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Las bajas de profesores por ómicrom amenazan la normalidad en las aulas
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Las bajas de profesores por ómicrom amenazan la normalidad en las aulas

Hasta mañana no se podrá saber el número real de maestros con los que cuenta cada centro. Las cuarentenas se acortan y se mantienen las mismas medidas de prevención

Foto: Los alumnos vuelven al cole. (Getty/Pablo Blázquez)
Los alumnos vuelven al cole. (Getty/Pablo Blázquez)

Ómicron no cambia el paso. Los alumnos madrileños vuelven este lunes a las aulas tal y como estaba previsto. Lo hacen después de tres semanas de vacaciones con numerosos encuentros sociales. Pero el rechazo a la idea de regresar a la educación a distancia, que protagonizó de la noche a la mañana el último tercio del curso 2019-2020 y mantuvo a los niños y adolescentes españoles seis meses sin poner un pie en clase, se impone a la subida vertical de la incidencia acumulada.

A los colegios e institutos les va a pasar como a tantas empresas. Las bajas laborales de los positivos covid pueden dejar “en cuadro” a la fuerza de trabajo de los centros. Especialmente a los profesores. Desde la Consejería se afirma que hasta que no reabran las puertas este lunes no se sabrá el número de docentes que no podrán acudir al puesto de trabajo. Pero se anuncia la agilización del proceso administrativo para llevar a cabo la sustitución. Los centros comunicarán las bajas a primera hora. Desde el gobierno regional confían en tener el reemplazo cerrado en la misma jornada.

Foto: La ministra de Sanidad, Carolina Darias. (EFE/ Fernando Alvarado)

Enrique Ossorio salió de la sectorial en la que las comunidades se reunieron con los ministerios de Educación y de Sanidad afirmando haber asistido a un “paripé” en el que no se había tomado ninguna decisión. En opinión del consejero de Educación madrileño, la Comunidad se ha adelantado al Gobierno de España estableciendo que los alumnos menores de doce años no tengan que hacer cuarentena si son contacto estrecho. Además, a partir de ahora, las aulas completas solo harán aislamiento generalizado si se producen al menos cinco casos en su seno.

Venían de ser solo dos. Elena Flórez, directora del Colegio Madrid, cree que esta medida aumentará la propagación del virus, especialmente en Infantil, en donde se pueden reunir hasta 25 alumnos sin mascarilla. “Para cuando se notifique el quinto positivo, ya se te ha contagiado todo el aula”, comenta. Es el mayor exponente de la incertidumbre que cree que rodea esta “vuelta al cole” al compás de la variante Ómicron.

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(EFE/Mariscal)

El otro punto que considera de más riesgo es el comedor, al implicar, forzosamente, la retirada de la mascarilla. Tras el primer retorno a las aulas de septiembre de 2020, se estableció que cada mesa siempre estuviera ocupada por los mismos alumnos. Ahora esa herramienta se resentirá, cree Flórez, con la nueva normativa. De momento, el domingo por la tarde tenía a todo su profesorado listo para desempeñar sus funciones. Aunque alguno haya aumentado su preocupación por contraer el virus en estas circunstancias.

“Demasiadas situaciones anómalas han vivido ya nuestros hijos”, defiende Marta

Marta, madre de seis hijos que se reparten entre las aulas de Infantil y Primaria, defiende que el regreso a la normalidad sea total. Considera absurdas medidas como los aislamientos generalizados de una clase por dos positivos. Recuerda como en la última semana antes de las vacaciones apenas quedaban siete alumnos en la clase de unos de sus hijos. El motivo no eran los positivos ni las cuarentenas por contacto, sino la mera psicosis de las familias. “Demasiadas situaciones anómalas han vivido ya nuestros hijos”.

“La forma de aprender no tiene nada que ver”, sostiene Beatriz, madre de dos niñas de seis y tres años. Recuerda del confinamiento de 2020 que, al contrario que en al aula, su hija no puede estar media hora sentada haciendo una tarea. Por no hablar del encaje con el trabajo fuera de casa de los padres. La pediatra le alertaba hace pocos días de la multiplicación de casos de trastornos alimentarios y del sueño en niños que vivieron aquel encierro y que ahora experimentan episodios de depresión infantil.

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(EFE/Fernando Villar)

“Lo mejor para ellos es que todo sea lo más parecido posible a lo de antes”. Súmese a eso las tres semanas de vacaciones. “El único miedo que tengo es el de que no vayan”, cuenta Javier, padre de tres hijos de diez, siete y cuatro años.

Elena, profesora en otro centro madrileño y madre de dos niñas, es una firme defensora de la educación presencial. Guarda el peor de los recuerdos de la experiencia telemática. Tras unas vacaciones “tan extrañas como intensas”, con dos rondas de PCR para los cuatro miembros de su familia, asegura que desde el punto de vista profesional contempla la vuelta a las aulas con las ganas imponiéndose a la incertidumbre.

Tanto la consejería como los docentes consultados insisten en que las mascarillas y la ventilación cruzada han funcionado cerrándole el paso a los contagios. Ventanas y puertas abiertas opuestas o en lados diferentes, para favorecer la circulación del aire. Toca pasar otro invierno con abrigo dentro del aula.

Ómicron no cambia el paso. Los alumnos madrileños vuelven este lunes a las aulas tal y como estaba previsto. Lo hacen después de tres semanas de vacaciones con numerosos encuentros sociales. Pero el rechazo a la idea de regresar a la educación a distancia, que protagonizó de la noche a la mañana el último tercio del curso 2019-2020 y mantuvo a los niños y adolescentes españoles seis meses sin poner un pie en clase, se impone a la subida vertical de la incidencia acumulada.

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