)
Terraza del restaurante La Bestia. (La Bestia)

Se nota en el tráfico de la hora punta. En el transporte público, en las aulas e incluso al pasear por la calle. A la fuerza, tenía que hacerse muy patente a la hora de comer en todos esos establecimientos que viven fundamentalmente del menú del día que ofrecen a los trabajadores de cada zona. La explosión de contagios de Ómicron se ha traducido en un alud de bajas laborales que ha dejado mermada su clientela principal.

El encargado del restaurante Rast, Eduardo Peña, que da de comer diariamente a trabajadores del sector inmobiliario, bancario e incluso musical –su restaurante está cerca de las oficinas de Warner y de Sony Music- calcula que la nueva variante le ha dejado con un 70% menos de clientes. Conchi Lorenzo, del departamento administrativo de los restaurantes Almazara, ubicados en polígonos industriales de Valdemoro y Ciempozuelos –que tienen una clientela tan variada como las empresas variopintas que pueden convivir en sus naves- cifra en un 30% su caída de facturación. Ya hace casi un mes que Irene Cortés y Pedro del Rosal contaban en estas páginas que los grandes bufetes de abogados estaban relajando la presencialidad y permitiendo más teletrabajo por “el brote”.

No hace falta que se lo juren a Alberto Argoitia, propietario del restaurante La Bestia, muy frecuentado por profesionales de los despachos que confluyen en las zonas de Castellana, Serrano y María de Molina. Diciembre fue el mes de las cancelaciones masivas de las cenas y los eventos. El menú diario aguantó hasta mediados. Justo la víspera de la publicación del artículo de Cortés y del Rosal, el negocio “cayó en picado”. De entre 45 y 50 menús por jornada llegó a despachar únicamente ocho. Los peores días, apenas cinco. La recuperación va poco a poco. Si se tiene en cuenta la semana equivalente del año pasado –pasando por alto aquellos días casi inoperantes por el temporal Filomena- está ingresando un 65% menos. Conchi Lorenzo lo cifra entre el 30 y 40%.

No ha recuperado los 300 clientes que podía tener un mediodía normal de hace dos años

Esperaban un otoño "muy bueno"

La llegada de Ómicron ha truncado un otoño que algunos de los profesionales consultados definen como “muy bueno”, de casi recuperación respecto a los datos anteriores a la pandemia. El vacío en las calles de la capital que más oficinas reúnen y en los polígonos de la Comunidad ha cambiado esta realidad. Peña presume de que su local es un “referente” del menú del día. No ha recuperado los 300 clientes que podía tener un mediodía normal de hace dos años. En los mejores momentos después del confinamiento ha llegado a servir a 80. Ahora no hay apenas actividad en los aledaños de su local.

placeholder Menú del día en La Bestia.
Menú del día en La Bestia.

“Algunas empresas no van a volver hasta febrero”, apunta. En La Almazara fueron remontando durante todo 2021 hasta retraerse en noviembre y desplomarse en diciembre. Argoitia estuvo cercano a la recuperación de sus mediodías en junio. Su gran salvación ha sido la concesión de una de las llamadas “terrazas covid”, con las que el Ayuntamiento ha permitido sacrificar plazas de aparcamiento en aras de ayudar a los negocios hosteleros. El boom de la vida social, la necesidad de recuperar el tiempo perdido que llenó las calles madrileñas durante las treguas entre oleadas le permitieron mejorar la facturación de 2019.

Además de las ofertas de mediodía, ha tenido que subir el precio de productos como la cerveza

La subida disparada de los precios, empujados por la luz, y los problemas en la cadena de suministros han terminado por pasar factura. La Almazara ha encarecido sus menús 90 céntimos. La Bestia lo ha hecho en 20 céntimos. Además de las ofertas de mediodía, ha tenido que subir el precio de productos como la cerveza. Ahora, dice su dueño, les cobran hasta servicios de distribución que antes quedaban exentos ante la envergadura de los pedidos. Rast sigue con personal acogido a ERTE. “Es insostenible mantener personal si no te entra caja”. La Bestia sobrevive ahora con un cocinero –el ayudante acaba de terminar contrato- y con menos personal de sala, a la espera de que la actividad repunte.

placeholder Restaurante Rast en Madrid. (Rast)
Restaurante Rast en Madrid. (Rast)

Hay signos esperanzadores. En su zona, hay oficinas en los que ya han pasado la nueva embestida del virus casi todos sus empleados. El fin de la Navidad ha podido disminuir el miedo de contagiar a los más vulnerables. Sea por estos o por otros motivos, lo cierto es que el segundo fin de semana de enero presenta pleno de reservas. Hablamos del “afterwork” y de los usos más lúdicos del local. (Los establecimientos de La Almuzara, pese a sus enclaves tan laborales, incluyen parque infantil en su oferta para ser atractivos para el ocio familiar los fines de semana). Peña pronostica 15.000 cierres si el sector del mediodía no mejora. Cuenta casos de clientes que ahora trabajan desde pueblos o rincones costeros. Él afirma estar dispuesto a pasar por el tan manoseado concepto del “reciclaje”. “Pero, ¿a qué?”, se pregunta.

Se nota en el tráfico de la hora punta. En el transporte público, en las aulas e incluso al pasear por la calle. A la fuerza, tenía que hacerse muy patente a la hora de comer en todos esos establecimientos que viven fundamentalmente del menú del día que ofrecen a los trabajadores de cada zona. La explosión de contagios de Ómicron se ha traducido en un alud de bajas laborales que ha dejado mermada su clientela principal.

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