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Ama la música y los instrumentos: uno de los mejores lutiers de España está en Madrid
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Ama la música y los instrumentos: uno de los mejores lutiers de España está en Madrid

Se enamoró de la música gracias a su padre y ha conseguido vivir de ella. Tiene dos talleres en Madrid donde repara y fabrica instrumentos del mundo

Foto: Taller lutier de Alberto Mengs. (A.M.)
Taller lutier de Alberto Mengs. (A.M.)

Si tienen algo en casa que les sobre quizá Alberto Mengs, lutier de profesión y convicción, pueda convertirlo en un instrumento. Es conocido como “el hombre que tamboriza el mundo” porque es capaz de unirle una piel a casi cualquier objeto para hacerlo sonar y conseguir, encima, que suene bien. Aunque él no quiere que se reduzca su obra solamente a los instrumentos de percusión porque su labor va mucho más allá. Su pasión es la música y desde los 12 años comenzó a fabricar estos utensilios. “Yo nací en una casa donde no había televisión pero sí mucha música. La música ocupó el espacio de la televisión”, cuenta Alberto. La profesión de su padre también ayudó a que el gusanillo de la música entrara en sus venas. “Él trabajaba en Radio Nacional de España y cubría ‘Los lunes musicales de Radio Nacional’ en ‘La Unión y el Fénix’, eran conciertos de cámara a los que acudía con mis hermanos”, recuerda.

Como en tantas ocasiones ha ocurrido, los dibujos animados sirvieron de inspiración a este niño que se enamoró de la sintonía de sus cabeceras. “Mi hermano me dijo que eso era jazz. Se crea una melodía y, a partir de ahí, se improvisa. Anarquía musical. Yo me enamoré de ese estilo y creé junto a unos amigos un grupo en el que tocábamos cualquier cosa: papeleras, sartenes, botes, alguna flauta, etc”.

placeholder Alberto Mengs, un apasionado de la música. (A.M.)
Alberto Mengs, un apasionado de la música. (A.M.)

Sin saberlo, con diez años comenzó a labrar el que iba a ser su futuro fabricando con cañas de bambú algunas flautas. Con once, le llegó el turno a lo que él bautizó como ‘Cerdolina’, su primer instrumento de cuerda, formado por “una lata de magro de cerdo, un palo y tres cuerdas de nylon”, a la que siguió la versión 2.0, la ‘Cerdolina eléctrica’, elaborada con madera maciza, clavijas de guitarra española y un fonocaptor incrustado. “Con ese instrumento toqué en la mítica sala Rock-Ola”, rememora nostálgico.

¡Más de 1.000 instrumentos!

Aparte de crearlos y repararlos, Mengs, como buen amante de la música, también posee una enorme colección de instrumentos, en la que suma más de mil, muchos de ellos raros y curiosos que ha ido compilando en sus múltiples viajes, aunque sus conocidos también han colaborado cada vez que salían de nuestras fronteras. “He estado en Marruecos, Egipto, Senegal, Gambia, Lituania, Letonia, Bali, Singapur, Jordania… y siempre el objetivo era encontrar el instrumento más representativo de cada país o alguno que haya conocido a través de libros especializados. Buscaba en rastros y tiendas de segunda mano –entre los que resalta los de Rumanía y Hungría- y trataba de hacerme también con piezas específicas para arreglar instrumentos autóctonos de cada sitio, eso me ha hecho ser uno de los pocos que pueda ofrecer este servicio”, confiesa el lutier.

Estudió antropología, la mezcló con la música, y eso le hizo dirigirse hacia los instrumentos más remotos

Estudió antropología, la mezcló con la música, con las diferentes culturas y eso le hizo dirigirse hacia los instrumentos más remotos. “Estuve en África un tiempo y fue allí donde comprendí su cultura musical y comencé a repararlos, al principio de percusión pero luego comencé también a recibir encargos de cuerda y de viento. Así es como un hobbie se convirtió en una pasión y en un medio de vida”, reconoce Alberto. Su entusiasmo le ha llevado a impartir talleres en los que enseña a fabricar determinados instrumentos e incluso ha colaborado con instituciones como Acción Contra el Hambre y medios de comunicación como National Geographic. “Hago servicios a toda clase de gente, sobre todo a profesionales y coleccionistas, también hago trabajos a medida y presto servicios a grupos de teatro que buscan algo en especial”, apunta Alberto.

placeholder Creando piezas en su taller. (A.M.)
Creando piezas en su taller. (A.M.)

Pero, claro, todo este trabajo necesita de un espacio donde desarrollarse. Mengs, en la actualidad, posee dos talleres. “El de Madrid es más un ‘showroom’ donde se pueden ver, probar y disfrutar los instrumentos que creo y donde realizo trabajos sencillos que no requieran maquinaria. El de Buitrago del Lozoya, en cambio, está más orientado a la fabricación, hay más material, dispongo de almacén y atiendo citas concertadas”. Además, nos desvela el que quiere que sea su próximo proyecto. “En Buitrago es donde quiero abrir un museo con toda mi colección de instrumentos con la ayuda del Ayuntamiento o de la Comunidad de Madrid para que todo el que quiera pueda verla”.

El secreto de su trabajo y de su éxito es que tiene piezas únicas

Alberto es consciente de que el secreto de su trabajo y de su éxito es que tiene piezas únicas, que no tiene nadie más. “Y las que no tengo, las elaboro. Algunos músicos me proponen retos, crear algo que no existe, y eso es lo que más me gusta. Tengo mucha confianza con ellos y reconocen mi trabajo”. Confiesa que lo más complicado de su trabajo es aprender cada vez que tiene uno nuevo entre manos.

placeholder Un armonio realizado por Mengs. (A.M.)
Un armonio realizado por Mengs. (A.M.)

“A veces no sabes ni cómo suena originalmente y tienes que hacerte una idea con los materiales que lo forman pero la esencia de mi labor reside en la experiencia y en la intuición”, afirma Mengs. Confiesa también que las liras son los últimos instrumentos que ha creado. “He trabajado en ellas cerca de un año y medio para dar un resultado satisfactorio, además, todos evolucionan, incluso la guitarra española aún introduce variaciones”, sentencia Alberto.

Así es como Alberto Mengs, enamorado de la música desde niño, ha conseguido hacer de su pasión su forma de vida. Piezas únicas, reparaciones casi imposibles, experiencia, una colección de más de mil instrumentos y una fama que se ha creado gracias a su gran profesionalidad y que ha provocado que los músicos y los profesionales del medio depositen su confianza en él.

Si tienen algo en casa que les sobre quizá Alberto Mengs, lutier de profesión y convicción, pueda convertirlo en un instrumento. Es conocido como “el hombre que tamboriza el mundo” porque es capaz de unirle una piel a casi cualquier objeto para hacerlo sonar y conseguir, encima, que suene bien. Aunque él no quiere que se reduzca su obra solamente a los instrumentos de percusión porque su labor va mucho más allá. Su pasión es la música y desde los 12 años comenzó a fabricar estos utensilios. “Yo nací en una casa donde no había televisión pero sí mucha música. La música ocupó el espacio de la televisión”, cuenta Alberto. La profesión de su padre también ayudó a que el gusanillo de la música entrara en sus venas. “Él trabajaba en Radio Nacional de España y cubría ‘Los lunes musicales de Radio Nacional’ en ‘La Unión y el Fénix’, eran conciertos de cámara a los que acudía con mis hermanos”, recuerda.

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